viernes, 17 de diciembre de 2010

NOVENA SINFONÍA "CORAL" // CARMINA BURANA


El último concierto al que he asistido ofrecía una programación interesante, dos obras de gran popularidad con destacada participación de coros y solistas; nada menos que la Sinfonía nº 9 de Beethoven y los Carmina Burana de Carl Orff interpretadas por una orquesta ucraniana y coros de Bielorrusia.
       
La Novena es quizás la sinfonía de Beethoven más famosa y reconocible por el público. Fue estrenada en 1824 y en su época sorprendió por su ultimo movimiento, un inusual final coral basado en la “Oda a la Alegría” de Schiller que desde entonces se ha convertido en símbolo de hermandad y libertad, alcanzando el honor de ser actualmente el himno oficial de la Unión Europea. 
Cuando oyes interpretar esta obra, en mi caso es la tercera  vez, te vienen a la mente palabras como grandiosa, sublime o apoteosis pero sobre todo comprendes lo que significa genialidad, la de un hombre al final de su vida, aquejado por las enfermedades y completamente sordo que es capaz de componer música de una belleza inigualable. El recitativo y los coros de la “Oda a la Alegría” es una de las pocas composiciones musicales que me produce al oírla un escalofrío de emoción.
Y aún así, tengo que reconocer que esta última interpretación de la “Coral” me ha gustado menos que las anteriores. Para empezar, el desarrollo o la ejecución de la melodía era más lento de lo habitual  lo que le restaba energía y brillantez al conjunto de la obra. En cuanto al bajo, el solista mas destacado, era deficitario en volumen de voz y tenía una tesitura más parecida a la de barítono, es decir más aguda, y por eso fracasó en el recitativo inicial de la “Oda a la Alegría”, un solo que sorprende por su tono grave sin apenas acompañamiento musical. A este bajo se le podía aplicar sin duda la primera estrofa de su recitativo “O Freunde, nicht diese Töne!“ (¡Oh amigos, no en esos tonos¡). 
La interpretación correcta es la que sigue:


Oda a la alegria. "O Freunde"

Me gustó bastante más la segunda parte del programa, los  Carmina Burana. El coro tuvo una estupenda actuación, como en la obra anterior, y entre los solistas, la soprano era muy buena. En un momento de su interpretación sostuvo una nota durante tanto tiempo que pensé que estaba al borde de la apnea. El supuesto tenor tenía una clara tesitura de contratenor, es decir la voz masculina mas aguda y parecida a la femenina, típica de los antiguos “castrati“, pero en este caso su actuación fue corta y además no desmejoraba el conjunto.
La obra de Carl Orff fue compuesta en 1936 y se define como cantata escénica porque además de la participación de orquesta, coros, y solistas, puede ser representada en escenas, aunque esto último no suele ser habitual.  Está compuesta por 25 canciones, la mayoría en latín (carmina), seleccionadas de una colección de cantos goliardos, de los siglos XII y XIII, encontrados en la abadía benedictina de Beuern (Bura en latín). Son poemas en los que se exalta el goce de vivir, los placeres carnales y el disfrute de la naturaleza, junto a sátiras contra los poderosos y los eclesiásticos. Los cantos están agrupados en tres bloques dedicados a la primavera, los placeres de la bebida, y los amorosos. El prólogo, repetido al final  es el famoso canto “Fortuna imperatrix mundi” que destaca el papel de la suerte y el destino en la vida humana.
En la obra la participación de la orquesta se reduce al mínimo aunque es destacable la importancia y riqueza de la percusión. La melodía suele ser repetitiva a lo largo de las estrofas de las canciones y destaca el ritmo que da variedad y riqueza al conjunto que adquiere así un aspecto de música elemental y primitiva muy acorde con la ambientación medieval de los cantos.
        Es la primera vez que asisto a la interpretación de los “Carmina Burana” y no me ha decepcionado. Es tan espectacular como esperaba.

Fortuna Imperatix mundi

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