Termópilas es un estudio histórico que rebasa el marco
concreto de la famosa batalla y se complementa con un análisis a fondo de las dos Guerras
Médicas como enfrentamiento de Europa y Asia, entre dos formas de
entender la civilización. Se profundiza además en fenómenos como el panhelenismo,
la cultura griega en general y en particular la de los espartanos. También se estudia la
figura de Heródoto como fuente histórica indispensable, casi única para
este periodo, aún reconociendo su poca fiabilidad en muchos aspectos, al menos
según los criterios exigibles a la concepción actual de los estudios históricos.
El autor, Paul Cartledge, es un
profesor de Cambridge, experto en
historia griega que parece ampliamente avalado como investigador histórico y
como docente. El ensayo histórico viene complementado por una abundante
bibliografía, glosario de términos y apéndices. Dicho esto, se le pueden hacer
también bastantes objeciones. La primera es su tendencia filoespartana,
reconocida por el propio autor, que le lleva a ciertos abusos como menospreciar
la importancia de la victoria naval de Atenas en Salamina, o a utilizar términos como “dictadura del proletariado” al enjuiciar la democracia ateniense.
Por otra parte al encarar los aspectos más oscuros del régimen oligárquico de Esparta
llega a análisis abusivos como el sugerir que los espartanos eran en el fondo
partidarios de la liberación de los ilotas.
El carácter divulgativo de la obra induce al autor británico a trazar
paralelismos entre las costumbres e instituciones políticas griegas y las
actuales, no siempre acertados. Por último hay que reprocharle un análisis poco
afortunado de la monarquía espartana, de carácter hereditario y dual, pero con
muchos menos poder político del que pretende el autor, que llega a calificar de
súbditos a los que no eran sino ciudadanos o espartiatas. Cuando analiza las
causas de la colonización griega del Mediterráneo en el siglo VIII a.C. olvida
la fundamental, la presión demográfica y la pobreza de la tierra en Grecia. Hay
que decir también que la traducción es pésima, con frecuentes errores
cronológicos y algunos en localización geográfica. En varias ocasiones se
traduce como “soldadesca” al conjunto
de soldados del ejército, olvidando el matiz despectivo que esta palabra tiene
en castellano. Tampoco ha sido muy afortunada la elección de portada de la
edición de bolsillo, un fotograma de la película “300” del director
norteamericano Zack Snyder basada en un cómic del mismo nombre, épica de acción
pero totalmente carente de rigor histórico.
En resumen, un ensayo histórico
asequible y divulgativo pero bastante decepcionante en muchos sentidos.
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