Joseph Conrad (1857-1924) fue, en mi opinión, uno de los mejores narradores de todos los tiempos. A esto creo que contribuyó sin duda la experiencia acumulada en toda una vida de viajes y aventuras. Este polaco que escribió toda su obra literaria en inglés es mundialmente conocido por una novela, considerada su obra maestra, El corazón de las tinieblas (1899), pero fue también un consumando maestro del relato corto, un subgénero narrativo siempre complicado por la dificultad de desarrollar una historia interesante concentrada en pocas páginas.
Los cuentos de Conrad me parecen
inteligentes, apasionados y románticos, entre otros muchos calificativos que
pudieran merecer. El ambiente de los mismos suele estar descrito con breves
pinceladas narrativas que recuerdan el impresionismo y permiten al lector
recomponer el trasfondo social o histórico del relato a partir de unos pocos
datos.
Este volumen titulado El alma del
guerrero y otros cuentos de oídas es una antología de cuatro de sus relatos
cortos y fue editado en 1925, un año después de la muerte del escritor. El nexo
común que los une son la exaltación de valores románticos como el honor o la
lealtad que siempre ocuparon un lugar preferente en la literatura de Conrad,
por contraste con el escepticismo que suele ser el sedimento de una vida
intensa como la suya.
Los dos primeros cuentos, El alma
del guerrero y El príncipe Román, están ambientados en el mundo
eslavo de su infancia y en ellos predomina un claro matiz de romanticismo
literario. Los otros dos, La historia y El piloto negro, más
realistas en lo descriptivo, son aventuras marineras, seguramente inspiradas en
nostálgicas vivencias personales. Los cuatro son relatos magistrales plenos de
misterio y encanto.
Un libro especialmente recomendable,
como casi todos los del escritor. Con un perfecto equilibrio entre
estética y solidez argumental, que
mantiene siempre el interés y pueden deleitar a cualquier lector.
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