Estupenda
novela de Joseph Conrad, con todos
los ingredientes habituales en la obra de este autor; aventura, intriga y, en
esta ocasión, un magnifico retrato de
los caracteres y las pasiones de los distintos personajes.
Como en
tantas otras de sus narraciones, el mundo marinero de la navegación a vela y
vapor de finales del siglo XIX forma
parte de la acción, pero esta vez la aventura no es marina sino que está ambientada en tierra, concretamente en un supuesto país suramericano en la transición entre los siglos XIX al XX. No se trata de una
novela histórica pero Conrad se inspiró sin duda, cuando la escribió en
1904, en la secesión e independencia de Panamá de Colombia ocurrida en 1903.
Cada uno de los personajes es representativo de los grupos sociales o políticos
que participaron en la misma; la vieja aristocracia criolla indolente,
retórica, supuestamente liberal ; los indígenas serviles, incultos y
explotados; los europeos escindidos en dos grupos, los primeros emigrantes de
origen anglosajón, enriquecidos y ya naturales del país, ligados a la
aristocracia por nacimiento y a los norteamericanos por intereses económicos (ferrocarril, navieras),
y una segunda emigración reciente de italianos y otros europeos que formaron la
incipiente clase obrera industrial.
El autor dibuja un estupendo cuadro
de la sociedad latinoamericana
decimonónica, con sus ingredientes de corrupción política, patrioterismo
retórico y vacío, frecuentes y crueles asonadas lideradas por generales
mestizos, una aristocracia criolla insostenible en sus privilegios, indigenismo
explotado e intereses económicos
extranjeros que se imponen bajo banderas ideológicas tales como modernidad,
desarrollo y democracia pero que suponen, al fin y a la postre, un nuevo y
moderno tipo de colonialismo económico.
Todo
lo antes dicho no debe llevarnos a engaño. La narración es ante todo de acción
y el personaje principal, Nostromo,
con su fuerza y tenacidad, recuerda todas las virtudes viriles de los héroes épicos
y románticos. La novela es pues esencialmente una novela de aventuras que, a
pesar de su extensión, mantiene vivo en todo momento el interés y la
expectación del lector, pero Conrad la enriquece de tal forma que resulta además
ilustrativa de los caracteres, las pasiones y los valores éticos que forman
parte de los grandes dramas humanos, así como un completo retrato de época.
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