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miércoles, 29 de diciembre de 2010

ORQUESTA DE UDMURTIA


Ayer fui invitado a un concierto de música clásica patrocinado y sufragado por  una conocida institución bancaria, cosa muy de agradecer  en vista a “lo que está cayendo” con la crisis económica. Aunque sea ocasionalmente, alegra ver que no se ha olvidado del todo aquello de la “obra social” uno de cuyos objetivos era la promoción de la cultura.
       
Los interpretes eran la Orquesta de Udmurtia y tengo que reconocer que ante este nombre, entre peliculero y cómico, tuve mis dudas ya que era día 28 de diciembre. Fiel al principio de “lo que no está en Internet no existe”, consulté con el oráculo de Wikipedia que me confirmó la existencia de la república del mismo nombre, perteneciente a la Federación Rusa y situada en los confines orientales de la estepa, próxima al Asia Central. Sus habitantes son rusos eslavos en su mayoría, pero también nativos, los udmurtios, al parecer de raza turcomana, primos de sus vecinos asiáticos, los cazakos, uzbekos, tayikos etc. A pesar de tener su propia historia, quien sabe si grandiosa, su única proyección mediática a nivel internacional es el haber sido el lugar donde nació Tchaikovsky. En fin,  la consulta  confirmó la validez del principio antes mencionado (Udmurtia también existe) y mi propia  incultura geográfica.

El programa era el típico de los conciertos navideños, piezas cortas de música clásica junto a temas modernos del cine, en todo caso obras muy conocidas del público. Estaba dividido en dos partes que fueron interpretadas sin solución de continuidad, e integrado por piezas casi coincidentes con lo indicado en el folleto; se omitió  el vals “Danubio Azul”, y se añadió “Candilejas” de una conocida película de Chaplin.  Se comenzó con obras clásicas entre ellas fragmentos de Tchaikovsky, de la ópera “Carmen”, el “Capricho Español” de Rimsky-Korsakov y alguna más. Se pasó luego a un bloque de música de películas, para mi gusto el más deficiente, con algunas versiones bastante discutibles. Terminaron en plan “Concierto de Año Nuevo” vienés,  con obras de Strauss, entre ellas el “Vals del Emperador”, la “Marcha Napoleón”, un grupo de animadas polkas, para terminar con la tradicional  “Marcha Radezky” y un final navideño a base de “Jingle bells”.
El director era un auténtico histrión que no sólo animó a la participación del público incitándolo al acompañamiento con palmas sino que  subió al escenario a varios espectadores para dirigir la orquesta e incluso montó algunas escenas cómicas en las que se desentendía de los músicos que iban por libre tocando sin su ayuda.

En conclusión, un concierto muy ameno y adecuado a estas fiestas navideñas. Confirma que la música clásica no sólo es un goce para los sentidos, produce sensaciones, o exalta la emotividad; también puede ser un espectáculo divertido.

domingo, 26 de diciembre de 2010

CANTA LA HIERBA. Doris Lessing


Cuando Doris Lessing recibió en 2007 el Nobel de Literatura era para mí una perfecta desconocida, a pesar de que por entonces había recibido ya el reconocimiento internacional a su dilatada carrera literaria y un abundante palmarés de premios europeos mucho menos mediáticos, entre ellos el Príncipe de Asturias de 2001. Me sorprendió entonces verla por TV cuando los periodistas fueron a darle noticia del prestigioso premio. Era una anciana de aspecto frágil,  humilde  y sencillo, que reflejaba mucha serenidad en sus respuestas.  Y sin embargo el comienzo de su andadura vital no fue en absoluto apacible. Pasó su infancia y juventud en la colonia africana de Rodesia agobiada por una madre, autoritaria en exceso, que la llevó a independizarse con trece años y a educarse de forma autodidacta. Desempeñó varios trabajos y  entre los 19 años y los 30 años tuvo dos matrimonios y tres hijos, fue militante marxista y tomó conciencia de los conflictos raciales de la colonia. Finalmente a los 36 años se fue a vivir a Londres donde inició su carrera literaria, en una primera fase de marcada tendencia social, anticolonialista y antisegregacionista lo que le valió  la prohibición de entrada en Sudáfrica y Rodesia. En la década de los 60, abandonó desilusionada el marxismo y en su obra más conocida, “El cuaderno dorado” adopta posturas feministas.
En resumen, Doris Lessing es una escritora de fuerte personalidad muy marcada por su propia experiencia vital que transmite en toda su obra. Como aspecto negativo algunos le han criticado su dedicación en los últimos años a la literatura de ciencia ficción de escasa calidad.

“Canta la hierba” (1950) fue su primera novela y en ella muestra ya una calidad literaria propia de una escritora madura. Comienza con el relato de un crimen que parece anunciar una trama de investigación policial y entonces nos sorprende con lo que en literatura se llama analepsis, (flashback en cine), una técnica retrospectiva que altera la secuencia cronológica de la historia  volviendo la acción al pasado. De esta forma la escritora se centra en narrar  la experiencia de los personajes y como se ven arrastrados al dramático final. Destaca el profundo análisis psicológico de la protagonista central, Mary Turner, en el que manifiesta una clara inspiración autobiográfica.
La acción se desarrolla en Rodesia durante los años 40. Los Turner son un matrimonio de colonos agrícolas que fracasan en su empeño de rápido enriquecimiento y son considerados por sus vecinos como “blancos pobres”, es decir, el máximo exponente del fracaso social. La narración avanza mostrando el lento proceso de autodestrucción de los protagonistas provocado por la rutina, el aislamiento, los prejuicios sociales y el fracaso en la relación con los nativos. En este ultimo aspecto destaca el ambiente de tensión racial impuesto por el racismo de los colonos y el régimen de segregación racial (apartheid). En cuanto al marco geográfico también desempeña un papel destacado en el hundimiento de los personajes. La autora describe las tierras de Rodesia de forma ambivalente; admira la belleza natural de la sabana africana (veld), del paisaje desolado y agreste, la maravilla de color de los amaneceres, pero detesta la dureza del clima, el calor y la sequía. En este ambiente de aislamiento rural y de precariedad de vida, la sucesión de las estaciones y los duros condicionantes climáticos contribuyen también a la desintegración y hundimiento psicológico de los personajes.

Se trata pues de una obra con importante matiz autobiográfico, cuyo eje central es un profundo retrato de la psicología femenina y también una evidente crítica del racismo. Una buena novela, realista y dura, no demasiado apropiada para lectoras con tendencia depresiva.

viernes, 17 de diciembre de 2010

NOVENA SINFONÍA "CORAL" // CARMINA BURANA


El último concierto al que he asistido ofrecía una programación interesante, dos obras de gran popularidad con destacada participación de coros y solistas; nada menos que la Sinfonía nº 9 de Beethoven y los Carmina Burana de Carl Orff interpretadas por una orquesta ucraniana y coros de Bielorrusia.
       
