sábado, 24 de septiembre de 2016

CARMINA BURANA. Carl Orff

Este año, el XVII Festival de Otoño de Jaén ha tenido una estupenda inauguración. Nada menos que los Carmina Burana, del compositor  alemán Carl Orff, una de las piezas más conocida y popular de la música clásica moderna. Que yo recuerde, es la primera vez que se interpreta en nuestra ciudad y el escenario  fue el más acorde posible para ambientar estos cantos de los goliardos medievales, la Plaza de Santa María con la Catedral como telón de fondo.
            En esta cantata escénica,  que fue compuesta para solistas, coros y orquesta, todo es espectacular, tanto la brillante polifonía coral como una original orquestación en la que predomina el ritmo más que la melodía, con una papel destacado del metal y la percusión. La obra está integrada por 24 cantos, la mayoría en latín, agrupados en tres partes, precedidas por el apoteósico Fortuna Imperatrix Mundi  con el que también finaliza la obra.
          Para esta ocasión se ha conseguido reunir un numeroso coro  integrado por varias agrupaciones, la Cantoría de Jaén, la Coral Aída, el Orfeón Santo Reino, y el Coro de la Orquesta Sinfónica del Festival de Otoño de Jaén, y un conjunto instrumental integrado por 70 músicos que se presentaba en esta obra. La ejecución musical  me pareció magnífica en todos los aspectos, y con el tempo adecuado al ritmo trepidante que exige la interpretación de muchas de las escenas. La parte coral también fue espectacular por el número de voces y la conjunción de las mismas. Los tres solistas, tenor, soprano y barítono resultaron excelentes. Naturalmente, por tener mayor protagonismo en los cantos, destacaron los dos últimos. En particular el barítono integró canto y escenificación en alguna escena de la II parte, titulada In Taberna, representando a un monje borracho.
          Como la interpretación se daba en espacio abierto fue necesario la instalación de micrófonos y ese precisamente fue el talón de Aquiles del espectáculo, con alguna que otra reverberación. En particular la notable actuación del tenor  resultó dañada por altibajos de sonido.
          De cualquier forma quiero destacar que la ejecución de una obra musical tan exigente en voces y orquestación como ésta, demuestra la madurez alcanzada por las agrupaciones corales y las orquestas de nuestra ciudad y provincia. Día a día las he visto crecer, creando afición y cantera  de músicos y cantantes, mientras asumen en cada ocasión mayores retos musicales.
          Espero que podamos disfrutar en un futuro, no demasiado lejano, de una nueva interpretación de los Carmina Burana, a ser posible en local cerrado. Sin duda mermaría la ambientación pero ganaría en sonoridad natural.


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