La
literatura contemporánea griega es para mí, y creo que para muchos lectores,
una especie de terra incognita, un territorio desconocido e inexplorado
hasta el momento. Si nos ceñimos al siglo XIX, y al movimiento realista, podemos citar con pleno conocimiento, o al menos de oídas, varios nombres de
escritores; Pérez Galdós en España, Balzac y Flaubert en
Francia, o los rusos Chejov, Gogol, Tolstoi, entre otros.
Ahora llega a mis manos esta novela, que por su breve y explícito título
sugiere puro realismo, y descubro que su autor está considerado el mayor
prosista de la Grecia moderna y ésta su
obra cumbre.
Se dice de Aléxandros Papadiamantis
(1851-1911) que fue el Dostoyevski griego, porque su literatura, igual que la del
genial escritor ruso, explora la piscología humana en el contexto social e
histórico de su época. Nació en Scíathos, una pequeña isla de las
Espóradas muy próxima a la costa de Tesalia, en la Grecia central. Era de
familia pobre, hijo de un pope ortodoxo, y tuvo que pagarse trabajando los
estudios de filosofía en Atenas, que nunca terminó. Alcanzó fama, en su tiempo y
entre su pueblo, con cuentos y novelas que publicaba en prensa por entregas.
Vivió humildemente sin sacar auténtico provecho económico de su popularidad, y
al final de su vida retornó a su isla natal. Algunos lo consideraron una
especie de monje o anacoreta seglar.
Las novelas de Papadiamantis
reflejan la idílica vida del campo pero también la miseria de los campesinos y
de los barrios pobres de Atenas. La piadosa religiosidad del pueblo siempre
subyace en esos ambientes. Escribió en su propia versión de la kazarévusa,
una variante de la antigua koiné helenística que fue utilizada hasta
1976 como idioma culto y de la administración frente al demótico o griego
popular, que finalmente se impuso como
lengua oficial. Por ese motivo la traducción de sus obras presenta cierta
dificultad añadida.
La
asesina (1903) es una novela corta que narra la historia de Jadula
Fragoyanú, una mujer que trabaja duramente para sacar adelante a su
familia. Hace de todo pero es muy valorada como curandera, herborista y
comadrona. Las penosas condiciones de vida que sufre y aprecia en su entorno,
junto con un pensamiento religioso que la arrastra a conclusiones aberrantes
pero lógicas, la inducen a unos asesinatos piadosos, una especie de
contradictoria eutanasia religiosa. Cuando se recupera de la enajenación y es consciente
de sus actos huye acosada por el remordimiento y el relato concluye con una
frase lapidaria en un final que recuerda la antigua tragedia griega. A
propósito de ésta última, la protagonista presenta rasgos y actitudes que remiten al personaje trágico de Medea. La inspiración clásica está
presente en varios momentos; así cuando la protagonista reza una oración en la
que pide protección a la Virgen mientras alude a las antiguas Parcas,
las diosas que personifican el destino.
La historia se ambienta en la isla de Scíathos
y se cuenta en tercera persona por un
narrador omnisciente que ocasionalmente pasa a primera persona cuando nos muestra
los pensamientos de Jadula. La trama argumental se estructura en dos
planos temporales; la acción se desarrolla en 1870, en el presente de la
protagonista, considerada anciana con 60 años. Desde ese tiempo va evocando su
pasado, la infancia durante de la Guerra de Independencia griega, su juventud
bajo la incipiente república de Kapodistrias y la madurez en tiempos de
la monarquía de Otón I y Jorge I. Las referencias temporales son
escasas pero muy precisas, pensadas para que un lector griego se oriente con
facilidad, pero exigen un esfuerzo adicional a los lectores de otras nacionalidades.
El estilo literario es directo, asequible y muy descriptivo, como suele serlo
en los autores realistas del XIX.
Papadiamantis demuestra en esta
novela una profunda comprensión de la psicología femenina. Además de la
protagonista, casi todos los personajes secundarios son mujeres mientras que
los hombres son enfocados casi siempre desde una óptica femenina. El escritor,
a pesar de su fuerte convicción religiosa, no juzga los actos de Jadula
sino que los enmarca, sin justificarlos ni condenarlos, en el contexto social
que los condiciona, en suma es humano y piadoso con su protagonista.
Se trata pues de una novela
interesante y de fácil lectura. Una pequeña reparación de mi ignorancia en
cuestión de literatura griega moderna y el descubrimiento de un buen escritor.