miércoles, 22 de mayo de 2013

EL PERRO DEL HORTELANO. Félix Lope de Vega


En contradicción con mi carácter, que tiende claramente al  orden  y  la regularidad, soy bastante anárquico en la lectura porque a la hora de elegir suelo dejarme llevar por impulsos  caprichosos con poca sistemática en cuanto a preferencias, aunque el estado de ánimo  pueda ser un criterio determinante.  No obstante, en esa elección suelo mostrar  un recurrente y periódico retorno a los clásicos quizás como un inconsciente intento de anclaje a lo estable y seguro frente al imprevisible resultado  de mis compulsivas y caóticas tendencias lectoras.  A esa cíclica propensión  he vuelto con esta obra de teatro que comento hoy.
         Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635) fue el gran renovador del teatro español en el llamado Siglo de Oro de nuestra literatura.  Todo en su biografía y en su obra resulta excesivo. Vivió muchos años para la media de su época,  fue soldado y secretario de nobles, sufrió destierro, se casó dos veces  y tuvo amores estables e ilegítimos con al menos cinco mujeres además de amantes temporales, sus hijos entre legítimos y bastardos fueron muchos. A los 52 años abrazó el sacerdocio  sin renunciar del todo a sus amoríos. Alcanzó fama  y reconocimiento como poeta y dramaturgo recibiendo honores del rey y del papa, pero en los últimos años de su vida tuvo que sufrir la muerte de varios de sus hijos. En cuanto a su obra fue apodado Fenix de los ingenios y Miguel de Cervantes lo llamaba Monstruo de la naturaleza  debido a su ingente producción literaria. Se dice que escribió 1800 obras de teatro, si bien es cierto que sólo una parte de ellas está catalogada y parece  que en aquellos tiempos era escasa la vigencia de los derechos de autor y muchas se le atribuyeron falsamente para sacar provecho de su fama ya que la frase “es de Lope” aseguraba por sí sola el triunfo de una representación.
         El perro del hortelano (1613) es una de sus  piezas teatrales más famosas. El título hace alusión a un conocido refrán castellano “el perro del hortelano ni come ni deja comer”. Está clasificada como una de sus comedias palatinas, aquellas en las que el enredo se desarrolla en ambientes aristocráticos.  En ésta, la condesa Diana  siente celos de su criada Marcela que es pretendida por su secretario Teodoro. Se enamora de éste, o más bien se encapricha  por orgullo y afán de posesión, pero se siente frenada por la diferencia social que los separa. Teodoro por su parte es ambicioso y se deja querer pero teme fracasar en sus aspiraciones. Esto provoca un enredo de la trama que  tiene su desenlace en el tercer acto mediante un recurso narrativo llamado  anagnórisis, en virtud del cual  un personaje descubre de repente datos importantes de su  identidad ocultos hasta ese momento. En nuestro caso, el criado de Teodoro, Tristán, urde una trama engañosa que convierte a su amo en el hijo perdido de un noble, lo cual permite  unir  a los dos amantes al igualar su posición social.
         La comedia abunda en diálogos ingeniosos y pícaros, se recurre a la hipérbole, las comparaciones, y los equívocos como recursos cómicos. También son frecuentes las metáforas y las referencias cultas a la historia y los mitos clásicos. En particular se repiten los de Faetón e Ícaro, personajes que se quemaron por los rayos solares al pretender ascender al cielo y cayeron de nuevo a la tierra, en clara alusión a  la inútil y peligrosa pretensión de ascenso en la escala social.
         Esta obra es también un buen ejemplo de la renovación teatral de Lope de Vega que abandonó las tradicionales  tres unidades del teatro. La unidad de acción se rompe  porque  a la trama principal, los amores de la nobleza, se une una segunda, los líos amorosos de los criados, es decir, no se cuenta una sola historia sino dos y algunas más accesorias. La unidad de espacio también se rompe  porque aunque la acción se desarrolla en Nápoles, son varios los lugares de la misma, el palacio de Diana, la taberna, o los jardines del palacio del conde Ludovico, y finalmente la unidad de tiempo es bastante imprecisa. Tampoco se respeta una cuarte unidad de tema porque se alternan las situaciones trágicas con las cómicas. El verdadero tema de fondo es el conflicto entre el amor y el honor pero los personajes  están tratados de forma original porque lejos de ser espejo de virtudes morales que finalmente triunfan, en esta ocasión destacan más bien por sus defectos. Diana es  efectivamente caprichosa, celosa y abusa de su poder. En cuanto a Teodoro, llevado de su ambición de ascenso social  no duda en abandonar a Marcela  que es la única que parece realmente enamorada. En cuanto a la feliz solución final  se llega mediante un engaño.  En  la estructura  también aparecen aquí muchas de las innovaciones  de  Lope que era partidario de utilizar  distintos tipos de estrofas y metros según cada situación  o escena de la trama argumental.  Así en esta comedia alternan cuartetos o redondillas, décimas, octavas, sonetos y romances, y en la métrica  se mezclan endecasílabos y octosílabos.
         No es pertinente prolongar este comentario con un análisis más profundo de la obra. Sí quiero destacar  la presencia en el texto de algunos términos castellanos ya en desuso, tales como alboroque o arcaduz, de clara inspiración etimológica árabe.  Particularmente me  ha llamado la atención la utilización para el queso del antiguo término formache  que deriva de la misma raíz latina que sus equivalentes en catalán, francés, e italiano (formatge, fromage, formaggio).
         

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