Este año,
el XVII Festival de Otoño de Jaén ha tenido una estupenda inauguración.
Nada menos que los Carmina Burana,
del compositor alemán Carl Orff, una de las piezas más
conocida y popular de la música clásica moderna. Que yo recuerde, es la primera
vez que se interpreta en nuestra ciudad y el escenario fue el más acorde posible para ambientar
estos cantos de los goliardos medievales, la Plaza de Santa María con la
Catedral como telón de fondo.
En esta cantata escénica, que fue compuesta para solistas, coros y orquesta, todo es espectacular, tanto la brillante polifonía
coral como una original orquestación en la que predomina el ritmo más que la
melodía, con una papel destacado del metal y la percusión. La obra está integrada por 24 cantos, la mayoría en latín, agrupados en tres partes, precedidas por el
apoteósico Fortuna Imperatrix Mundi con el que también finaliza la obra.
Para
esta ocasión se ha conseguido reunir un numeroso coro integrado por varias agrupaciones, la Cantoría
de Jaén, la Coral Aída, el Orfeón Santo Reino, y el Coro
de la Orquesta Sinfónica del Festival de Otoño de Jaén, y un conjunto
instrumental integrado por 70 músicos que se presentaba en esta obra. La
ejecución musical me pareció magnífica
en todos los aspectos, y con el tempo adecuado al ritmo trepidante que
exige la interpretación de muchas de las escenas. La parte coral también fue
espectacular por el número de voces y la conjunción de las mismas. Los tres
solistas, tenor, soprano y barítono resultaron
excelentes. Naturalmente, por tener mayor protagonismo
en los cantos, destacaron los dos últimos. En particular el barítono integró canto y escenificación
en alguna escena de la II parte, titulada In
Taberna, representando a un monje borracho.
Como la interpretación se daba en
espacio abierto fue necesario la instalación de micrófonos y ese precisamente
fue el talón de Aquiles del espectáculo, con alguna que otra reverberación. En
particular la notable actuación del tenor
resultó dañada por altibajos de sonido.
De cualquier forma quiero destacar que
la ejecución de una obra musical tan exigente en voces y orquestación como
ésta, demuestra la madurez alcanzada por las agrupaciones corales y las
orquestas de nuestra ciudad y provincia. Día a día las he visto crecer, creando
afición y cantera de músicos y
cantantes, mientras asumen en cada ocasión mayores retos musicales.
Espero que podamos disfrutar en un
futuro, no demasiado lejano, de una nueva interpretación de los Carmina Burana, a ser posible en local
cerrado. Sin duda mermaría la ambientación pero ganaría en sonoridad natural.
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