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martes, 11 de noviembre de 2014

CORRER. Jean Echenoz

Si me hubieran dado a elegir este libro entre varios, estoy casi seguro de haberlo desechado apenas el primer vistazo. De autor desconocido para mí; un título que produce cierto escalofrío a los que somos poco propensos a la carrera; la austera portada de la edición; una foto sugerente y acorde con el título, que cansa de sólo verla; la introducción de contraportada que anuncia la biografía de un atleta, un género que me motiva poco y un deporte que  aún menos. En fin, un cúmulo de intuiciones erróneas y prejuicios negativos suficientes para el desanimo. Por suerte esta ha sido una propuesta de mi club de lectura y, disciplinado como soy, no he querido rechazarla. Ahora, cuando acabo de terminar el libro, me alegro de haber sido, como dice la conocida muleta retórica, inasequible al desaliento.
         Correr (2008), es un buen ejemplo de cómo superar una biografía, con su fría sucesión de fechas y eventos, y convertir este género literario en algo ameno sin perder por ello un ápice de veracidad. Porque en esta historia nada es inventado, todo sucedió realmente; es la forma de contarla lo que la hace diferente, interesante y hasta divertida a pesar del dramático contexto histórico que envuelve la vida del personaje. En resumen, se trata de una biografía novelada, la mirada subjetiva del escritor francés sobre la vida del gran atleta checo.
         Emil Zátopek (1922-2000) fue un deportista original e innovador en muchos sentidos. Corredor de fondo con un estilo torturado que reflejaba sufrimiento pero capaz de imponer un  ritmo agotador a sus adversarios. No tenía preparador físico, inventó el sprint final, y su personal sistema de entrenamiento potenciaba la resistencia. Pulverizó todos los record de su época e inscribió su nombre en la historia del atletismo tras conseguir el oro olímpico en las carreras de 5.000, 10.000 metros y la maratón en el plazo de una semana. Fue un hombre sencillo en su vida privada pero muy ambicioso en lo deportivo. No tuvo ideología política pero fue víctima de los totalitarismos de su época; del terror nazi en su juventud, y después del régimen comunista que lo utilizó con fines de propaganda al tiempo que lo vigilaba, limitaba sus movimientos, y tergiversaba sus declaraciones de prensa. Fue un héroe épico por sus triunfos y dramático por los graves sucesos políticos que vivió. Su angustioso estilo corrió paralelo a la torturada historia de Checoslovaquia durante buena parte del siglo XX. Helsinki-1952 fue su cenit deportivo, y la Primavera de Praga-1968 su personal ocaso; fue humilde en el triunfo y afrontó con dignidad su caída y así se convirtió en un símbolo de afán de superación y resistencia a la adversidad.
         Jean Echenoz (1947) es un experto en este tipo de biografías. Además de ésta ha escrito otras dos, Ravel (2006) y Relámpagos (2010), sobre el genial compositor francés la primera, y sobre el ingeniero e inventor Nicola Tesla la segunda. Su prosa es sencilla, descriptiva, económica en figuras literarias, con uso frecuente de la elipsis, y a pesar de su simplicidad consigue imprimir ritmo a la narración y mantener el interés. El propio escritor es el narrador y nos cuenta la historia en un tono en el que predomina la ironía y el humor, un medio de aliviar la opresiva atmosfera política que rodea al protagonista, al tiempo que le sirve para humanizar y arropar emotivamente la frialdad de las marcas y premios deportivos. Está narrada en tercera persona pero  utilizando el presente histórico, una técnica que busca la complicidad del lector al cual se interpela directamente en muchas ocasiones reclamando su atención. Todos estos recursos nos acercan tanto al personaje y su historia que  casi tenemos la sensación de asistir a un relato oral.
         Para terminar, es una novela interesante hasta el final, breve pero intensa en su desarrollo narrativo modulado por ciertos cambios de ritmo que recuerdan los que el protagonista imprimía a su carrera. Una lectura para recomendar incluso a los poco aficionados al género biográfico.   

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