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sábado, 31 de julio de 2010

CELDA 211. Daniel Monzón


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Con la palabra inglesa “thriller” se define actualmente el género literario, y especialmente el cinematográfico, de acción trepidante que provoca expectación y ansiedad en el lector o espectador durante el desarrollo de la misma. Personalmente prefiero utilizar el galicismo “suspense”, por su mejor sonoridad, por estar incorporado de hecho al castellano, y por contrarrestar la creciente contaminación anglosajona de nuestro leguaje habitual.
Una vez hecha esta aclaración, quizás innecesaria o no compartida, debo decir que “Celda 211” me parece una de las mejores películas de suspense del cine español, un género poco habitual en el mismo. En efecto, cuando a los pocos minutos de comenzada la acción explota el motín carcelario en toda su crudeza y brutalidad lo primero que pensé es que resultaría imposible mantener semejante intensidad y expectación durante todo el metraje de la película y que, tarde o temprano, la acción decaería. Me equivoqué porque la trama argumental mantiene en todo momento tal grado de “suspense” que provoca niveles de ansiedad y verdadera angustia que te mantienen la musculatura tensa y las manos aferradas al brazo del sillón.
La interpretación de Luis Tosar en el personaje de Malamadre resulta casi magistral, destacada sobre las estupendas del resto de los actores del reparto, y es merecedora sin duda del premio Goya del 2009.
De la obra se puede extraer incluso una lección moral, o más bien una “moraleja” si es que queremos rebajar en algo la profundidad ética de dicha lección. Y es que el ser humano es capaz de defender ciertos principios básicos de justicia y solidaridad incluso en un ambiente tan hostil, violento y degradado como es el de la prisión.
En resumen, una buena película, un drama carcelario bastante original en el cine español, con magnifica interpretación y alto grado de suspense.

viernes, 16 de julio de 2010

EL LORO DE FLAUBERT. Julian Barnes

Es la segunda obra que leo de esta autor, considerado por la crítica como postmodernista aunque reconozco que no entiendo del todo el significado de este término y el movimiento literario que describe. Si puedo reconocerlo como un escritor ciertamente original en el que destaca su capacidad crítica y la ironía típica del mejor humor inglés. “El loro de Flaubert” (1986) fue su primer éxito editorial pero yo leí primero el segundo, “Una historia del mundo en diez capítulos y medio”.
Centrándonos en esta obra hay que destacar en primer lugar su originalidad, ya que está a medio camino entre la novela, la biografía y el ensayo. Barnes se muestra como profundo conocedor de la obra de Flaubert con el cual comparte algunos rasgos comunes como la ironía y el desprecio por la crítica literaria. Flaubert también fue un escritor original que en su momento representó la transición entre el romanticismo y el realismo. Barnes nos introduce no sólo en su obra sino en su carácter, sus virtudes y sus contradicciones personales. De esta forma conocemos al burgués conservador que sin embargo odiaba a la burguesía, su carácter neurótico y solitario, su misantropía, su opción por la verdad por desagradable y cruel que sea, y su obsesión por la perfección formal y estilística en sus obras.
De Flaubert he leído bastante. “Salambó” representa para mí la estética y la perfección del estilo. Sus notas del “Viaje a Oriente” reflejan a Flaubert como persona, con todos sus claroscuros y contradicciones. En sus “Tres cuentos”,una de sus últimas obras, se aprecia bien esa mezcla de elementos románticos y el estilo realista. Tengo en mi biblioteca su principal obra “Madame Bovary” aunque esta no he podido leerla aún. Me queda sólo por señalar que esta novela de Barnes es de lectura interesante y amena aún si no se conoce nada de la obra y vida de Flaubert, pero quién la conoce, al menos parcialmente, se siente además cómplice y partícipe de las opiniones del autor y puede percibir mucho mejor los matices y originalidad del relato.