La Novena es quizás la sinfonía de Beethoven más famosa y reconocible por el público. Fue estrenada en 1824 y en su época sorprendió por su ultimo movimiento, un inusual final coral basado en la “Oda a la Alegría” de Schiller que desde entonces se ha convertido en símbolo de hermandad y libertad, alcanzando el honor de ser actualmente el himno oficial de la Unión Europea. 
Cuando oyes interpretar esta obra, en mi caso es la tercera  vez, te vienen a la mente palabras como grandiosa, sublime o apoteosis pero sobre todo comprendes lo que significa genialidad, la de un hombre al final de su vida, aquejado por las enfermedades y completamente sordo que es capaz de componer música de una belleza inigualable. El recitativo y los coros de la “Oda a la Alegría” es una de las pocas composiciones musicales que me produce al oírla un escalofrío de emoción.
Y aún así, tengo que reconocer que esta última interpretación de la “Coral” me ha gustado menos que las anteriores. Para empezar, el desarrollo o la ejecución de la melodía era más lento de lo habitual  lo que le restaba energía y brillantez al conjunto de la obra. En cuanto al bajo, el solista mas destacado, era deficitario en volumen de voz y tenía una tesitura más parecida a la de barítono, es decir más aguda, y por eso fracasó en el recitativo inicial de la “Oda a la Alegría”, un solo que sorprende por su tono grave sin apenas acompañamiento musical. A este bajo se le podía aplicar sin duda la primera estrofa de su recitativo “O Freunde, nicht diese Töne!“ (¡Oh amigos, no en esos tonos¡). 
La interpretación correcta es la que sigue:


Oda a la alegria. "O Freunde"

Me gustó bastante más la segunda parte del programa, los  Carmina Burana. El coro tuvo una estupenda actuación, como en la obra anterior, y entre los solistas, la soprano era muy buena. En un momento de su interpretación sostuvo una nota durante tanto tiempo que pensé que estaba al borde de la apnea. El supuesto tenor tenía una clara tesitura de contratenor, es decir la voz masculina mas aguda y parecida a la femenina, típica de los antiguos “castrati“, pero en este caso su actuación fue corta y además no desmejoraba el conjunto.
La obra de Carl Orff fue compuesta en 1936 y se define como cantata escénica porque además de la participación de orquesta, coros, y solistas, puede ser representada en escenas, aunque esto último no suele ser habitual.  Está compuesta por 25 canciones, la mayoría en latín (carmina), seleccionadas de una colección de cantos goliardos, de los siglos XII y XIII, encontrados en la abadía benedictina de Beuern (Bura en latín). Son poemas en los que se exalta el goce de vivir, los placeres carnales y el disfrute de la naturaleza, junto a sátiras contra los poderosos y los eclesiásticos. Los cantos están agrupados en tres bloques dedicados a la primavera, los placeres de la bebida, y los amorosos. El prólogo, repetido al final  es el famoso canto “Fortuna imperatrix mundi” que destaca el papel de la suerte y el destino en la vida humana.
En la obra la participación de la orquesta se reduce al mínimo aunque es destacable la importancia y riqueza de la percusión. La melodía suele ser repetitiva a lo largo de las estrofas de las canciones y destaca el ritmo que da variedad y riqueza al conjunto que adquiere así un aspecto de música elemental y primitiva muy acorde con la ambientación medieval de los cantos.
        Es la primera vez que asisto a la interpretación de los “Carmina Burana” y no me ha decepcionado. Es tan espectacular como esperaba.

Fortuna Imperatix mundi

miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL ÚLTIMO CATÓN. Matílde Asensi


Desde siempre he sentido cierto recelo hacia los best seller porque entiendo que calidad literaria  y éxito de ventas no van siempre de la mano. Antes de decidirme a  leerlos acostumbro a esperar varios años y durante ese tiempo valoro las críticas y las opiniones de otros lectores sin que ello suponga objetividad por mi parte ya que mi decisión final suele ser fruto de un impulso más que del análisis.
Así ha ocurrido con “El último Catón” un absoluto éxito editorial desde que fue publicada en 2001.  Matilde Asensi  es una buena escritora de novela histórica y de aventura. Ésta pertenece a un género que podíamos llamar  de “suspense esotérico” que llegó a su máxima popularidad en 2003 con otro gran best seller, “El  código da Vinci” de Dan Brown, y que desde entonces ha propiciado la aparición de muchas novelas de este tipo, no todas buenas y muchas incluso lamentables, amparadas en la adhesión del público hacia esta literatura mezcla de misterio, fantasía, y divulgación.

Ciertamente el esoterismo es un auténtico filón para este tipo de literatura. Todo un conjunto de cultos  iniciáticos, filosofías mistéricas, antiguas sectas heréticas, órdenes militares con rituales sincréticos, organizaciones esotéricas elitistas, textos sagrados apócrifos rechazados por la religión oficial y un largo etcétera. Toda esta tradición mistérica se manifestó a lo largo de la historia mediante una exuberante simbología, fruto de la ilegalidad, la persecución, o el elitismo de los iniciados, y en todo caso confusa por cuanto se presta a múltiples interpretaciones. En fin, las ciencias esotéricas son de  difícil estudio histórico pero muy aptas para estimular la fantasía del lector.

El esquema de estas novelas suele ser muy parecido. Pueden comenzar con un suceso de tipo policíaco rodeado de misterio pero también de símbolos. Los protagonistas, muy cultos y con trabajos relacionados con el arte, emprenden una investigación deductiva basada en estos símbolos que a veces los lleva a soportar pruebas peligrosas y a profundizar en sucesivos misterios encadenados. Algo parecido a un camino iniciático en el que aparece velada y semioculta la presencia de una supuesta secta esóterica que pretende ser la guarda y defensora de un importante secreto que debe ser desvelado.
Aunque el lector espera impaciente el desenlace, la trama se hace a veces tan complicada que se necesita un final rápido que corte y explique de lleno la maraña argumental; algo parecido al  “deus ex machina” de las antiguas tragedias latinas. Con frecuencia este final  desilusiona un poco a veces por ingenuo, otras por excesivamente fantástico, y suele dejar algunos puntos oscuros si se pretenden explicar todos los misterios argumentales. Cuando se produce el desenlace el lector comprende que en realidad es lo que menos importa. Lo interesante es en suma el proceso de búsqueda, rico en simbología y fantasía, es el camino y no la meta.

