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jueves, 1 de mayo de 2025

ESBOZOS DE UNA MORAL SIN SANCIÓN NI OBLIGACIÓN. Jean-Marie Guyau

Reconozco de entrada no estar demasiado capacitado para la filosofía, aunque siempre me interesó. El bachiller me formó en su historia y en los conceptos básicos de los antiguos filósofos griegos. Más allá del idealismo agustiniano y el aristotelismo tomista, admito no haber pasado del cogito ergo sum cartesiano. Después me perdí

en la complejidad conceptual de la filosofía moderna y sus enrevesados razonamientos. Entre las ideas que han calado en mi pensamiento hay que sumar bastante del estoicismo y de los peripatéticos, pero también algo de otros movimientos considerados malditos por los biempensantes: Me refiero a al atomismo de Demócrito, al panteísmo de Giordano Bruno y al existencialismo. Siempre me interesó la crítica de la moral cristiana y religiosa en general, por eso sentí curiosidad ante este libro que me recomendó un amigo. El autor es bastante desconocido en España. Baste decir que su principal obra, la que hoy comento, ha sido traducida a nuestro idioma casi un siglo después de su publicación.

Jean-Marie Guyau (1854-1888) fue un filósofo y poeta francés. Su precoz muerte por tuberculosis a los 34 años y su aspecto en un retrato de época, son compatibles con la idea que tenemos de un poeta romántico. En su corta vida desarrolló una considerable producción de ensayos filosóficos. Se ha destacado su influencia sobre Nietzsche y Koprotkin, y por ésta última se le considera el primer filósofo libertario francés. En ambos casos la desinformación de entrada me impide ratificar esas impresiones.

Esbozos de una moral sin obligación ni sanción (1884) es como dije su ensayo más famoso. En los primeros capítulos analiza varios tipos de moral: La moral natural, que enfocada bajo una visión optimista desemboca sin remedio en la moral religiosa o el conservadurismo político. Desde el pesimismo, en términos epicúreos de placer y dolor, ese balance es siempre individual y del mismo se derivan en los extremos bien una felicidad ilusoria o la imposibilidad de vivir. La idea de indiferencia de la naturaleza, sostenida por el materialismo de Lucrecio, no interesa a la moral tradicional en su teoría de la providencia divina. En cuanto a la moral de la certidumbre práctica, es adecuada para la ciencia, pero su consecuencia ética es la duda del escepticismo.

En los siguientes capítulos se centra en la obligación moral y la crítica de la ética de Kant. Reconoce que fue el primer intento de establecer una moral laica dirigida por la razón y no por la fe. Pero la moral kantiana se basa en el deber, útil desde el punto de vista social. Frente a ella, Guyau defiende una obligación basada en la voluntad individual. En mi opinión es ahí donde radica su calificación como anarquista y también donde muestra ideas precursoras del existencialismo.

En una tercera parte se dedica a rechazar cualquier tipo de sanción moral. La moral natural no la necesita. En cuanto a la moral religiosa de cielo e infierno la rechaza de plano porque contradice la misma idea de Dios como Ser supremo de infinita misericordia. La sanción solo se justifica desde el punto de vista social y no como castigo de la falta pasada sino como prevención del delito futuro. Para Guyau la vida pide comunicación con los demás y dicta su propia ley. El castigo o la recompensa está en nuestro propio obrar individual. Los actos propios son los que apelan a nuestra conciencia sin necesidad de sanción externa.

Para terminar, la Filosofía es siempre evolutiva. Cada filósofo establece sus propias concepciones éticas y metafísicas inspirados a su vez por ideas anteriores. Jean-Marie Guyau es sólo original en cuanto a esa concepción libertaria de la moral. En lo demás muestra un claro sincretismo filosófico en el que aparecen concepciones de otros muchos movimientos. Este escritor, igual que otros en esta materia, es de difícil lectura porque retorciendo el dicho tradicional, entre el complejo y denso bosque de ideas filosóficas, es difícil ver su personal y concreto árbol conceptual.

Este libro ha supuesto para mí un gran esfuerzo, solo justificable por mi curiosidad. Es sólo para muy interesados.  

 

 

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