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viernes, 7 de enero de 2011

BALADA TRISTE DE TROMPETA. Álex de la Iglesia


Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios….

Campos de Castilla. Antonio Machado

 Hace menos de un mes del estreno de “Balada triste de trompeta” y ya se ha convertido en motivo de polémica. Una parte de la crítica la alaba como obra magistral de belleza atractiva y destaca su ritmo vertiginoso o las imágenes impactantes e imprevisibles, mientras que otro sector de la misma la califica de histriónica sucesión de cuadros enloquecidos sin un auténtico desarrollo narrativo. Parece que el público también está dividido y parte de los espectadores quedan impresionados por los aspectos estéticos antes mencionados pero dicen no entenderla.
En cuanto a esto último tengo que decir que la película es muy clara en su desarrollo argumental, sólo hay que manejar unas pocas claves para desvelarla, para poder y querer entender.
        El argumento es simple, un triángulo amoroso en el que dos payasos luchan por el amor de una trapecista. La historia se desarrolla entre 1937 y 1973, dos fechas que encierran un simbolismo numérico, principio y final de un ciclo histórico, el  franquismo. Y es este marco histórico el que nos sirve de puerta que tenemos que atravesar para pasar desde el plano argumental a otro plano, el alegórico. En esta segunda lectura, los personajes adquieren su definición simbólica, y nada de sus rasgos nos resulta ya casual. El payaso triste y el tonto, la trapecista, los niños, son alegorías y al comprenderlas adquiere sentido la sucesión de escenas y junto a lo que es manifiesto (barbarie de la guerra, Valle de los Caídos) se nos desvelan otros aspectos más sutiles; el miedo, la humillación, la resistencia, la venganza etc. El director y guionista entona así  su particular balada triste…”por un pasado que murió” sin aparentes heridas, cauterizadas, suturadas y cicatrizadas durante la Transición. Un pasado que algunos no entienden porque no lo vivieron ni se lo contaron, y otros no quieren entender.
        Por cierto, los créditos iniciales son en sí mismos una auténtica declaración de intenciones de lo que será la película. Con fondo de tambores militares de Semana Santa se presenta una sucesión de fotogramas del franquismo que alternan escenas dramáticas con otras castizas y folclóricas, personajes políticos y de la farándula. Se trata pues de una comedia dramática. Se intercala, de forma casi subliminal, una foto del film de los 80 “Holocausto caníbal” y esto, junto a las risas infantiles de fondo a los patrocinios oficiales, parece sugerir que tiene además tintes de horror y  cómicos. La película es todo eso y mucho más.  Un producto típico, quizás la mejor de Álex de la Iglesia, un director con gustos estéticos que tienden a lo surrealista, a los fuertes contrastes, y al esperpento.
Conviene leer el  blog del propio director sobre el film, en él se esboza el proceso que le llevó a escribir el guión, la elección de  los personajes, y nos muestra sutilmente algunas de sus motivaciones.
       
En resumen  “Balada triste de trompeta” es una película de acción trepidante, original en su planteamiento, y también una metáfora visual. Podrá gustar o no pero es muy clara porque no oculta nada, quiera o no quiera verse.

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