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domingo, 17 de febrero de 2013

V DE VENDETTA. Alan Moore y David Lloyd


V de vendetta es ya un clásico del cómic. Fue publicado a principios de los años 80 integrando una serie de diez revistas que después fueron recopiladas y editadas  como novela gráfica. Tanto el guionista como el dibujante son británicos. El primero, Alan Moore, es un escritor curioso por su actitud misantrópica y tendencia a lo caótico, simpatizante político con el anarquismo, se hizo famoso desde joven como guionista de este trabajo, que él considera como obra de juventud, y muchos otros muy conocidos entre los que citaremos Wachtmen. Por ellos ha sido reconocido mundialmente  como innovador en las técnicas narrativas del cómic. En cuanto al dibujante, David Lloyd, se dio a conocer con esta obra en la que muestra un gran  dominio del claroscuro y la técnica del zoom, ambas de clara inspiración cinematográfica. Para intentar reforzar esta impresión recomendó a Moore que evitara en lo posible las leyendas, los efectos de sonido, y los globos de pensamiento. En base a esto, era previsible que en 2006 se produjera la película del mismo título dirigida por el australiano James McTeigue, que como suele suceder ha suscitado división de opiniones entre los lectores del cómic. En mi caso particular creo que la novela gráfica supera con mucho al filme que es mediocre y desvirtúa el guión original en muchos aspectos. En eso coincido con el escritor que según parece no quedó muy satisfecho. En cambio Lloyd ha sido un firme defensor de la adaptación.
La trama argumental de V de vendetta se puede considerar como una distopía, un concepto tomado del inglés que designa lo contrario de una utopía, es decir, una sociedad ficticia e indeseable en sí misma. En este caso el guionista situó la acción en un futuro distópico que ya es pasado porque se desarrolla en Inglaterra y en la década de los 90 del siglo XX, tras una guerra nuclear parcial cuya consecuencia es la instauración de un régimen político neofascista. El protagonista principal es “V”, el héroe que se rebela contra el gobierno totalitario y protege su anonimato bajo una máscara y disfraz de Guy Fawkes, un católico inglés que en 1605 participó en la conspiración de la pólvora que pretendía derrocar al rey Jacobo I; intentó volar el Parlamento pero fue detenido y ejecutado antes de llevar a cabo su plan. La letra V tiene un doble sentido en este personaje marcado psicológicamente por su pasado; venganza sobre los que lo sometieron a tortura en un antiguo campo de concentración, pero también victoria final sobre el totalitarismo mediante provocación terrorista del caos y la anarquía de la que pretende que surja un nuevo régimen político de libertad y paz.
Se ha dicho que en la obra subyace una velada crítica a la política de  Margaret Thatcher durante los 80. No podría asegurar en que medida el conservadurismo de la premier británica condicionó o inspiró el guión, pero si encuentro dos claras inspiraciones literarias. De una parte, la estética del personaje recuerda mucho al Fantasma de la Ópera de Gastón Leroux. En cuanto al trasfondo político tiene importantes similitudes con “1984” la novela de George Orwell, que es también una distopía totalitaria aunque la intención del escritor fuera en este caso una crítica del estalinismo comunista.
Quiero destacar un detalle curioso de esta novela gráfica. Aunque la acción trascurre a finales de los años 90, los personajes visten a la moda de los 50 y la estética de los objetos, los edificios. y los decorados, son de esos años. Un anacronismo que parece intencionado, quizás un guiño nostálgico en relación a las lecturas infantiles de cómic ya a que, tanto el guionista como el dibujante, nacieron en esa década. Y por último señalar que la máscara de V ha trascendido al personaje y se ha popularizado actualmente entre los miembros del movimiento conocido como "15M" y creo que no sólo con intención de anonimato frente a las cámaras de vídeo de la calle, que nos traen a la mente de nuevo el "gran hermano" de Orwell, sino por lo que tiene de símbolo de rebeldía ácrata frete a los abusos de poder de un sistema económico y político, en una sociedad en crisis con claros aspectos distópicos, no por ficticios sino por indeseables. 

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