domingo, 13 de noviembre de 2011

CUENTOS BLANCOS. Manuel Vázquez Montalbán


De la vida y obra de Manuel Vázquez Montalbán (1936-2003) se pueden resaltar  muchos aspectos. En primer lugar su gran erudición y el  carácter polifacético que le llevó a cultivar como escritor diversos  géneros literarios, poesía, novela, cuento, y ensayo; pero también a destacar en  periodismo como articulista y crítico literario. Una de sus pasiones fue la gastronomía y toda su obra está salpicada de referencias a recetas culinarias  además de dedicar a este tema alguna monografía.
Pero en mi opinión, lo más destacable de la obra de  este autor es su dimensión política y sociológica. Son muy conocidos sus orígenes humildes y republicanos y su  militancia juvenil comunista y antifranquista que le llevó a pasar tres años en la cárcel. Después le llegó el desencanto, con el fracaso de los ideales del mayo francés del 68, y la progresiva renuncia ideológica de la izquierda española en aras del  “posibilismo” y de la “modernidad”. Aunque finalmente escéptico, nunca renunció a una cierta coherencia ideológica a la hora de denunciar y criticar las deficiencias  de nuestro sistema democrático. En los ensayos y narraciones de los años 60 y 70 utilizó lo que él llamaba “escritura subnormal”, una especie de subterfugio o recurso al surrealismo para poner de manifiesto las contradicciones entre una sociedad ansiosa de libertad y un régimen franquista agotado y sólo sustentado en la caduca supervivencia del dictador; una situación muy similar a la de Cuba en la actualidad.
A finales de los 70 le llegó el éxito editorial y la fama cuando inició  la serie de novela negra que tiene como protagonista principal al detective  Pepe Carvalho, un personaje con algo de autobiográfico, de origen izquierdista, buen gastrónomo, que a pesar de estar “de vuelta de todo” en  política, intenta mantener unos mínimos éticos que le aportan  una cierta dignidad.  El recuso al género policiaco, de lectura entretenida y amena, sirvió a Vázquez Montalbán como instrumento y excusa para realizar un profundo análisis sociológico y una crónica de la transición española a la democracia, con todos sus claroscuros.  A partir de los años 90 el escritor  se plantea nuevos retos en la expresión literaria, con obras de tipo experimental  mezcla de  periodismo o ensayo con novela. En algunas de sus obras reflexiona sobre el sentido de la historia y el compromiso en la sociedad actual que es esencialmente ahistoricista, y propugna el retorno a la memoria histórica.
          Los “Cuentos blancos” son una antología de relatos cortos editados en diversos medios  entre los  años 1982 y 2000.  El interés de los mismos es variable y siempre en función de los gustos  de cada lector. En general son bastante buenos y su temática variada. Algunos tienen un marcado tinte surrealista, como “Bestiario” donde se ridiculiza a las autoridades  deportivas y políticas del año 82, presentándolos  como una banda mafiosa en torno al pastel de los Mundiales de Futbol. De este mismo estilo es “El festín de Pierre Ebuka” donde el juicio a un caníbal da pie a reflexionar sobre la decadencia europea.  En “La piedad peligrosa” se critica el posibilismo progresista del “felipismo” que supuso el abandono de los ideales de izquierda.  En “El niño y el perro”, uno de los mejores, se pone de manifiesto la contradicción entre el discurso político y económico progresista y la dura realidad de los marginados por el sistema. “… y en invierno viajar hacia el sur” refleja  a la perfección  la mentalidad de los hijos de emigrantes en Cataluña, su dicotomía económica y cultural, su conflictiva añoranza del sur. En unos relatos  se critica  la televisión basura o la trasnochada dialéctica marxista; en otros se reflexiona sobre la memoria histórica, el sentido de la vida, los ideales perdidos y otros muchos temas.
          En resumen podemos decir que estos cuentos son un compendio de las ideas y obsesiones recurrentes a lo largo de toda la obra literaria de Manuel Vázquez Montalbán. Pequeños relatos que aúnan la capacidad crítica y satírica del escritor con un estilo siempre emotivo que puede llegar a ser tierno y hasta poético. Por cierto, y para terminar, la portada elegida por la editorial "Círculo de lectores" me parece, como poco, desafortunada.
  

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