“Lo que esconde tu
nombre” es un buen ejemplo de thriller psicológico en el que la intriga
y el suspense no están ligados a una gran intensidad de la acción o los efectos
impactantes sino más bien a la inquietud que se genera en el lector ante lo oculto y
misterioso disfrazado de una apariencia de normalidad. El trasfondo argumental
es de por sí inquietante, aunque basado en lo real y
de sobra conocido; la impunidad de antiguos jefes nazis refugiados en distintos
países, entre ellos España, donde vivieron
muchos años sin ser molestados bajo la apariencia de una total normalidad. El desarrollo de la trama da pie a la
escritora Clara Sánchez para reflexionar
sobre las atrocidades del nazismo, la memoria histórica, el sentimiento de
responsabilidad o su ausencia en muchos de los verdugos, la justa necesidad de expiar
la culpa, la sed de venganza y la
autocompasión de las víctimas.
La estructura del relato está
soportada en dos personajes que son ambos narradores en primera persona. Julián es un octogenario republicano superviviente del campo de
exterminio de Mauthausen, antiguo
colaborador de una organización que persigue a los nazis ocultos, que acude a
un pueblo de la costa alicantina siguiendo a una pareja de ancianos noruegos apaciblemente retirados en una urbanización
de lujo, que son en realidad dos antiguos nazis. Sandra es una joven
embarazada, solitaria, con pocos medios económicos, que no sabe bien a dónde dirigir su vida, retirada una
temporada en el mismo pueblo y que traba amistad con la pareja de noruegos y se
ofrece a prestarles cuidados y hacer de
acompañante por un sueldo. Este es el
nexo de unión de los dos personajes principales que entran a su vez en
contacto. Sus relatos se yuxtaponen y alternan
permitiendo de esta forma contraponer dos visiones distintas de los hechos basada en la distancia generacional; la
experiencia de la maldad en uno, frente a la ingenuidad y el
distanciamiento de quién ni vivió ni guarda memoria de lo ocurrido. A medida
que Julián pone a Sandra en contacto con
la cruda realidad del pasado se produce en ella un cambio gradual, desde la incredulidad y la duda hasta la madurez
y una asunción de responsabilidad que la pone en situación de peligro. A partir de un cierto momento se entra en un
juego de sospechas y de apariencias engañosas en el que los personajes son a la vez perseguidores y perseguidos. La
tensión y la intriga se dosifican sabiamente para mantener el suspense durante
toda la novela.
En algunos momentos se aprecian en el
argumento influencias cinematográficas, en particular de las películas “Encadenados” de Hitchcok y “La semilla del
diablo” de Polanski, lo cual no es de
extrañar si consideramos que la autora fue
durante un tiempo crítica de cine.
El estilo de la narración es sencillo y directo, sin veladas
insinuaciones la trama se va revelando progresivamente. El lenguaje es
funcional y correcto aunque con algunas
imperfecciones evidentes para un lector medio. La novela consigue atrapar la
atención aunque es cierto que ha recibido críticas por el desenlace
de la trama que algunos consideran algo
frustrante y poco expeditivo. Hubieran
preferido quizás un final de justicia ejecutiva o venganza plenamente
satisfecha. Yo disiento de esta opinión porque hay que considerar que tanto
verdugos como víctima se encuentran, por la edad, a un paso de la muerte que en alguna medida supone una
liberación. La forma de venganza del
protagonista es más sutil, pretende mantenerse con vida el tiempo suficiente
para desequilibrar por el miedo y la sospecha las mentes criminales de sus verdugos al tiempo que
obliga a enfrentarse con su pasado a aquellos que aparentemente carecen
de sentimiento de culpa.
Se ha dicho que Clara Sánchez ha recibido
cartas amenazantes por esta novela. No ignoro que este hecho se hace
público con claras intenciones de marketing
y que puede aumentar un éxito de ventas. No obstante he podido leer bastantes
críticas negativas en Internet, algunas claramente ideológicas, otras criticando el
estilo literario o los déficit de la trama argumental con tal radicalidad que
hacen sospechar otras razones menos claras.
Esto me lleva a una pregunta: ¿qué tiene la memoria que ofende tanto, no solo a los protagonistas de la historia,
casi desaparecidos, sino a sus descendientes biológicos o ideológicos?. Está
claro que es una pregunta retórica que no necesita contestación.
Para resumir, una novela con algunos defectos
formales pero interesante y que atrapa en la lectura.
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