miércoles, 1 de mayo de 2013

LA CRUZADA DE LOS NIÑOS. CORAZÓN DOBLE. Marcel Schwob























                           A propósito de estas lecturas diré que estamos ante un autor escasamente conocido en España. Su producción literaria ha sido poco traducida y editada en nuestro país y tampoco suele aparecer en los listados de clásicos franceses. Yo tuve la suerte de encontrar hace años, por casualidad, una de sus colecciones de cuentos, la titulada El rey de la máscara de oro (1892) y me gustó tanto que me interesé por su obra y leí a continuación Vidas imaginarias (1896) otra estupenda colección de relatos cortos basados en personajes históricos cuyas biografías, tratadas por la desbordante imaginación del escritor, resultan una mezcla de fantasía y realidad tan sabiamente administrada que el personaje literario recreado es tan verosímil como el real. 
          Marcel Schwob (1867-1905) fue un escritor francés, de origen judío, que en su corta vida tuvo tiempo suficiente para consolidar una obra singular y difícil de clasificar aunque la crítica lo considera próximo al movimiento simbolista que inició una serie de vanguardias literarias surgidas en Francia a finales del XIX como reacción al realismo. Escribió obras muy dispares pero destaca claramente como escritor de relatos breves y en este género no tiene nada que envidiar al gran maestro Edgar A. Poe. En sus cuentos combina erudición, experiencias propias, y una gran sensibilidad literaria. Escritos en una prosa casi poética, la estética simbolista es fácilmente detectable en ellos por el frecuente recurso a la metáfora y al mito como medios para la representación analógica de la realidad. También es patente en sus relatos una clara intención estética y el gusto por lo exotérico y las experiencias sensitivas extremas que inducen las drogas (el opio por aquél entonces), además de otros aspectos que definen a varios movimientos integrados en aquellas vanguardias literarias, parnasianismo, decadentismo, o modernismo, por citar algunos.
              La cruzada de los niños (1896)  es un  relato que por su duración puede ser clasificado como novela corta. Narra una leyenda medieval  que se configuró como tal a partir de hechos  reales, parciales, y no totalmente coincidentes en el tiempo. Parece que a principios del  siglo XIII dos niños, uno alemán y otro francés,  tuvieron visiones divinas que les incitaban a un viaje a Tierra Santa  para recuperarla de forma pacífica y convertir  a los musulmanes. Consiguieron  reunir a una multitud de niños peregrinos que viajaron de forma separada. La columna francesa llegó a Niza donde consiguieron embarcar aunque muchos barcos naufragaron y los supervivientes fueron vendidos como esclavos en El Cairo. La columna alemana fue mermada por la peste durante el camino y terminó desecha.  Según se dice parte de esta leyenda  sobrevive en el conocido cuento infantil El flautista de Hamelin.  Schwob  nos cuenta esta historia legendaria  recogiendo el testimonio de supuestos testigos de la misma; un goliardo, un leproso, un clérigo, un musulmán, el papa, tres de los niños, que en sus respectivos monólogos, y con su propio argot o forma particular de hablar,  nos ofrecen su visión personal de la historia.
         Corazón doble (1891) es una colección de algo más de treinta relatos que por su estética  recuerdan bastante  a  los  Cuentos crueles de Villiers de L'Isle-Adam, otro genuino representante del simbolismo.  Marcel  Schwob  despliega en ellos  toda su riqueza narrativa.  Están ambientados en distintas  épocas y la temática es muy variada  pero en base a estos dos parámetros podemos distinguir distintos grupos; cuentos de ambiente grecolatino como  Las estrigas o Cosecha sabina; relatos relacionados con espiritismo, visiones espectrales y extraños fenómenos de desdoblamiento; los basados en personajes literarios reales como Dante Gabriel Rossetti, Thomas de Quincey o Mark Twain; los ambientados en la guerra  fraco-prusiana y en el mundo rural  bretón;  los cuentos cómicos; y una serie que podemos definir como el bandolerismo francés a lo largo de los siglos. 
         El amor y la muerte es el tema que subyace en muchos de estos relatos en los que hasta el realismo más crudo de algunas historias es matizado por alucinaciones, fantasmagorías apenas insinuadas, y fenómenos paranormales, que las sumergen en un mundo onírico y  fabuloso, quedando así envueltas en un halo de misterio que las transforma hasta hacer especial lo vulgar y cotidiano. Puedo destacar entre  los cuentos algunos como Las estrigas, El zueco, Aracné o Los sin cara, pero casi todos  son de una gran calidad. 
       Terminaré señalando la influencia de Marcel Schwob en escritores posteriores como André  Gide o William Faulkner, reconocida por la crítica. Jorge Luis Borges escribió  que  Vidas imaginarias  fue el punto de partida de su narrativa ya que  lo tomó como modelo para su Historia universal de la infamia. Creo que son razones suficientes para intentar rescatar del olvido al escritor francés con esta modesta reseña.     
         


        
      

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