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miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL TERCER REICH. Roberto Bolaño


Se trata de la novela póstuma de un escritor de fama póstuma. Roberto Bolaño (1953-2003) fue un poeta y novelista chileno educado literariamente en el exilio, primero en México y después en España, concretamente en Cataluña. Muerto prematuramente, fue uno de los representantes del “infrarrealismo”, un movimiento de vanguardia literaria muy crítica con la anterior generación de autores latinoamericanos consagrados oficialmente, los representantes del llamado “realismo fantástico”. Escritor controvertido, rebelde e hipercrítico, alcanzó el éxito tras su muerte, de forma paradójica en el mercado norteamericano cuando su obra fue traducida al inglés, y actualmente es uno de los autores de moda.

“El Tercer Reich” es una de esas obras difíciles de comentar porque la tentación de ser demasiado descriptivo puede arruinar la novela a futuros posibles lectores, algo que sería imperdonable porque se trata de una narración que mantiene un interés “in crescendo” hasta su desenlace.
        El relato resalta lo inquietante que puede ser la realidad, lo aparentemente cotidiano y rutinario cuando se impregna de un halo de misterio. Nada más  rutinario y apacible que unas vacaciones de verano en la Costa Brava que el protagonista, un joven experto en “wargames”, nos cuenta escribiendo un diario. Pronto se verá rodeado de personajes, misteriosos unos, inquietantes e incluso siniestros otros. Todo contribuye a enrarecer el ambiente que se torna obsesivo y mantiene en el lector una sensación de peligro indefinido que puede avocar a un desenlace fatal en cualquier momento.
En su conjunto creo que el relato explora lo imprecisa y borrosa que puede llegar a ser la frontera entre realidad y fantasía. En mi opinión es una obra interesante con bastantes aspectos originales en su desarrollo argumental.
Por cierto, el diseño de la cubierta del libro simboliza a la perfección mucho de lo que se ha comentado. La imagen de serenidad y normalidad representada por la bañista tomando el sol atravesada por la sombra que provoca la inquietud por lo desconocido, por una realidad revelada a medias.

sábado, 20 de noviembre de 2010

LA VIDA BREVE / CAVALLERIA RUSTICANA


De nuevo ópera en nuestra ciudad, con una programación doble; “La vida breve” de Manuel de Falla y “Cavalleria rusticana” de Pietro Mascagni, interpretadas por una compañía española, los Coros y Ballet Ópera 2001, junto a la orquesta búlgara de Pleven.
Me parecer acertado el  haber reunido las dos obras en una sesión única porque coinciden en algunos aspectos y ofrecen así un conjunto armónico. Ambas son de corta duración, en uno o dos actos, lo cual facilita el asociarlas y cierta economía de medios en la representación escenográfica. Escritas entre finales del XIX y principios del XX, la acción se desarrolla en esa misma época, ambas son de un genuino ambiente castizo, localizadas en el Albaicín granadino la primera y en la Sicilia rural la segunda. Las dos son dramas de amor y en las dos tienen un papel destacado los coros y la danza como elementos asociados al canto.

        “La vida breve” nos muestra el amor entre una gitana y un señorito “granaino” traicionado por este último cuando la abandona y se casa con una mujer de su clase. Durante toda la obra se repite el estribillo de un canto de los herreros del barrio gitano: “¡¡Malhaya quien nace yunque, en vez de nacer martillo¡¡”, una frase de clara resonancia social aplicada aquí al amor imposible entre amantes de distinta posición social, cultural y económica. Pero a pesar de su influencia romántica, la obra me parece algo fría y académica porque la acción resulta una perfecta excusa para mostrarnos el tipismo del lugar. Por eso lo más destacable de esta ópera son sus coros y sobre todo sus números de danza entre las que sobresale  alguna, como la nº 1, muy reconocible por todos. Lo menos bueno, los personajes que en mi opinión tienen poca fuerza pasional. La gitana Salud (soprano) es más sufridora que apasionada en su amor y su novio Paco (tenor), marcado por el engaño, parece más un rufián que un buen amante.

    



 La vida breve. Danza nº1



        


         En cambio la segunda obra, “Cavalleria rusticana” es de todo menos fría. La típica ópera italiana, drama con tintes de tragedia griega, de personajes afectados por fuertes sentimientos. En ella hay de todo, amor apasionado y amor  despechado, celos, traición, honor ultrajado, venganza y hasta sacrificio generoso. Abundan aquí más las arias y los dúos entre la pareja principal Santuzza (soprano) y Turiddu (tenor) aunque también destacan los coros, en particular el “Regina coeli laetare” y un delicioso intermezzo musical próximo al desenlace del drama.
En fin, una estupenda noche de ópera. 
Cavalleria rusticana. Intermezzo

Cavalleria rusticana. Regina coeli laetere

Cavalleria rusticana. Addio alla Madre

domingo, 14 de noviembre de 2010

LA RED SOCIAL. David Fincher


“La Red social” ha sido considerada por la crítica una de las mejores películas de este año 2010. En mi opinión lo más destacable  es su excelente guión, adaptado de  una novela de Ben Mezrich sobre Mark Zuckerberg, el creador de la red “Facebook”.