Para terminar, debo de aclarar que después de “El código da Vinci” he leído unas cuantas novelas de este género, casi todas bastante malas, a veces rozando lo ofensivo para la inteligencia de un lector medio. Por comparación esta de Matilde Asensi me parece buena, bien construida y en muchos aspectos superior a la más popular de Dan Brown. Se lee con facilidad e interés.

domingo, 5 de diciembre de 2010

ESPAÑA, SUEÑO Y VERDAD. María Zambrano


María Zambrano (1904-1991) fue una figura destacada de la intelectualidad española del pasado siglo y no obstante la gran desconocida para una amplia mayoría de lectores, debido en parte a un prolongado exilio de nuestro país (1937-1984) y a su filiación política republicana, algo decisivo en su biografía pero poco importante en el contenido de su obra literaria esencialmente dedicada a la filosofía.

Fue discípula de Ortega y Gasset y durante su formación mantuvo contacto y amistad con intelectuales de las generaciones del 98 y del 27, entre otros con los poetas Antonio Machado, Luis Cernuda y Miguel Hernández. En su juventud vivió en Segovia, Madrid, Valencia y Barcelona y en su exilio viajó y residió en Chile, México, La Habana, París, Roma y otros lugares de Francia e Italia. Era pues una mujer cosmopolita lo cual sin duda enriqueció su pensamiento que partiendo de la filosofía de Ortega, ecléctica entre racionalismo e idealismo (“razón vital”, “perspectivismo”), evolucionó hacia otro eclecticismo que podría definirse como “racionalismo poético” una filosofía con fuerte tendencia mística.
Para Zambrano la razón, que es duda y pregunta a un tiempo, es  el método para explicar parte de la realidad, la de las cosas (verdad científica). Pero el racionalismo es insuficiente cuando buscamos la esencia de lo humano porque en el hombre subyace un fondo oculto y misterioso, caótico, primigenio y no revelado, algo que ella llama “sagrado” o “poético”.  La “razón poética” es el método a seguir en la búsqueda de dicha esencia. Un método pasivo, basado en el ensimismamiento que conduce a una especie de revelación.

La presente obra está integrada por una serie de ensayos en los que la autora analiza algunos de los temas y personajes más sobresalientes de la cultura española. Mitos muy nuestros como Don Juan o el Quijote,  personajes legendarios como el Cid; otros sobre la “mujer literaria” de Galdós, las ideas contrapuestas sobre la vida en Ortega (filosofía vital) y Unamuno (sentimiento trágico), y algunos  dedicados a pintores como Picasso o  a la ciudad de Segovia. En todos estos ensayos aparecen algunas de las ideas directrices de su filosofía que antes he intentado resumir, expresadas en un lenguaje muy parecido a la prosa poética.
Tengo que reconocer que es una obra interesante por su contenido e incluso por su estética, pero de difícil lectura, al menos para mí. Y es que me resulta complicado profundizar en la densa complejidad conceptual del lenguaje metafísico y más aún en el poético, tan dado a la introspección, tan intimista y, por tanto, tan personal del autor. Tengo pues que suponer que no estoy especialmente bien dotado para penetrar en el fondo de la especulación filosófica ni en la poesía, por más que pueda disfrutar de los aspectos formales y estéticos de esta última.

Repito, un libro interesante que obliga a una lectura detenida y profunda. Muy adecuado para aquellos aficionados a “la funesta manía de pensar”.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL TERCER REICH. Roberto Bolaño


Se trata de la novela póstuma de un escritor de fama póstuma. Roberto Bolaño (1953-2003) fue un poeta y novelista chileno educado literariamente en el exilio, primero en México y después en España, concretamente en Cataluña. Muerto prematuramente, fue uno de los representantes del “infrarrealismo”, un movimiento de vanguardia literaria muy crítica con la anterior generación de autores latinoamericanos consagrados oficialmente, los representantes del llamado “realismo fantástico”. Escritor controvertido, rebelde e hipercrítico, alcanzó el éxito tras su muerte, de forma paradójica en el mercado norteamericano cuando su obra fue traducida al inglés, y actualmente es uno de los autores de moda.

“El Tercer Reich” es una de esas obras difíciles de comentar porque la tentación de ser demasiado descriptivo puede arruinar la novela a futuros posibles lectores, algo que sería imperdonable porque se trata de una narración que mantiene un interés “in crescendo” hasta su desenlace.
        El relato resalta lo inquietante que puede ser la realidad, lo aparentemente cotidiano y rutinario cuando se impregna de un halo de misterio. Nada más  rutinario y apacible que unas vacaciones de verano en la Costa Brava que el protagonista, un joven experto en “wargames”, nos cuenta escribiendo un diario. Pronto se verá rodeado de personajes, misteriosos unos, inquietantes e incluso siniestros otros. Todo contribuye a enrarecer el ambiente que se torna obsesivo y mantiene en el lector una sensación de peligro indefinido que puede avocar a un desenlace fatal en cualquier momento.
En su conjunto creo que el relato explora lo imprecisa y borrosa que puede llegar a ser la frontera entre realidad y fantasía. En mi opinión es una obra interesante con bastantes aspectos originales en su desarrollo argumental.
Por cierto, el diseño de la cubierta del libro simboliza a la perfección mucho de lo que se ha comentado. La imagen de serenidad y normalidad representada por la bañista tomando el sol atravesada por la sombra que provoca la inquietud por lo desconocido, por una realidad revelada a medias.

sábado, 20 de noviembre de 2010

LA VIDA BREVE / CAVALLERIA RUSTICANA


De nuevo ópera en nuestra ciudad, con una programación doble; “La vida breve” de Manuel de Falla y “Cavalleria rusticana” de Pietro Mascagni, interpretadas por una compañía española, los Coros y Ballet Ópera 2001, junto a la orquesta búlgara de Pleven.
Me parecer acertado el  haber reunido las dos obras en una sesión única porque coinciden en algunos aspectos y ofrecen así un conjunto armónico. Ambas son de corta duración, en uno o dos actos, lo cual facilita el asociarlas y cierta economía de medios en la representación escenográfica. Escritas entre finales del XIX y principios del XX, la acción se desarrolla en esa misma época, ambas son de un genuino ambiente castizo, localizadas en el Albaicín granadino la primera y en la Sicilia rural la segunda. Las dos son dramas de amor y en las dos tienen un papel destacado los coros y la danza como elementos asociados al canto.

