La novela de humor no es una de mis especialidades preferidas en la narrativa, aunque reconozco su cualidad para la evasión en estos tiempos difíciles que vivimos. La razón es que prefiero buscar en mis lecturas valores más trascendentes que la pura distracción o divertimento, sin renunciar por ello a esto último. Dicho lo cual, me ha gustado la obra que hoy comento y creo que su autor, hasta ahora desconocido para mí, está a la altura de los grandes maestros del humor contemporáneo, entre los que cuento a los anglosajones Tom Sharpe, John Kennedy Toole o el español Eduardo Mendoza entre otros muchos que merecerían ser citados.
El estadounidense Edward Everett
Tanner (1921-1976) escribió toda su obra con el pseudónimo de Patrick
Dennis. Llegó a la fama en la década de los 50 con esta novela, La
tía Mame (1955) que, tras algunas vicisitudes iniciales, se convirtió tiempo después en bestseller de su país con adaptaciones al cine y a musicales
de Broadway. Aprovechando el éxito el autor escribió varias secuelas de ésta
con la misma protagonista. En los 70 remitió su popularidad y el escritor tuvo
una temprana muerte en esta década. Pero desde principios del siglo XXI parece
haberse renovado el interés por su obra que ha sido de nuevo reeditada. Por
fin, en estos días prenavideños de reprimida alegría y temores pandémicos, ha
sido propuesta su novela más famosa en nuestro club de lectura, quizás con la
sana intención de levantar los decaídos ánimos.
La tía Mame, tiene de entrada
algunas peculiaridades. El protagonista y narrador en primera persona tiene el
mismo nombre que el pseudónimo del escritor, y la protagonista principal parece
inspirada en una tía paterna del mismo. No obstante, siempre negó el carácter
autobiográfico de la novela y declaró que era sólo una técnica, la de aparentar
hechos reales para el lector, lo que al parecer desarrollaba su capacidad de
inventiva. En fin, realidad, ficción o una mezcla de ambas, poco importa. El
resultado es un relato pleno de humor, irónico y sutil en ocasiones e hilarante
en otras, con el subterfugio y la tergiversación como técnicas que recuerdan
aquellas comedias de enredo de nuestro siglo de Oro.
La historia la cuenta Patrick,
que rememora las aventuras pasadas con su tía desde los 10 años cuando queda
huérfano y a su custodia, condenado a una educación conservadora de niño rico
por el testamento de su acaudalado padre, hasta que se casa y tiene un hijo
veinte años más tarde. Mame es una mujer rica, alocada y excéntrica en
su comportamiento y aficiones. Algo frívola, ofrece continuas fiestas a la
sociedad neoyorquina, le gusta disfrazarse e ir a la última moda. En el lado
positivo de su carácter, es progresista en las ideas, partidaria de las
vanguardias culturales del momento (Bauhaus, Picasso) en medio de una sociedad
que aún decora sus mansiones en estilo imperio y Luis XV. Pero sobre todo se
interesa por las personas, a su manera quiere a su sobrino y su ingenuidad la
lleva con frecuencia a situaciones apuradas.
Patrick evoca los recuerdos
recogidos en cada capítulo mientras lee, en un artículo del Reader’s Digest,
una historia parecida pero resuelta de manera más convencional que la suya.
Entre el cúmulo de situaciones que vive Mame con su sobrino, a veces
surrealistas pero siempre cómicas, trasciende una aguda crítica de la alta
sociedad norteamericana en los años 30. Los yankees de Nueva York o de
Nueva Inglaterra, ultraconservadores, de educación puritana, enemigos de la
política progresista (New Deal) de Roosevelt tras el crack del 29: “ese
hombre que ocupa ahora la Casa Blanca”. También de los magnates sureños,
aferrados a sus trasnochadas tradiciones aristocráticas y al miedo racista
hacia los negros, a pesar de los setenta años trascurridos desde la Guerra de
Secesión. Se pone de relieve un hecho que la historiografía posterior ha
estudiado: El antisemitismo de gran parte de la sociedad americana y la
tolerancia de principios de los años 30 hacia Hitler y el nazismo.
No conviene comentar los pormenores de
las desternillantes aventuras de la tía Mame para no arruinar futuras
lecturas. Si destacaré que la educación y el carácter de Patrick parece
el resultado de su natural y razonable serenidad influenciado por la alocada
vitalidad de su tía. Para simplificarlo en el plano político; Patrick
entra en casa de la tía Mame con la herencia de un conservador
republicano y sale convertido en un demócrata progresista. Al final, la
presentación de su hijo ante la tía abuela y los nuevos planes de ésta, hacen
presagiar la renovación del ciclo vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario