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jueves, 21 de noviembre de 2024

CONCIERTO DE SANTA CECILIA 2024. Orquesta Sinfónica "Andrés de Vandelvira" de Jaén

Una vez más hemos asistido al ya tradicional Concierto de Santa Cecilia, ofrecido por la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música “Andrés de Vandelvira” de Jaén. Sobre esta agrupación ya hemos comentado en anteriores entradas de este blog: Integrada por profesores y jóvenes estudiantes, dirigidos por Antonio Ariza Momblant, que cada año consigue sorprendernos con apuestas arriesgadas, y cuya vocación didáctica es reconocida por el público.

         Este año, en atención a ser el año de Puccini, introdujo fuera de programa la primera obra de este compositor, una pieza de juventud que equiparó a la de los intérpretes. No recogí el título de la composición, pero creí entender que se trataba de la obertura de su primera ópera. En cualquier caso, el estilo y la genialidad del músico italiano era perceptible para cualquier aficionado a su música, no hace mucho que disfrutamos de Tosca en este mismo teatro.

    La primera parte del programa fue la sorpresa. Se interpretó el Concierto para trombón y orquesta, Op. 113 (2020) del marteño José Susí López, un veterano, reconocido y prolífico compositor. Se trata de una obra por encargo del profesor Francisco Javier Yera Jiménez que actuó como solista de ese instrumento. Aunque el concierto tiene los tradicionales tres movimientos (con brio, con calma, con fuego) lo original es el estilo tonal, principalmente en los movimientos rápidos (primero y tercero). Con respecto a la tonalidad, de forma simplista, y quizás incorrecta, explicaré que partiendo de una nota tónica o principal se establece una relación creciente-decreciente con el resto de notas. Esto aplicado al trombón, un instrumento escasamente utilizado como solista es lo que pilló desprevenido al público, creo que poco habituado a esa tonalidad interpretativa. En mi opinión el trombón es un instrumento muy adecuado para la improvisación propia del jazz. Algo de esto debe de saber el compositor, José Susí, en cuyo currículum figura su experiencia esa especialidad. Ni que decir tiene que la ejecución del profesor Yera me pareció magistral a pesar de mis pocos conocimientos sobre la dificultad técnica. A los aplausos finales se añadió el propio compositor que se fundió en un emotivo abrazo con el intérprete.

    En la segunda parte del programa se interpretó el Concierto para piano y orquesta nº 1, en mi menor, Op.11 (1830) de Frédéric Chopin. Aunque los dos conciertos de este compositor romántico no destacan entre sus obras más populares, si es cierto que sus melodías son más reconocibles al oído de los aficionados. En ellos la orquesta tiene un papel secundario sin dejar de ser importante, el de envolver los solos del pianista. En sus tres movimientos, allegro maestoso, romanza (larguetto) y Rondo (Vivace) se reconocen aires de polonesas y danzas populares (primero y tercero), mientras que el segundo, más reposado y melancólico, recuerda a los Nocturnos del compositor. La ejecución del pianista, el también profesor y marteño Juan José Mudarra Gámiz fue brillante y el público lo premió con insistentes aplausos que propiciaron un bis, la Pavana para una infanta difunta (1899) de Maurice Ravel, una pieza para piano solo de 6 o 7 minutos de duración, pero que tuvo tanto éxito que el propio compositor, años más tarde, hizo versiones orquestales para distintos instrumentos acompañantes.

    Como siempre, una estupenda velada musical que agradecemos a nuestros intérpretes, compositor y director, con el orgullo añadido de ser  la mayoría naturales de nuestra ciudad y provincia

 

 

 

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