        “La vida breve” nos muestra el amor entre una gitana y un señorito “granaino” traicionado por este último cuando la abandona y se casa con una mujer de su clase. Durante toda la obra se repite el estribillo de un canto de los herreros del barrio gitano: “¡¡Malhaya quien nace yunque, en vez de nacer martillo¡¡”, una frase de clara resonancia social aplicada aquí al amor imposible entre amantes de distinta posición social, cultural y económica. Pero a pesar de su influencia romántica, la obra me parece algo fría y académica porque la acción resulta una perfecta excusa para mostrarnos el tipismo del lugar. Por eso lo más destacable de esta ópera son sus coros y sobre todo sus números de danza entre las que sobresale  alguna, como la nº 1, muy reconocible por todos. Lo menos bueno, los personajes que en mi opinión tienen poca fuerza pasional. La gitana Salud (soprano) es más sufridora que apasionada en su amor y su novio Paco (tenor), marcado por el engaño, parece más un rufián que un buen amante.

    



 La vida breve. Danza nº1



        


         En cambio la segunda obra, “Cavalleria rusticana” es de todo menos fría. La típica ópera italiana, drama con tintes de tragedia griega, de personajes afectados por fuertes sentimientos. En ella hay de todo, amor apasionado y amor  despechado, celos, traición, honor ultrajado, venganza y hasta sacrificio generoso. Abundan aquí más las arias y los dúos entre la pareja principal Santuzza (soprano) y Turiddu (tenor) aunque también destacan los coros, en particular el “Regina coeli laetare” y un delicioso intermezzo musical próximo al desenlace del drama.
En fin, una estupenda noche de ópera. 
Cavalleria rusticana. Intermezzo

Cavalleria rusticana. Regina coeli laetere

Cavalleria rusticana. Addio alla Madre

domingo, 14 de noviembre de 2010

LA RED SOCIAL. David Fincher


“La Red social” ha sido considerada por la crítica una de las mejores películas de este año 2010. En mi opinión lo más destacable  es su excelente guión, adaptado de  una novela de Ben Mezrich sobre Mark Zuckerberg, el creador de la red “Facebook”.

No pretendo aquí hacer una sinopsis de la trama argumental sino comentar algunos aspectos destacables de la misma. Mark Zuckerberg, es la representación iconográfica, la imagen del triunfador, entendido al modo norteamericano como “self made man”, hombre hecho a sí mismo que por su inteligencia, esfuerzo, y voluntad, crea un imperio económico y alcanza el máximo reconocimiento social. Es en fin el escalón más alto que se puede alcanzar en  la llamada “american way of life”, exponente de la igualdad de oportunidades que en teoría ofrece la democracia americana.
Pero esta imagen del triunfo se ha actualizado y ahora vivimos en un mundo más acelerado, por eso el triunfador lo es cada vez más joven y el éxito no llega como resultado del esfuerzo de toda una vida sino gracias a ideas geniales o aptitudes físicas excepcionales, caso de los deportistas de élite. Un éxito prematuro que a veces es mal asimilado por adolescentes inteligentes hasta la genialidad pero inmaduros en el plano emocional. Así, en el camino hacia el triunfo van quedando al margen afectos y amistades traicionadas por la idea obsesiva de poder  que, una vez alcanzado deja un resabio amargo porque no todo se puede conseguir.

El segundo aspecto a destacar en este guión es la importancia creciente de las nuevas modalidades de comunicación propiciadas por Internet. El papel de la prensa como creadora de opinión se ha visto superada por estas redes que además pueden provocar la movilización social. Hasta ahora hemos visto como  mediante las mismas se puede convocar a los jóvenes para una “macrofiesta” o una concentración de protesta. Sólo el tiempo nos dirá si la movilización puede llegar a extremos revolucionarios y sin fronteras.   

viernes, 5 de noviembre de 2010

AKHENATÓN. Naguib Mahfuz


No me parece una de las mejores obras de este escritor egipcio, Premio Nobel de 1988. Se trata de una novela histórica centrada en la figura de Amenhotep IV (1353-1336 a.C.), faraón de la XVIII dinastía que cambió su nombre por el de Akhenatón  y protagonizó la primera revolución o reforma religiosa de la historia.

       Hasta no hace mucho, los historiadores occidentales, quizás influidos por el cristianismo, vieron con simpatía la religión egipcia  de Atón (el disco solar)  al considerarla como la primera visión monoteísta de Dios en un mundo antiguo dominado por el politeísmo.
En la actualidad está aceptado que se trató más bien de una reforma de carácter político destinada a limitar  el poder de la casta sacerdotal del dios tebano Amón. El padre de Akenatón, Amenhotep III, fue el primero en dictar leyes y medidas para limitar dicho poder pero fue su hijo, al que se atribuye un carácter de iluminado, el que materializó la revolución amarniana impregnada de pacifismo y tan conceptual que eliminaba las tradicionales representaciones antropomorfas del nuevo dios, algo que no casaba bien con la mentalidad egipcia y que a la larga la llevó al fracaso. En este ambiente de misticismo y deseos de paz universal, Ahenatón y su esposa, la famosa Nefertiti, se proclamaron únicos intermediarios entre el dios Atón y sus seguidores, al tiempo que fundaron una nueva capital llamada Aketatón (Tell-Amarna). Con estas dos medidas eliminaban de golpe el poder de los sacerdotes y acabaron con  la hegemonía tebana convirtiendo así a la nueva religión en instrumento de revolución política, aunque de hecho el politeísmo no fue proscrito, sólo  convirtieron el culto solar en la religión estatal.

La novela de Naguib Mahfuz aborda este conocido episodio del Antiguo Egipto dándole un enfoque relativamente original en el que los personajes históricos que rodearon al faraón, la reina madre Tiy, su maestro Ay, el general Horenheb o su esposa Nefertiti, entre otros, opinan sobre Akhenatón según su visión de los hechos y bajo la óptica de sus propios intereses particulares. Pero a pesar de todo la resultante es una narración algo monótona en la que el escritor egipcio sacrifica los que son algunos de sus principales valores literarios, su gusto por la leyenda y los cuentos populares, todo en aras de un afán de objetividad a la que no está obligada la novela histórica. En resumen, como historia no aporta nada y como relato pierde el misterio, el  romanticismo y la chispa a la que nos tenía acostumbrado este escritor en sus otras novelas ambientadas en el antiguo Egipto.

domingo, 24 de octubre de 2010

ROMEO Y JULIETA. Sergéi Prokófiev





El ballet y la ópera son géneros musicales en los que el canto y la danza clásica se asocian al teatro en un todo armonioso y magnífico. Por desgracia este tipo de espectáculos requieren un montaje costoso y hasta hace poco no era frecuente verlos fuera de las grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
Este panorama ha cambiado en los últimos años gracias a las giras por España de algunas compañías rusas. Son grupos formados en la última década, que quizás operan como escuela y cantera de los grandes teatros de Moscú o San Petesburgo y están integrados por cantantes o bailarines jóvenes bajo la dirección de alguno de ellos ya consagrado. Se acompañan de pequeñas orquestas también rusas o de países centroeuropeos como Eslovaquia, Croacia o Chequia. Sus primeras figuras son jóvenes que han conseguido ya algunos premios de interpretación y se consagran o hacen curriculum en estas giras internacionales.

