Este año,
el ciclo de conferencias titulado Los Jueves en la Catedral se ha clausurado
con un concierto a cargo del Dúo
Naptha. Está integrado por dos jóvenes músicos jiennenses, Juan
Aguilera Cerezo (violonchelo) y Javier Gregori Arriaza (violín),
ambos creo que iniciaron sus estudios en Jaén, los ampliaron con los mejores
maestros de sus respectivos instrumentos, y actualmente son profesores en conservatorios
andaluces.
Me
llamó la atención el recital porque me parecía que este tipo de agrupación dual
no es muy frecuente entre los conjuntos de música de cámara, casi siempre
integrados por cuatro o más músicos. De otra parte, tampoco creo que abunden
las composiciones para un instrumento sólo, o para dos, precisamente las que
aparecían en el programa. Quizás por eso, además de especializarse en la
interpretación de estas obras, el grupo ha ampliado su repertorio con la
transcripción de otras compuestas para instrumentos diferentes, en una
meritoria e innovadora tarea de documentación e investigación.
La
segunda parte del programa estuvo integrada por dos composiciones para dúo. La
primera fueron las Invenciones a dos voces
nº 1, 13, 4 y 8, o mejor dicho, una transcripción para violín y
violonchelo de estas piezas que fueron compuestas por Bach para clavecín
con fines didácticos igual que las anteriores. En ellas se puso de manifiesto
la potencialidad del dúo cuando los dos instrumentos, en plano de igualdad,
establecieron un diálogo armónico poniendo en juego los recursos polifónicos
que introdujo el barroco mediante la técnica de la fuga y el contrapunto.
De ahí se pasó al clasicismo más puro con el Dúo para violín y violonchelo
en son mayor, K.432 de W.A.Mozart, otra transcripción de la pieza
original, compuesta para violín y viola por el compositor de Salzburgo.
La
interpretación de ambos músicos fue muy aplaudida por el público que, más o
menos entendido, supo valorar la aparente dificultad técnica de unas obras poco
conocidas y la maestría de los ejecutantes. En el bis interpretaron unas
Variaciones, no entendí bien sí de G.F Haendel o de Brahms
sobre un tema de Haendel. En cualquier caso una pieza de estilo barroco
que consistía en la repetición de un mismo tema melódico con variaciones en el tempo
o en la propia melodía, con un florido diálogo de los dos instrumentos que
alternaron pasajes de cuerda frotada con otros de cuerda pulsada, ideal para el
lucimiento de los músicos. En fin, una interesante velada musical y el
descubrimiento de unos intérpretes con un prometedor futuro.
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