No pretendo aquí hacer una sinopsis de la trama argumental sino comentar algunos aspectos destacables de la misma. Mark Zuckerberg, es la representación iconográfica, la imagen del triunfador, entendido al modo norteamericano como “self made man”, hombre hecho a sí mismo que por su inteligencia, esfuerzo, y voluntad, crea un imperio económico y alcanza el máximo reconocimiento social. Es en fin el escalón más alto que se puede alcanzar en  la llamada “american way of life”, exponente de la igualdad de oportunidades que en teoría ofrece la democracia americana.
Pero esta imagen del triunfo se ha actualizado y ahora vivimos en un mundo más acelerado, por eso el triunfador lo es cada vez más joven y el éxito no llega como resultado del esfuerzo de toda una vida sino gracias a ideas geniales o aptitudes físicas excepcionales, caso de los deportistas de élite. Un éxito prematuro que a veces es mal asimilado por adolescentes inteligentes hasta la genialidad pero inmaduros en el plano emocional. Así, en el camino hacia el triunfo van quedando al margen afectos y amistades traicionadas por la idea obsesiva de poder  que, una vez alcanzado deja un resabio amargo porque no todo se puede conseguir.

El segundo aspecto a destacar en este guión es la importancia creciente de las nuevas modalidades de comunicación propiciadas por Internet. El papel de la prensa como creadora de opinión se ha visto superada por estas redes que además pueden provocar la movilización social. Hasta ahora hemos visto como  mediante las mismas se puede convocar a los jóvenes para una “macrofiesta” o una concentración de protesta. Sólo el tiempo nos dirá si la movilización puede llegar a extremos revolucionarios y sin fronteras.   

viernes, 5 de noviembre de 2010

AKHENATÓN. Naguib Mahfuz


No me parece una de las mejores obras de este escritor egipcio, Premio Nobel de 1988. Se trata de una novela histórica centrada en la figura de Amenhotep IV (1353-1336 a.C.), faraón de la XVIII dinastía que cambió su nombre por el de Akhenatón  y protagonizó la primera revolución o reforma religiosa de la historia.

       Hasta no hace mucho, los historiadores occidentales, quizás influidos por el cristianismo, vieron con simpatía la religión egipcia  de Atón (el disco solar)  al considerarla como la primera visión monoteísta de Dios en un mundo antiguo dominado por el politeísmo.
En la actualidad está aceptado que se trató más bien de una reforma de carácter político destinada a limitar  el poder de la casta sacerdotal del dios tebano Amón. El padre de Akenatón, Amenhotep III, fue el primero en dictar leyes y medidas para limitar dicho poder pero fue su hijo, al que se atribuye un carácter de iluminado, el que materializó la revolución amarniana impregnada de pacifismo y tan conceptual que eliminaba las tradicionales representaciones antropomorfas del nuevo dios, algo que no casaba bien con la mentalidad egipcia y que a la larga la llevó al fracaso. En este ambiente de misticismo y deseos de paz universal, Ahenatón y su esposa, la famosa Nefertiti, se proclamaron únicos intermediarios entre el dios Atón y sus seguidores, al tiempo que fundaron una nueva capital llamada Aketatón (Tell-Amarna). Con estas dos medidas eliminaban de golpe el poder de los sacerdotes y acabaron con  la hegemonía tebana convirtiendo así a la nueva religión en instrumento de revolución política, aunque de hecho el politeísmo no fue proscrito, sólo  convirtieron el culto solar en la religión estatal.

La novela de Naguib Mahfuz aborda este conocido episodio del Antiguo Egipto dándole un enfoque relativamente original en el que los personajes históricos que rodearon al faraón, la reina madre Tiy, su maestro Ay, el general Horenheb o su esposa Nefertiti, entre otros, opinan sobre Akhenatón según su visión de los hechos y bajo la óptica de sus propios intereses particulares. Pero a pesar de todo la resultante es una narración algo monótona en la que el escritor egipcio sacrifica los que son algunos de sus principales valores literarios, su gusto por la leyenda y los cuentos populares, todo en aras de un afán de objetividad a la que no está obligada la novela histórica. En resumen, como historia no aporta nada y como relato pierde el misterio, el  romanticismo y la chispa a la que nos tenía acostumbrado este escritor en sus otras novelas ambientadas en el antiguo Egipto.