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miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL EXTRANJERO. Albert Camus

Este mes de noviembre se cumple el centenario del nacimiento de Albert Camus, filósofo y escritor francés que fue referente intelectual de varias generaciones de europeos durante la década de los 60 y 70 del pasado siglo. Con tal motivo se han prodigado estos días los artículos de prensa que analizan los aspectos más destacados de su obra literaria, su personalidad política, o los elementos más originales de sus concepciones filosóficas. A la efeméride se ha sumado también uno de mis clubs de lectura  promoviendo la de sus dos novelas más representativas, La peste y El extranjero, y esta última me da ahora ocasión para el comentario.
         Albert Camus (1913-1960) tuvo una vida corta pero intensa y polifacética. Fue filósofo por formación y vocación, el periodismo comprometido fue su trabajo y una de su formas de expresión, participó en la resistencia contra los alemanes, político por convicción pero nunca constreñido a las directrices de partido. A menudo nadó contra corriente, así cuando abandonó su militancia comunista, o en su posicionamiento y declaraciones sobre la cruel guerra de Argelia. Su filosofía se tildó de esteticista y los analistas posteriores mantienen una permanente controversia sobre su figura; dicen unos que fue un filósofo que utilizaba la narrativa y el teatro como forma de expresión, y otros lo vieron como un escritor con pretensiones filosóficas. Pero todos coinciden en reconocerle una enorme talla humana y moral, un tenaz individualismo, y su valiente compromiso con la libertad que le llevó a rechazar cualquier forma de autoritarismo político o ideológico. Aunque su humanismo y autoridad intelectual le fue reconocida en vida con la concesión del Nobel de Literatura, su muerte lo introdujo en la esfera de lo mítico gracias a esa virtud que tiene, cuando es prematura y trágica, para fijar  los hechos y las ideas de los hombres en una especie de fama perpetua que nos hace sentirlas contemporáneas, incontestables por ausencia, y de alguna forma liberadas del efecto erosivo del tiempo en la vida humana. Algo así como el mito del héroe siempre joven que tuvo su origen en Aquiles y del cual participaron muchos, desde Alejandro  hasta John Lennon
         El extranjero (1942) fue la primera novela de Camus.  Cuenta la historia de Meursault, un personaje extraño (otra de las acepciones de étranger) o indiferente a la realidad y a la sociedad que le rodea, a la que no comprende ni es comprendido por ella. Tan insensible a todos y a todo que su actitud, de entrada, nos resulta provocadora y rayana en lo psicopatológico. Conforme avanza la lectura comprendemos que estamos ante un prototipo llevado al extremo, un antihéroe que simboliza la angustia vital, la soledad esencial del ser humano, lo absurdo de buscar finalidad o destino a su existencia, en suma, un compendio de las ideas filosóficas del autor. El crimen, sin lógica ni razón, que comete  el protagonista al final de la primera parte constituye un punto de inflexión en el desarrollo argumental. Del estupor que nos produce el sin sentido del personaje, pasamos al asombro ante los elementos absurdos que se ponen de manifiesto en el proceso  de Meursault.  Su condena, que parece merecida  bajo la óptica de la moral natural o religiosa, viene a la postre a resultar absurda e injustificada por estar más fundamentada en la insensibilidad y ateísmo del asesino que en el propio crimen. Al final la muerte aceptada por el protagonista  es lo que, de forma paradójica, da sentido a su existencia.
         El relato es de corta duración y está escrito en un estilo claro, preciso, y austero. En la primera parte el ambiente es plano y un tanto agobiante, destinado a resaltar la insensibilidad del protagonista. En la segunda son las reflexiones del mismo, en torno al proceso y  ejecución de la pena, las que le dan profundidad psicológica y de alguna forma lo redimen.
         Se trata en suma de una estupenda novela filosófica. Su simplicidad es sólo aparente si valoramos superficialmente la trama argumental, y la abundancia en matices la hacen compleja y difícil de  analizar. Resulta en cambio muy adecuada para comentar en los foros de lectura por la controversia que promueve y porque un enfoque múltiple de la misma  sin duda contribuye a enriquecer nuestra propia  opinión. 

                   

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