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martes, 26 de abril de 2016

LLEGÓ EL TIEMPO DE LAS CEREZAS. Nativel Preciado

Nativel Preciado (1948) cuenta en su haber con una dilatada carrera en el periodismo. Sus frecuentes colaboraciones en prensa, y la participación en tertulias de radio y  televisión, han acrecentado su perfil mediático hasta convertirla en una figura popular. Me gusta su actitud serena en los debates, frente al histrionismo de otros, y lo razonable de sus opiniones casi siempre alejadas de extremismos demagógicos. Hasta ahora, con este libro propuesto por mi club de lectura, no conocía su faceta como escritora, que comenzó cultivando las biografías y siguió después con periódicas incursiones en el género de la novela.
Llegó el tiempo de las cerezas (2008) es un relato corto difícil de encuadrar en un determinado género. Es una ficción pero carece de una trama argumental o un desenlace bien definidos. Tiene elementos típicos de las novelas de reflexión y parece un tratado sobre sabiduría vital. Me atrevería a decir que se relaciona vagamente con la literatura de autoayuda, pero no es nada de lo anterior. Es la historia de Carlota, una mujer de 60 años, madre, divorciada, al final de su carrera profesional como actora de doblaje, que narra en primera persona sus contradicciones emocionales, típicas de esa edad en la que nos refugiamos en la evocación del pasado, en unos recuerdos a veces tan modificados por la memoria que pueden confundirse con la ficción. Lo que trasciende de sus reflexiones es el miedo a la muerte, a la enfermedad y a la soledad. La protagonista supera su abatimiento gracias al afortunado encuentro con un hombre que le aporta autoestima y seguridad en sí misma.
Espero no alarmar por lo dicho, no estamos ante una novela de las mal llamadas románticas. En cualquier caso conviene destacar que Carlota, quizás imagen de la propia escritora, afronta el paso del tiempo desde un territorio emotivo y psicológico femenino. El problema es el mismo para ambos géneros pero la forma de aceptarlo y las soluciones para reconciliarnos con nosotros mismos pueden ser algo diferentes. En este caso, la protagonista se aferra por instinto a su propia capacidad de seducción pero se desinteresa o recela de la conquista del otro, y duda entre esas dos actitudes típicas de la relación sentimental. Por eso, la aparición del benefactor compañero está diseñada para solucionar su conflicto emotivo sin plantear problemas adicionales, e intuimos su condición como necesaria para el previsible y adecuado desenlace de una relación en la que es un personaje secundario.
          La novela está escrita en un estilo directo, sencillo y sin artificios, y esto lo digo como elogio pero también como reprobación, porque el uso moderado de las figuras literarias me parece consustancial de la ficción narrativa. La trama está entreverada con interesantes digresiones, casi siempre referentes al cine, y anécdotas del pasado que parecen ajenas a la trama y relacionamos con la propia experiencia de la escritora. Los capítulos tienen un título alusivo al contenido y van precedidos por fragmentos de poesía o textos literarios, una estructura que recuerda a los escritores románticos y realistas del siglo XIX, y quizás sea un homenaje de la autora a los mismos.  El título evoca la primavera y también hace referencia a una canción francesa que fue adoptada como himno de la Comuna de París de 1871, primavera y revolución como símbolo de renovación y renacimiento, individual y colectivo. El diseño de portada alude a lo mismo pero me parece menos afortunado por demasiado explícito.
    Para terminar, no dudo que este libro puede ser buena materia de debate para un grupo de lectura, porque trata de problemas y actitudes vitales que nos afectan o podemos comprender e interiorizar individualmente. Pero le faltan elementos para ser una buena novela porque es plana y con escasa tensión dramática. El formato de relato corto me parece un acierto de la escritora ya que una mayor duración hubiera provocado sin duda tediosas redundancias. Muy apropiada como autoayuda para lectores con crisis de la edad madura.                
          

2 comentarios:

  1. Para mi la protagonista no vive , solo ve pasar la vida , de auto ayuda no creo , es una novela insulsa para mi gusto

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    1. En lo último estoy muy de acuerdo, es una novel insulsa. Un abrazo Carmen.

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