Desde siempre he mostrado cierto recelo hacia los premios literarios al menos ante los más comerciales. Este año el Premio Alfaguara 2025 apuntala mi confianza en la calidad de muchos de ellos gracias a una novela de autor totalmente desconocido para mí. Este escritor argentino es muy apreciado en su país, pero creo que una novedad en el nuestro. Quizás el reconocimiento literario de la editorial lo descubra al lector español, aunque me atrevo a pronosticar que no será así, porque lo bueno no siempre es popular.
Guillermo Saccomanno (1948) es un escritor
bonaerense bastante polifacético. Además de una notable producción narrativa es
también ensayista y guionista de cine y novela gráfica. Su pensamiento está
fuertemente influenciado por el existencialismo y la espiritualidad del budismo
en torno a ideas como la iluminación, que en el arte se convierte en
creatividad.
Arderá el viento (2025) es la décima y última novela en la nómina del autor. Comenzaré su análisis por los detalles técnicos: la historia está contada por un narrador testigo, un habitante de la Villa, quizás el periodista Dante. No sabemos el nombre del pueblo, y no es importante su localización, pero para un lector curioso es fácil situarlo en la costa argentina, en la provincia de Buenos Aires, muy próxima a la ciudad de Mar del Plata. Tampoco disponemos de coordenadas temporales, pero queda implícito que la Villa fue erigida a principios del siglo XX. Su núcleo original, los que se creían padres fundadores, fueron colonos nacionalistas alemanes, probablemente emigrados después de la Gran Guerra. Una segunda oleada de pobladores, con cierta impronta filo-nazi se produce después de la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo de la acción tampoco está bien datada, pero podemos intuirla y situarla como después se dirá.
El relato está plagado de argentinismos, quizás derivados del lunfardo bonaerense. Esto dificulta al principio la lectura al lector español y le obliga a documentarse sobre este vocabulario. Pero pasado un punto entendemos la jerga o la deducimos fácilmente por el contexto. El estilo literario de Saccomanno está basado en frases cortas, en un lenguaje conceptista que elige muy bien los términos a fin de aportar precisión descriptiva al tiempo que profundidad psicológica a los personajes. Un estilo con toques poéticos en el que entendemos o vislumbramos más allá de lo leído.
La estructura narrativa es la siguiente: Estamos ante una novela coral con cuatro claros protagonistas y un buen número de personajes secundarios que desgranan sus respectivas historias. En una primera parte, la más corta, titulada Ellos, se describen, a grandes rasgos los protagonistas y el resto de personajes. En la segunda, Nosotros, se desarrolla toda la trama argumental. El relator parte de una actualidad que suponemos fijada en torno a mediados de los 80 y desde ahí retrocede, en frecuente flashback, hacia el pasado hasta la llegada del matrimonio Esterházy a la Villa en torno a finales de los 40. Desde ahí, y de forma circular, se retorna al presente en el desenlace final.
En cuanto al argumento sólo aportaré pequeñas pinceladas para no arruinarlo. La Villa es en cierto aspecto una ciudad distópica por sus rasgos negativos. Sus habitantes arrastran traumas del pasado, son elitistas respecto a nuevos emigrantes y silenciosos cómplices en todo tipo de corruptelas sociales y políticas. Los Esterházy son una pareja de oscuro pasado que regentan un antiguo hotel para veraneantes de clase media. Después de su llegada tienen dos hijos que crecen en un raro ambiente de abandono y quedan marcados desde la infancia por la anómala vida que llevan sus padres. Su comportamiento es inquietante y enfermizo y actúan como un virus que se introduce en el enfermo y debilitado cuerpo social de la Villa.
La acción va poco a poco creciendo en intensidad en el nudo argumental hasta llegar al trágico final, al más puro estilo de la tragedia griega. Pero la habilidad narrativa del escritor consigue que el lector quede atrapado en la multiplicidad coral del relato y le sea imposible siquiera presentir el desenlace. Pensamos que todo acabará mal pero no sabemos quiénes ni cómo.
La narración me parece una metáfora de la disolución que parece afectar y aqueja a la sociedad argentina actual. La crítica se percibe no sólo sobre aspectos políticos y sociales, recae también en la propia historia. De como los errores del pasado determinan y marcan el presente.
En fin, opino que estamos ante una estupenda novela. Obliga a una exigente lectura, pero merece la pena un poco de paciencia al principio para enriquecernos al final. Nos ayuda a comprender mejor la trayectoria del pueblo argentino y actúa como un espejo en el que podemos también mirarnos los españoles. Quizás no tengamos los mismos rasgos sociales, económicos o políticos, pero nos reconocemos bien, no somos tan diferentes.
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