 Gracias a este tipo de compañías de bajo presupuesto, hemos podido disfrutar en capitales de provincia de algunas buenas óperas y ballets, algo increíble hasta hace muy poco. No obstante, la crisis económica parece que también afecta a estos espectáculos y para ahorrar gastos ahora prescinden de la orquesta y nos ofrecen “música enlatada” con lo que claramente se empobrecen porque la peor de las orquestas es siempre superior al mejor de los equipos de sonido. De ahí mi decepción al comprobar que era el caso de esta representación del “Romeo y Julieta” de Prokofiev, con una música de enorme riqueza y expresividad artística que hubiera merecido la interpretación en directo.

Tras su publicación en 1935, la partitura de este autor ruso fue considerada “imbailable” por los directores del Bolshoi de Moscú debido a su complejidad y cierto carácter de música experimental. El tiempo no les dio la razón y tengo que decir que la coreografía de nuestra representación era excelente y se adaptaba perfectamente a la música. Para seguir en positivo debe destacarse la excelente actuación de la “primera bailarina” (Julieta) que nos deleitó con una excelente ejecución además de manifestar grandes dotes interpretativas en un papel de intensa emotividad. También destacable el bailarín que interpretó a Mercucio y bastante más modesto en su actuación el Romeo.

La representación de este “Romeo y Julieta” en nuestra ciudad pagó su deficiencia musical al precio de una baja asistencia de espectadores que apenas llenaron un tercio del aforo.

Montescos y Capuletos: 
Danza de los Caballeros 
 

viernes, 22 de octubre de 2010

ENSAYO SOBRE LA TOLERANCIA. Voltaire



Hace más de doscientos años, los escritores de la Ilustración francesa definieron los conceptos políticos, éticos, y filosóficos que son la base de nuestra actual civilización occidental; división de poderes, laicismo estatal, contrato social, predominio de la razón, progreso científico, y tolerancia. En concreto esta última me sugiere una reflexión.

Desde que se formularon estos principios hemos sufrido en Europa toda clase de conflictos; revoluciones, dictaduras, guerras civiles, totalitarismos genocidas. Y cuando creíamos superados todos los fanatismos y estábamos cómodamente instalados en la democracia, el estado de derecho y del bienestar, basta una crisis económica para ver de nuevo el rebrote de la sinrazón en forma de xenofobia e intolerancia religiosa.
       Por eso me resultó atractiva la lectura de este pequeño “Tratado sobre la tolerancia” que casualmente vino a mis manos. Y es que la tolerancia religiosa fue una de las ideas directrices del pensamiento de Voltaire (1694–1778), uno de aquellos ilustrados; escritor además de filósofo, historiador, abogado y precursor del periodismo, entre otras facetas. Sus escritos le llevaron a enfrentarse con la Iglesia católica, pero también con los calvinistas y hugonotes franceses. Fue encarcelado por este motivo y sufrió por ello exilio en Inglaterra hasta que finalmente fijó su residencia en Ginebra, fuera del alcance de los católicos franceses. Se le consideró ateo cuando en realidad era sólo deísta y creía en un Ser Superior no mediatizado por las religiones.
       El autor introduce su ensayo mediante un caso judicial, el de Jean Calas un hugonote de Tolouse que en 1761 fue acusado y ajusticiado por el asesinato de su hijo que supuestamente quería convertirse al catolicismo. Voltaire escribió y publicó sobre este caso toda una serie de artículos denunciando un flagrante error judicial propiciado por los prejuicios fanáticos del vecindario católico de la víctima. Lo que hoy llamamos un “juicio paralelo” popular. Mediante una hábil campaña periodística en Paris consiguió la revisión del caso por la Corte real y la rehabilitación de Calas y su familia injustamente acusados. A continuación el filósofo ilustrado desarrolla su ensayo explicando las ventajas prácticas de la tolerancia religiosa, las consecuencias del fanatismo religioso en Francia durante el siglo anterior (guerras de religión, matanza de San Bartolomé). Hace historia y explica la tolerancia que en la antigüedad tuvieron griegos y romanos en materia de religión (excepto el caso de Sócrates). Mantiene que Cristo nunca fue intolerante y que tanto los Evangelios como los escritos apologéticos predican la indulgencia. Denuncia el fanatismo religioso medieval, fruto de la ignorancia, de la superstición y de las disputas teológicas estériles de los primeros siglos de cristianismo. Expone las ventajas sociales y políticas de la tolerancia religiosa, de su utilidad para el Estado y que la misma es acorde con el derecho natural y necesaria para el desarrollo de la razón y de la ciencia. Termina finalmente el ensayo haciendo una apología de la tolerancia universal y con una plegaria a Dios pidiendo el triunfo de la misma.
El estilo del texto es claro y sencillo, alejado de toda grandilocuencia. En ningún momento ataca la fe y las creencias católicas aunque manifiesta una fina ironía al exponer las consecuencias del fanatismo católico. Parece que escribió el libro bajo seudónimo y nunca admitió claramente su autoría quizás para evitar las represalias de la Iglesia que finalmente cayeron sobre toda su obra literaria.
      Si hemos de juzgar por este ensayo, considero injusto el estigma de “ateo” que se le adjudicó a Voltaire. Mas bien pienso que algunas de sus frases e ideas deberían ser incluidas en los contenidos educativos, por ejemplo en esa asignatura de “Educación para la ciudadanía” tan controvertida y denostada en nuestra enseñanza actual.

domingo, 10 de octubre de 2010

EN TIERRAS BAJAS. Herta Müller



Si revisamos la biografía de Herta Müller estaremos de acuerdo en que su infancia no debió ser demasiado afortunada. Nació en el Banato, una región al oeste de Rumania rodeada de ríos, entre ellos el Danubio, pero de tierras pobres en las que a penas se podía cultivar algo más que patatas, remolacha y maíz. Tan pobres que en el siglo XVIII estaban despobladas y sus penúltimos dueños, los austrohúngaros, las repoblaron con campesinos desposeídos del sur de Alemania. En el seno de esta minoría étnica germanoparlante, conocida como “los suabos del Banato” nació nuestra autora ocho años después de acabada la Segunda Guerra Mundial, cuando la región fue adjudicada en su mayor parte a Rumania. Igual que los sudetes de Checoslovaquia, estos alemanes pagaron las culpas del régimen nazi en la nueva Rumania comunista surgida de la guerra. Como ilustración de este pasado conflictivo destacaremos que el padre de la escritora fue miembro de las Waffen-SS y su madre fue deportada en 1945 a Rusia donde pasó cinco años en un campo de trabajo. Con estos antecedentes, y educada en la cultura alemana, es lógico que en su juventud se enfrentara al dictatorial régimen de Ceaucescu, siendo interrogada y acosada muchas veces por la policía. Esta oposición de la autora a la dictadura comunista se refleja en toda su obra y al parecer fue decisiva para que se le premiara en 2009 con el Nobel de literatura.

