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martes, 15 de diciembre de 2020

LA TÍA MAME. Patrick Dennis

La novela de humor no es una de mis especialidades preferidas en la narrativa, aunque reconozco su cualidad para la evasión en estos tiempos difíciles que vivimos. La razón es que prefiero buscar en mis lecturas valores más trascendentes que la pura distracción o divertimento, sin renunciar por ello a esto último.  Dicho lo cual, me ha gustado la obra que hoy comento y creo que su autor, hasta ahora desconocido para mí, está a la altura de los grandes maestros del humor contemporáneo, entre los que cuento a los anglosajones Tom Sharpe, John Kennedy Toole o el español Eduardo Mendoza entre otros muchos que merecerían ser citados.

          El estadounidense Edward Everett Tanner (1921-1976) escribió toda su obra con el pseudónimo de Patrick Dennis. Llegó a la fama en la década de los 50 con esta novela, La tía Mame (1955) que, tras algunas vicisitudes iniciales, se convirtió tiempo después en bestseller de su país con adaptaciones al cine y a musicales de Broadway. Aprovechando el éxito el autor escribió varias secuelas de ésta con la misma protagonista. En los 70 remitió su popularidad y el escritor tuvo una temprana muerte en esta década. Pero desde principios del siglo XXI parece haberse renovado el interés por su obra que ha sido de nuevo reeditada. Por fin, en estos días prenavideños de reprimida alegría y temores pandémicos, ha sido propuesta su novela más famosa en nuestro club de lectura, quizás con la sana intención de levantar los decaídos ánimos.

          La tía Mame, tiene de entrada algunas peculiaridades. El protagonista y narrador en primera persona tiene el mismo nombre que el pseudónimo del escritor, y la protagonista principal parece inspirada en una tía paterna del mismo. No obstante, siempre negó el carácter autobiográfico de la novela y declaró que era sólo una técnica, la de aparentar hechos reales para el lector, lo que al parecer desarrollaba su capacidad de inventiva. En fin, realidad, ficción o una mezcla de ambas, poco importa. El resultado es un relato pleno de humor, irónico y sutil en ocasiones e hilarante en otras, con el subterfugio y la tergiversación como técnicas que recuerdan aquellas comedias de enredo de nuestro siglo de Oro.

          La historia la cuenta Patrick, que rememora las aventuras pasadas con su tía desde los 10 años cuando queda huérfano y a su custodia, condenado a una educación conservadora de niño rico por el testamento de su acaudalado padre, hasta que se casa y tiene un hijo veinte años más tarde. Mame es una mujer rica, alocada y excéntrica en su comportamiento y aficiones. Algo frívola, ofrece continuas fiestas a la sociedad neoyorquina, le gusta disfrazarse e ir a la última moda. En el lado positivo de su carácter, es progresista en las ideas, partidaria de las vanguardias culturales del momento (Bauhaus, Picasso) en medio de una sociedad que aún decora sus mansiones en estilo imperio y Luis XV. Pero sobre todo se interesa por las personas, a su manera quiere a su sobrino y su ingenuidad la lleva con frecuencia a situaciones apuradas.

          Patrick evoca los recuerdos recogidos en cada capítulo mientras lee, en un artículo del Reader’s Digest, una historia parecida pero resuelta de manera más convencional que la suya. Entre el cúmulo de situaciones que vive   Mame con su sobrino, a veces surrealistas pero siempre cómicas, trasciende una aguda crítica de la alta sociedad norteamericana en los años 30. Los yankees de Nueva York o de Nueva Inglaterra, ultraconservadores, de educación puritana, enemigos de la política progresista (New Deal) de Roosevelt tras el crack del 29: “ese hombre que ocupa ahora la Casa Blanca”. También de los magnates sureños, aferrados a sus trasnochadas tradiciones aristocráticas y al miedo racista hacia los negros, a pesar de los setenta años trascurridos desde la Guerra de Secesión. Se pone de relieve un hecho que la historiografía posterior ha estudiado: El antisemitismo de gran parte de la sociedad americana y la tolerancia de principios de los años 30 hacia Hitler y el nazismo.

          No conviene comentar los pormenores de las desternillantes aventuras de la tía Mame para no arruinar futuras lecturas. Si destacaré que la educación y el carácter de Patrick parece el resultado de su natural y razonable serenidad influenciado por la alocada vitalidad de su tía. Para simplificarlo en el plano político; Patrick entra en casa de la tía Mame con la herencia de un conservador republicano y sale convertido en un demócrata progresista. Al final, la presentación de su hijo ante la tía abuela y los nuevos planes de ésta, hacen presagiar la renovación del ciclo vital.

         

          

 

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