sábado, 13 de febrero de 2016

CONCIERTO-RECITAL PARA BOMBARDINO. Adam Frey

Cuando pienso en instrumentos solistas me vienen a la memoria los que creo más frecuentes; violín y piano entre los de cuerda, y flauta, clarinete o trompeta entre los de viento. Por eso este concierto-recital para bombardino me pareció original y despertó mi curiosidad desde que me lo anunciaron. No parece un instrumento demasiado popular y debo reconocer que hasta ahora desconocía incluso su nombre. Creo que mi ignorancia de aficionado está justificada porque suele estar presente en bandas y orquestas pero casi siempre como acompañante, con escaso protagonismo sobre el conjunto.
          El bombardino, también llamado eufonio, pertenece al grupo de viento metal, su registro musical oscila entre tenor y barítono, lo cual significa que la banda de sonidos, o altura, que es capaz de producir está más próxima a los graves. Para entendernos, en una escala de seis puntos, que fuera de agudo a grave, ocuparía entre el cuarto y quinto puesto. El sonido que emite es, en opinión de los músicos, suave y oscuro, se produce por la vibración de los labios en la boquilla y se modula mediante tres pistones. En fin, espero que estos pocos datos -fruto de una apresurada y somera información- sirvan para ilustrar las cualidades de un instrumento al que nunca supuse un papel destacado.
          Adam Frey es un joven músico georgiano (de Georgia, U.S.A) con un importante curriculum como intérprete de bombardino. Actualmente está de gira europea dando conciertos y clases magistrales sobre este instrumento en escuelas de música y conservatorios. En ese contexto ha ofrecido, en el Conservatorio de Jaén, el recital inaugural de las Jornadas de Perfeccionamiento Musical  2016
          El programa estuvo integrado por  piezas musicales y compositores novedosos para mí. En la primera parte fue acompañado por el pianista Enrique Ocaña. Comenzó con la versión de una sonata barroca del músico italiano Benedetto Marcello, en la que se intuía ya la habilidad del intérprete y las posibilidades del bombardino como solista. La segunda versión fue del Andante y Allegro de Guy Ropartz, un músico francés (XIX-XX) adscrito al impresionismo musical e inspirado por Debussy. El piano tuvo en esta pieza un papel más relevante y el andante recordaba una marcha fúnebre de corte romántico mientras que el allegro que lo siguió me hizo evocar algunos pasajes de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak. A continuación el músico nos anunció el estreno de una composición titulada Images of Armenia, del compositor Jeff Manookian. En ésta, el bombardino recuperó protagonismo en una mezcla de moderna música norteamericana con reconocibles aires orientales. La primera parte terminó con una pieza titulada Brillante de Peter Graham. Adam Frey nos explicó, en tono humorístico, que el compositor la definía como “una locura para dos bombardinos” y él la había transformado en “un loco con bombardino”. En efecto era algo alocada, una mezcla heterogénea en la que se reconocían fragmentos de himnos patrióticos ingleses, el Rule Britannia entre ellos, y variaciones sobre los mismos, con partes que parecían improvisaciones de jazz, y otras con resonancias de bolero y tango. En fin una excusa musical perfecta para mostrar el virtuosismo del músico.
          En la segunda parte del programa estuvo acompañado por una banda de metal, la Xauen Brass Band. Se interpretó la Fantasía Originale de Piacchi, una composición muy brillante y colorista en la que se alternaban ritmos de baile, valses y polkas, con otros sugerentes de marchas militares al más puro estilo austro-húngaro. En el bis, el norteamericano terminó de ganarse al público cuando interpretó una corta composición propia muy original porque consiguió, mediante una sucesión de sonidos cortos y discontinuos, producir la sensación de voz humana entonando temas de rock y música pop.
          En fin, un concierto que me ha permitido descubrir las posibilidades de un instrumento en el que nunca antes había reparado. Y no quiero terminar sin lamentar, una vez más, la escasa asistencia de público. Quizás sea un aficionado ingenuo, pero pienso que el carácter docente del Conservatorio debería asegurar una ocupación total de su Paraninfo en este tipo de conciertos. 

          

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