“En tierras bajas” fue su primera obra publicada (1982). Se trata de una colección de cuentos en los que se muestra las duras condiciones de vida de los campesinos alemanes y las difíciles relaciones familiares que la pobreza condiciona, todo esto visto por una niña y mezclado con sus ensoñaciones personales. La resultante es una muestra de fantasía y realidad que recuerda algo el llamado “realismo fantástico” de algunos escritores latinoamericanos. Con estos mimbres se podrían haber elaborado unos relatos conmovedores, pero la impresión que causan es bien distinta. Estos cuentos, mas que narraciones son mera descripción fría y minuciosa, carente de emotividad, que en ocasiones se recrea en los aspectos más sórdidos y escatológicos. Quizás la autora pretende destacar así la dureza de su tierra natal, pero la consecuencia, al menos en mi caso, es que acaba provocando el desinterés del lector.

Cierto que es injusto juzgar toda la obra de Herta Muller por estos relatos, pero tengo la impresión de que el Nobel ha premiado en ella el compromiso político antes que la buena literatura.

viernes, 1 de octubre de 2010

LA SOLEDAD DE LOS NUMEROS PRIMOS. Paolo Giordano

El acceso de Paolo Giordano (1982) al mundillo literario fue aquello del dicho: “llegar y besar el santo”. En efecto, con sólo 26 años publicó ésta, su primera novela, que le hizo famoso. Éxito de ventas, ganadora de prestigiosos premios y traducida a varios idiomas. Parece que este joven escritor italiano es además un científico de cierto nivel, especialista en física nuclear y ha colaborado en causas humanitarias con diversas ONG. Ha publicado desde entonces dos novelas más y muchos relatos cortos en prensa.
En mi opinión, La soledad de los números primos (2008) es un merecido triunfo para un relato original y un tanto inquietante. La historia de un amor imposible entre dos adolescentes, Alice y Mattia, marcados ambos por sucesos terribles ocurridos en su infancia, secretos inconfesables, de los que imprimen su huella para siempre y los conducen al aislamiento social y familiar, a una soledad deseada y temida al mismo tiempo.
El título, alusivo a las matemáticas, es una metáfora del propio relato. Los números primos, solo divisibles por sí mismos y por la unidad, aparecen de forma ocasional sin ninguna relación periódica en la serie de los números. En algunas ocasiones se presentan como primos gemelos, es decir, en parejas, pero no de forma sucesiva sino separados por otro número no primo. Los protagonistas son como esas parejas, arrastran su soledad y casi contactan sin llegar a juntarse. Se reconocen en su aislamiento, se comprenden y se atraen, pero el peso de sus secretos y sus traumas les impide unirse. Son como las líneas paralelas, iguales pero destinadas a no contactar nunca.
La trama argumental se desarrolla de forma lineal en el tiempo, dividida en grandes capítulos, señalados con fechas anuales que encuadran la evolución de los protagonistas desde la infancia a la edad adulta. Éstos a su vez se subdividen en otros, numerados y más cortos, que enfocan la acción hacia cada uno de ellos a modo de escenas muy visuales en lo descriptivo y con diálogos cortos. El narrador en tercera persona nos muestra sus sentimientos y actitudes en las que hay de todo; sufrimiento, culpa, autolesión, venganza y soledad.
El tono del relato no es trágico, pero está salpicado de momentos francamente angustiosos que pueden provocar inquietud en el lector. Pienso que esto se debe a que, de alguna forma, nos reconocemos en los sentimientos de los personajes que, en mayor o menor medida, todos hemos experimentado alguna vez. El deseo imposible de comunicarse con otros, la atracción frustrada por la timidez, los pequeños o grandes secretos que guardamos en nuestro interior y nunca compartimos por vergüenza o miedo a ser juzgados por ellos.
La soledad de los personajes carece de aspectos positivos, es opresiva, pero en cierto sentido deseada por los protagonistas como un medio de redención de sus culpas que en el fondo los conduce a la serenidad y la paz interior. Rechazan el amor y la comprensión y se conforman con la complicidad de saberse iguales.
En fin, se trata de una estupenda historia relatada con sencillez, sin artificios literarios, que agobia en algunos momentos, pero no te deja indiferente y te engancha hasta el final.
  


domingo, 19 de septiembre de 2010

FEDRA. Juan Mayorga


Ficha técnica:
Versión de Juan Mayorga.
Director: José Carlos Plaza
Reparto: Ana Belén. Alicia Hermida. Fran Perea

Fue representada en nuestra ciudad a principios de este año al comienzo de una gira por provincias de la compañía que previamente la había estrenado en Madrid.

Fedra en versión del dramaturgo Juan Mayorga ha sido justamente elogiada por la crítica. Se ha destacado su renuncia a falsas actualizaciones del mito y el mantener la tragedia en espacio mítico clásico. También por destacar los aspectos psicológicos de los personajes y hacer una versión basada en los diálogos y por tanto una obra de actores. Todo ello reforzado por una puesta en escena sencilla pero impactante por su carácter simbólico que resalta aún más si cabe el papel de los personajes. Entre ellos destaca Fedra, interpretada por Ana Belén, cuya actuación todos califican de estupenda, en un papel que parece diseñado para ella.

Entre las críticas negativas se ha dicho que los personajes “sobreactúan” en bastantes escenas. No estoy totalmente de acuerdo, no podemos confundir sobreactuación y declamación. Estamos tan acostumbrados a la naturalidad de los diálogos en el cine que hemos olvidado que el teatro, por su carácter de actuación en vivo y en directo, en un espacio cerrado y sin megafonía, exige un cierto grado de declamación en los actores, es decir, una elevación del volumen de voz acompañadas de inflexiones de la misma y gestos que le permitan llegar hasta el último espectador de la sala.Este aspecto se acentúa aún más si cabe en la tragedia clásica griega y esto porque en la misma se trataban los grandes temas y pasiones de la humanidad, el amor, la muerte, la venganza, el honor etc. Para manifestar estados de ánimo turbulentos era necesario elevar la voz y exagerar los gestos teniendo en cuenta que los teatros estaban al aire libre y los actores estaban limitados en su expresividad por máscaras.

