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viernes, 12 de agosto de 2011

LOS GODOS EN ESPAÑA. E.A. Thompson


El historiador inglés E.A. Thompson  es reconocido como una autoridad  en la historia de los bárbaros, y en particular de los visigodos en Hispania. Esta es además una de las obras más destacada en su bibliografía.
La dificultad de estudiar este periodo de casi dos siglos de dominación goda en la península radica en la escasez de fuentes fidedignas, ya que casi ningún historiador de la época escribió sobre el mismo. Se les suele dar valor de fuente a  los escritos de San Isidoro de Sevilla que sólo son, como es conocido, de carácter teológico y doctrinal. También pueden considerase como tales, algunas cartas entre obispos, las actas de los Concilios de Toledo y los códigos de leyes de Alarico, Leovigildo y Recesvinto. Estas últimas suponen una abundante información jurídica pero aportan poca información sobre las costumbres y forma de vida de los visigodos o el grado de integración con la población hispano-romana. De algunos reyes se conoce apenas el nombre, de ahí que la lista de los mismos fue lo único que pudimos estudiar en el bachiller.
          Con este escaso material Thompson desarrolla una amplia panorámica de la historia de los visigodos en España, aunque reconoce y especifica claramente las limitaciones del  estudio. Las conclusiones pueden resumirse en las siguientes: Los visigodos entran en Hispania a finales del siglo V como aliados o federados de algunos generales, usurpadores del poder imperial ante el derrumbe del mismo en Roma; también debe considerarse la presión que sobre ellos ejercieron los francos en las Galias. Aprovechan las estructuras administrativas romanas, sobre todo en lo tocante a la recaudación de impuestos. A nivel jurídico siempre existió una separación entre godos e hispano-romanos aunque parece que nunca hubo rechazo entre ambas poblaciones o al menos entre las oligarquías nobiliarias respectivas. Los godos conservaron el poder político y militar mientras que los cargos eclesiásticos se reservaron para los romanos. Inicialmente arrianos, se convirtieron al catolicismo sin grandes traumas quizás para aprovechar la influencia de la Iglesia sobre la población. Las actas de los Concilios demuestran que dicha Iglesia siempre estuvo subordinada al poder real lo que en algunas ocasiones la llevó a enfrentarse al Papa de Roma. La monarquía visigoda tenía en su carácter electivo un punto flaco que propició frecuentes rebeliones e intentos de usurpación. A finales del siglo VII el poder militar visigodo se fue debilitando, entre otros factores porque el grueso de sus tropas estaban integradas, en ese tiempo, por esclavos. No se conocen con claridad las causas del derrumbe del poder visigodo pero, en cualquier caso, la leyenda en torno a Don Rodrigo, la Cava y el conde Julián carece de cualquier realidad histórica.

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