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miércoles, 22 de febrero de 2023

EL LIBRO DE LAS PARTURIENTAS. Matilde Cabello

Uno de los principales atractivos de los clubs de lectura es dar a conocer las obras literarias que suelen estar al margen de los circuitos habituales del marketing editorial, y por ello desconocidas para muchos lectores. En el caso del mío, patrocinado por el Centro Andaluz de las Letras, se le añade la promoción de escritores andaluces. Pero en ocasiones, ese interés por la literatura autóctona puede primar sobre los criterios de calidad a la hora de seleccionar las obras. En otras, es el propio lector quien se  siente decepcionado ante una novela al compararla con otras lecturas anteriores mejor valoradas, porque lo normal siempre queda eclipsado por lo excelente. Algo de todo eso me ha ocurrido con el libro de hoy.

La autora es Matilde Cabello (1956) gaditana pero afincada en Córdoba. De larga trayectoria en periodismo y medios audiovisuales, con frecuentes incursiones en la poesía y sólo dos novelas, histórica la primera,  y ésta que comento que podemos encuadrar en el ámbito de la novela  testimonio. Se trata de un subgénero narrativo híbrido que mezcla en distintos grados la ficción novelesca con el ensayo subjetivo y testimonial. Para hacernos una idea de sus elementos constitutivos diré que se la denomina también como relato real o relato metaficcional. Los anglosajones la conocen como literature of facts o Nonfiction novel. En suma, un relato literario de hechos reales con factura periodística.

El libro de las parturientas (2008) es un caso extremo en ese equilibrio entre ficción y realidad. Es lo conocido como discurso testimonio que se centra en el relato de hechos y personajes reales con casi nulo aporte de ficción y muy escasos elementos de estilo literario. En nuestro caso la propia autora lo reconoce en el prólogo cuando indica sobre la novela: “cualquier parecido con la realidad es pura certeza”.

En ningún momento la escritora esconde el carácter de testimonio cuando indica que su novela está basada en un manuscrito que la protagonista real escribió contando su experiencia vital. Para no insistir demasiado sobre la trama argumental trascribiré literal los párrafos de la sinopsis promocional: “La vida de Salud Jiménez Luque, nacida en la Casa-Cuna cuando corría el año 1953, podría ser idéntica a la de miles de criaturas abandonadas al nacer en los hospicios de posguerra españoles, si no fuera por la lucha permanente que mantuvo en la búsqueda de su identidad. Una novela narrada desde la evocación del mundo rural, la emigración de una joven de provincias al Madrid de los años setenta, el retrato de la vida social de Córdoba y las luces y las sombras de una época marcada por los prejuicios.”

El relato está narrado en primera persona por la protagonista, y en mi opinión va de más a menos, tanto en intensidad dramática como en estilo. Al principio encontramos recursos literarios incluso poéticos. Como ejemplo esta descripción de la niña volviendo del campo en brazos de su padre jornalero: “Nunca he vuelto a sentirme tan segura, mecida en la respiración agitada de su cansancio, casi pegada a su rostro de campesino, cuarteado igual que las charcas en tiempos de sequía”. Pero poco a poco los elementos literarios van desapareciendo. Da la impresión de que la escritora abandona la novela en manos de la protagonista del manuscrito original.

No obstante, el testimonio tiene un valor adicional para los lectores que nacimos a mediados de los años 50, como la escritora y la protagonista. Porque estamos ante el verdadero retrato de toda una época, la de aquellos que no vivimos la guerra civil ni la miseria extrema de la posguerra, pero sí los años grises del nacional catolicismo, del atraso cultural, la hipocresía y los prejuicios sociales que se fueron atenuando pero no desaparecieron con el tardofranquismo de los 70. Particularmente yo, nacido en el ámbito de una clase media artesanal y urbana, no sufrí ninguno de los dramáticos abusos y discriminaciones de la protagonista, pero fui testigo de muchas de sus manifestaciones externas o los conocí de forma indirecta a través de los relatos de mi familia. Esas historias, y no tanto los avatares políticos, son el verdadero núcleo de la memoria histórica. Transmitidas oralmente por mis padres, yo he procurado hacer lo propio con mis hijos, de tal forma que testimonios como éste puedan ser comprendidos en el futuro, superando saltos generacionales y entendiendo que somos el resultado de una evolución social, positiva en principio pero con claroscuros.

Espero que esta digresión sirva como atenuante de mi opinión sobre la escasa calidad literaria de esta novela que, a pesar de todo, recomiendo.

 

 

 


2 comentarios:

  1. JA he leído el libro y a través del él pude conocer la España de esa época. Mari fue una luchadora ante la adversidad Saludos

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    1. Sí, el testimonio puede parecer muy dramático, pero esas cosas ocurrían y yo fui testigo de muchas de ellas. A muchos otros que tuvieron la suerte de nacer en el desarrollismo de los 60, puede que le parezca exagerado. Nuestra mentalidad actual no puede comprender ciertas cosas sin haberlas vivido de cerca. Saludos.

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