En fin, la declamación es inseparable de la tragedia griega y Fedra no es una excepción. La diferencia entre la actuación de Ana Belén (Fedra) y la de Fran Perea (Hipólito) está en que la primera declama y sabe manifestar los cambios en el estado de ánimo del personaje mediante gestos y sutiles modulaciones de la voz. En cambio el segundo declama de forma monocorde lo que impresiona como sobreactuación. Es la diferencia entre una actuación magnífica y otra más discreta, entre la actriz consagrada y el actor joven que aún tiene algo que aprender. Por cierto, la muy veterana actriz Alicia Hermida también borda el papel de la criada Enone.

En resumen, esta es una Fedra de rasgos muy humanos, plenamente responsable de su amor y de su dolor, sin la exculpación de la predestinación o el capricho de los dioses (Eurípides). En eso reside su actualidad que, no obstante, sabe respetar el mito clásico con una puesta en escena apropiada y respetuosa con el original

LA NOCHE DE LOS TIEMPOS. Antonio Muñoz Molina


Esta última novela de Muñoz Molina me parece una obra de plena madurez literaria. La de un escritor de oficio y experiencia consolidados, con una trama argumental sólida y de un estilo propio, elegante y preciso, de frases largas pero sin florituras barrocas que nos aparten de lo esencial de la narración. Es además una novela intimista en cuanto que se caracteriza a los personajes con profundidad psicológica mostrándonos sus sentimientos más recónditos.
El relato se desarrolla con frecuentes escenas retrospectivas que alteran la secuencia cronológica del mismo (flashback), una técnica muy cinematográfica que sin duda facilitaría la versión de la obra a este medio. Está contado en tercera persona y parece como si el narrador, desde la actualidad, pretendiera vislumbrar con pretensión de verosimilitud y objetividad lo que vivieron y sintieron los personajes en medio del drama histórico que les tocó vivir. Pienso que el título de la novela alude precisamente a esta perspectiva histórica y es una metáfora de lo que representa nuestra guerra civil para un español de hoy, “la noche de los tiempos”, una zona oscura de nuestro pasado.
La narración se desarrolla en un marco temporal muy concreto, los meses previos al golpe de estado del 18 de julio y los primero meses de la guerra hasta finales de 1936. Durante este tiempo, las vivencias y relaciones del personaje principal sirven al autor para mostrarnos el contexto histórico de aquella época en una visión que en realidad se extiende a casi todo el primer tercio del siglo XX en España y Europa. En efecto, por el relato desfilan toda una serie de personajes secundarios tales como falangistas, viejos monárquicos conservadores, burgueses liberales, obreros socialistas, milicianos anarquistas, que ilustran las tensiones sociales y las doctrinas políticas emergentes y antagónicas que finalmente dieron al traste con la experiencia republicana y acabaron en la locura exterminadora de la guerra civil.
En cierto sentido la novela supone un ejercicio de “memoria histórica” bien entendida, es decir, sin victimismo ni revanchismo, sin sentimientos de culpabilidad ni interesadas apelaciones al olvido. Nadie mejor que Muñoz Molina para este ejercicio ya que pertenece a una generación de postguerra que sin embargo recibió los testimonios directos y las experiencias de la generación anterior, los que vivieron y sufrieron la guerra. Como perteneciente a la misma generación que el autor puedo entender que dicha información está analizada sin apasionamiento y en consecuencia se acerca lo suficiente a la objetividad.
De lo dicho hasta el momento no debe deducirse que estemos ante una novela histórica. No creo que haya sido esa la intención del autor. Se trata más bien de una historia de amor en medio de un cataclismo histórico capaz por si mismo de cambiar las vidas de los personajes, no solo en sus circunstancias vitales sino en sus sentimientos y valores éticos.
La tesis que se desprende del relato la podemos resumir con aquella frase de uno de los “Caprichos” de Goya, que también fue experto en retratar los desastres de la guerra; “el sueño de la razón engendra monstruos”. En efecto, el protagonista principal es hombre ilustrado, razonable, liberal y moderado pero cuando estalla la guerra es testigo de la barbarie de uno y otro bando en la retaguardia. A partir de ese momento aparecen los monstruos, duerme la razón y su carácter se transforma; de seguro y suficiente pasa a ser cobarde y humillado. En un entorno en que la venganza, la represión, los bombardeos, los “paseos” y fusilamientos indiscriminados, pasan a formar parte de la normalidad; el miedo, el recelo y la soledad también forman parte de lo cotidiano y terminan por llevar al exilio al protagonista aunque no le devuelven la seguridad ni los valores previos porque es ya un hombre distinto cambiado por la brutal experiencia de la guerra.


jueves, 5 de agosto de 2010

LA ARAUCANA. Alonso de Ercilla



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Hasta hace bien poco La Araucana de Alonso de Ercilla era para mí solo dos nombres aprendidos durante mi formación de bachiller en un sistema educativo ya rancio que ha sido denostado por excesivamente memorístico. Pero cuando encontré el libro en el estante giratorio de una librería, junto al título y su autor, evoqué otros datos como “renacimiento español”, “poesía épica”, “conquista de Chile” o “Caupolicán”, a modo de lo que ahora llaman “palabras clave” y todas ellas me incitaron a leer esta obra motivado por una mezcla de curiosidad tardía y de aprobar una asignatura pendiente para rellenar una de las muchas lagunas en mi formación. Ahora, una vez finalizada la lectura me alegro de aquellas memorizaciones juveniles porque no se puede entender ni gozar de algo que no se recuerda.

La Araucana es un clásico de nuestro renacimiento español que tiene varios aspectos destacables. En el plano literario no fue la primera obra que trataba sobre temas de la conquista del Nuevo Mundo (antes Bernal Díaz del Castillo y otros) pero si la primera obra culta de esta temática. Escrita como poema épico, un género entonces de moda, fue un auténtico éxito de ventas en su época.
Editada en tres partes y en diferentes años, está dividida en 37 Cantos (capítulos) y compuesta por versos endecasílabos agrupados en la estrofa llamada “octava real” (rima abababcc).
Alonso de Ercilla era un noble de esmerada educación que conocía tanto a los clásicos grecolatinos como a los escritores del Renacimiento italiano. Se ha dicho que se inspiró en “la Iliada” de Homero, en “la Eneida” de Virgilio y en el “Orlando furioso” de Ariosto entre otras obras. En mi opinión es muy reconocible en el texto la influencia de las dos primeras, tanto en el tratamiento heroico de los personajes como en el realismo a la hora de describir los crueles combates de los mismos. La novedad es que los hechos relatados no son mítico-legendarios como en los grecolatinos sino contemporáneos, vividos y presenciados por el autor. Por otra parte en aquellos los dioses forman parte de la acción y la determinan mientras que en “la Araucana” las frecuentes alusiones mitológicas son un puro recurso estilístico culto.

