Publio Ovidio Naso (43
a.C.–17 d.C.) fue, junto con Horacio y Virgilio, uno de los poetas protegidos
por Mecenas durante la época del emperador Octavio Augusto. Si el último puede
ser considerado como el poeta oficial del nuevo régimen imperial, cantor de los
orígenes y la gloria de Roma en su poema épico “Eneida”, Ovidio fue de
alguna forma el poeta maldito. Adquirió fama y prestigio con sus dos principales obras
“Las metamorfosis” y “Arte de amar” pero ésta última le atrajo la
desgracia y la proscripción.
“Fastos”
es una de las obras menos conocidas del autor latino. Se trata de lo que los
romanos llamaban poesía didáctica, pero naturalmente con la traducción al
castellano el poema pierde la rima y se transforma en prosa. El término latino fastus
alude a cualquier división del tiempo, como meses o días. Los fastus
eran también los días hábiles en que funcionaban los tribunales y se podían
hacer negocios en el foro. Por contra, los días nec fastus eran
los días que cerraban los tribunales por alguna festividad religiosa. De estos
últimos deriva nuestra palabra “nefasto” cuyo significado actual (triste,
funesto) contrasta con el original latino (día festivo).
En este
tratado, el poeta mezcló elementos diversos
y heterogéneos como astrología, mitología, descripción de fiestas, ceremonias
religiosas, y algunos episodios de la historia de Roma, todo ello en relación a
los meses del año. La obra quedó incompleta y sólo se recogen los seis primeros
meses. Parece que durante su elaboración Ovidio fue desterrado por Augusto a
las costas del Mar Negro y después no pudo o no quiso continuarla. No se sabe a
ciencia cierta el motivo del destierro. Se dice que pudo tener relación con la
edición del “Ars amandi” que contravenía
claramente las estrictas normas de moralización que pretendía introducir
el emperador en la sociedad romana. De nada le sirvió a Ovidio añadir en este poema frecuentes frases que glorifican la estirpe de Augusto, algunas de ellas descaradamente adulatorias.
De
cualquier forma, los “Fastos” son de agradable lectura. A pesar de la
pérdida de la rima, la poesía trasciende el texto y en ocasiones parece prosa
poética. Es interesante además como fuente para el
estudio del origen de fiestas, ritos religiosos, tradiciones romanas y, aquí de nuevo, Ovidio hace gala de su enorme erudición mitológica. En cambio,
según han demostrado los historiadores que analizaron la obra, sus
conocimientos astrológicos son bastante más limitados y comete frecuentes
errores. Da la impresión de ser una obra hecha para entretener. En algunos
momentos los relatos tienen cierto toque de ingenuidad y en otras ocasiones los
elogios a la familia imperial parecen esconder un punto de ironía. Quizás dejó
inacabada su redacción porque ya no se divertía escribiéndola, o quizás, quien
sabe, fue su forma de vengarse del emperador. Augusto murió en año 14 d.C. pero
el poeta fue olvidado en su exilio y le siguió al Averno (o al Eliseo) tres
años más tarde.
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