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sábado, 29 de agosto de 2020

LA VERDAD SOBRE EL CASO HARRY QUEBERT. Joël Dicker

Cuando repasamos la corta biografía literaria de Jöel Dicker (1985) confirmamos que se trata de un caso de extraordinaria precocidad. En efecto, con sólo 35 años ha editado ya cinco novelas, dos de ellas galardonadas con importantes premios literarios. En particular, la que hoy nos ocupa ha recibido el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y ha sido un best seller con traducción a 35 idiomas.

La especialidad de este escritor suizo francoparlante es la novela policiaca, y con La verdad sobre el caso de Harry Quebert (2012) pienso que ha rizado el rizo - dicho esto en sentido positivo - en cuanto a originalidad y complejidad y de ahí su fulgurante éxito.

Cuando avanzamos en la lectura y llegamos al nudo argumental podemos comprobar que se ajusta al esquema tradicional del género, es decir, sospechas alternativas sobre distintos personajes y esperamos que en el desenlace la culpabilidad recaiga en el menos previsible. La originalidad aquí radica en varios giros finales e inesperados que, sin resultar inverosímiles, sorprenden y desorientan al lector.  Joël Dicker rompe también con otra imagen que se ha impuesto en los últimos años, sobre todo en los escritores suecos. Me refiero a esos inspectores de apariencia mediocre y algo depresivos, con importantes problemas personales o familiares, en claro contraste con los tipos duros de la novela negra anterior. El protagonista y narrador de nuestra historia es Marcus Goldman al que podemos considerar un alter ego del propio escritor por sus claras similitudes autobiográficas. Es autor de éxito, aunque en horas bajas, e investiga por amistad hacia su amigo y profesor Harry Quebert al que todas las pruebas señalan como culpable.

No es mi intención extenderme en la sinopsis del relato por el riesgo, tantas veces señalado y temido, de hacer revelaciones que arruinen el desenlace y la lectura. Sí puedo decir que la trama se desarrolla en tres planos temporales bien datados. 1975, con la desaparición de la joven de 15 años Nola Kellerman. 1998 cuando el narrador, Marcus Goldman, conoce a su profesor y luego amigo, Harry Quebert. Y 2008, año en que nuevas y decisivas pruebas convierten la desaparición en un caso de asesinato. La trama está salpicada de continuos flashback entre esos tres planos sin que por ello resulte una lectura difícil.

Otra originalidad de la novela consiste en las continuas referencias meta-literarias cuando al principio de cada capítulo, a modo de prefacio, se exponen los consejos del profesor al alumno sobre la escritura de una buena novela policiaca, que por cierto suelen relacionarse con el desarrollo argumental de dicho capítulo. La sensación que producen es que Harry Quebert aconseja a Goldman como escribir su historia que es además una historia de amor con cierta inspiración en la Lolita de Nabokov.

La novela tiene otros muchos aspectos destacables. Entre ellos citaremos la crítica al exigente mundo editorial que por contrato impone  clausulas abusivas que obligan a los autores a presentar un número determinado de títulos en un tiempo fijado. Se alude al conocido como “síndrome de la hoja en blanco” cuando un escritor sufre un periodo de nulidad creadora, y los conflictos que esto crea en el ambiente competitivo de las editoriales. En otro orden de cosas, destacaré el fiel reflejo del ambiente social en las pequeñas ciudades de Nueva Inglaterra durante la década de los 70.

En fin, se trata de una muy buena novela policiaca cuyo éxito está perfectamente justificado. Es entretenida y muy recomendable.

 

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