La obra tiene además una segunda lectura en el plano histórico. Se narra en ella el fracaso inicial de la campaña de conquista de Chile emprendida por Pedro de Valdivia que terminó con la muerte del mismo, la posterior rebelión de los indios araucanos y la guerra mantenida por los españoles al mando de don García Hurtado de Mendoza que terminó con la derrota de aquellos.
Aunque los hechos fueron presenciados por el autor, la forma literaria del poema épico les resta credibilidad histórica. No obstante se trata del único testimonio de la conquista de Chile por lo que ha sido considerada como fuente histórica fidedigna durante casi trescientos años, más aún por parte de los chilenos. Me consta que en las escuelas de este país los niños memorizaban las estrofas iniciales del poema en las que se describen los límites geográficos de Chile, y que para los chilenos Caupolicán es el equivalente de nuestro Viriato, es decir, un referente legendario de las raíces indígenas que forman parte de la identidad nacional.
Aunque un objetivo claro de la Araucana es exaltar el heroísmo de la conquista española también se destacan claramente los valores del pueblo araucano, la valentía, la buena organización táctica de sus ejércitos y la tenacidad en la lucha a pesar de la superioridad técnica de los españoles (caballos, armas de fuego). Ercilla muestra una evidente simpatía por los indígenas e incluso llega a denunciar algunos de los vicios de la conquista española tales como la codicia, muy manifiesta en el caso de Valdivia, y la crueldad de algunas actuaciones tales como la ejecución del cacique Caupolicán.
La obra tiene también otro objetivo manifiesto y es la exaltación de la idea imperial concretada en el imperio español de Felipe II. En esto imita claramente a Virgilio (Eneida) cuyo poema estaba destinado a glorificar el imperio de Augusto. En efecto, la obra está dedicada en la introducción al cesar Carlos y a su hijo Felipe al que se dirige personalmente en muchos capítulos considerándolo como el primer lector de la misma. Además en varias disquisiciones, y mediante distintos artificios literarios, se describen las batallas de San Quitín y de Lepanto en un claro salto de escenario geográfico y político que pretende resaltar la universalidad del imperio español.
Finalmente hay que destacar un tercer aspecto, el lingüístico. Y es que la narración está repleta de figuras literarias tales como comparaciones, históricas o míticas, metáforas, hipérboles y sobre todos repeticiones de términos (anáforas) destinadas a reforzar la intensidad de la acción. Abunda además en cultismos, anacronismos y nos muestra en general un castellano antiguo que haría las delicias de gramáticos, lexicógrafos y filólogos. Por suerte para un lector como yo, poco o nada versado en estas disciplinas, la edición de Editorial Cátedra (Letras Hispánicas) abunda en notas aclaratorias que ayudan a disfrutar plenamente de esta riqueza literaria.
Se trata pues de una auténtica joya de nuestros clásicos españoles, reconocida en su época como tal no sólo por los lectores sino incluso por autores de la talla de Cervantes que la cita en el Quijote.

sábado, 31 de julio de 2010

CELDA 211. Daniel Monzón


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Con la palabra inglesa “thriller” se define actualmente el género literario, y especialmente el cinematográfico, de acción trepidante que provoca expectación y ansiedad en el lector o espectador durante el desarrollo de la misma. Personalmente prefiero utilizar el galicismo “suspense”, por su mejor sonoridad, por estar incorporado de hecho al castellano, y por contrarrestar la creciente contaminación anglosajona de nuestro leguaje habitual.
Una vez hecha esta aclaración, quizás innecesaria o no compartida, debo decir que “Celda 211” me parece una de las mejores películas de suspense del cine español, un género poco habitual en el mismo. En efecto, cuando a los pocos minutos de comenzada la acción explota el motín carcelario en toda su crudeza y brutalidad lo primero que pensé es que resultaría imposible mantener semejante intensidad y expectación durante todo el metraje de la película y que, tarde o temprano, la acción decaería. Me equivoqué porque la trama argumental mantiene en todo momento tal grado de “suspense” que provoca niveles de ansiedad y verdadera angustia que te mantienen la musculatura tensa y las manos aferradas al brazo del sillón.
La interpretación de Luis Tosar en el personaje de Malamadre resulta casi magistral, destacada sobre las estupendas del resto de los actores del reparto, y es merecedora sin duda del premio Goya del 2009.
De la obra se puede extraer incluso una lección moral, o más bien una “moraleja” si es que queremos rebajar en algo la profundidad ética de dicha lección. Y es que el ser humano es capaz de defender ciertos principios básicos de justicia y solidaridad incluso en un ambiente tan hostil, violento y degradado como es el de la prisión.
En resumen, una buena película, un drama carcelario bastante original en el cine español, con magnifica interpretación y alto grado de suspense.

viernes, 16 de julio de 2010

EL LORO DE FLAUBERT. Julian Barnes

Es la segunda obra que leo de esta autor, considerado por la crítica como postmodernista aunque reconozco que no entiendo del todo el significado de este término y el movimiento literario que describe. Si puedo reconocerlo como un escritor ciertamente original en el que destaca su capacidad crítica y la ironía típica del mejor humor inglés. “El loro de Flaubert” (1986) fue su primer éxito editorial pero yo leí primero el segundo, “Una historia del mundo en diez capítulos y medio”.
Centrándonos en esta obra hay que destacar en primer lugar su originalidad, ya que está a medio camino entre la novela, la biografía y el ensayo. Barnes se muestra como profundo conocedor de la obra de Flaubert con el cual comparte algunos rasgos comunes como la ironía y el desprecio por la crítica literaria. Flaubert también fue un escritor original que en su momento representó la transición entre el romanticismo y el realismo. Barnes nos introduce no sólo en su obra sino en su carácter, sus virtudes y sus contradicciones personales. De esta forma conocemos al burgués conservador que sin embargo odiaba a la burguesía, su carácter neurótico y solitario, su misantropía, su opción por la verdad por desagradable y cruel que sea, y su obsesión por la perfección formal y estilística en sus obras.
De Flaubert he leído bastante. “Salambó” representa para mí la estética y la perfección del estilo. Sus notas del “Viaje a Oriente” reflejan a Flaubert como persona, con todos sus claroscuros y contradicciones. En sus “Tres cuentos”,una de sus últimas obras, se aprecia bien esa mezcla de elementos románticos y el estilo realista. Tengo en mi biblioteca su principal obra “Madame Bovary” aunque esta no he podido leerla aún. Me queda sólo por señalar que esta novela de Barnes es de lectura interesante y amena aún si no se conoce nada de la obra y vida de Flaubert, pero quién la conoce, al menos parcialmente, se siente además cómplice y partícipe de las opiniones del autor y puede percibir mucho mejor los matices y originalidad del relato.