lunes, 2 de julio de 2012

LAS AVENTURAS DE ARTHUR GORDON PYM. Edgar A. Poe


Esta novela es sin lugar a dudas bastante singular y no sólo por ser la única que escribió el escritor romántico Edgard Allan Poe (1809-1849), de agitada y corta vida, gran maestro norteamericano del relato corto, innovador e incluso pionero en algunos subgéneros tales como los de terror, policiaco, o de ciencia-ficción.
“Las aventuras de Arthur Gordon Pym” se publicó inicialmente por entregas en prensa, algo muy típico de los románticos en particular y de los escritores del XIX en general, pero después se editó como libro en 1838. Se trata de un relato de aventuras marineras y viajes. Este tipo de novelas  era ya muy popular desde los  viajes exploradores del  británico Cook en el XVIII, y el interés se acrecentó en el siguiente siglo, el de la expansión colonial británica, en el apogeo de la navegación a vela cuando grandes extensiones del océano Pacífico, de África central, y de los polos, aún permanecían inexploradas y con el título de “terra  incognita” en los mapas.  En esa época la Royal Geographical  Society  de Londres, y otras sociedades geográficas, fomentaban y patrocinaban los viajes de exploración que abrieron las puertas  al moderno colonialismo europeo.
Desde el punto de vista argumental, Poe no fue original en esta novela. Al escribirla se inspiró claramente en Daniel Defoe (Robinson Crusoe) y en leyendas  como las del  “holandés errante”, al  tiempo que la suya pudo influir en otros autores posteriores como R. L. Stevenson (La isla del tesoro). Contiene todos los elementos habituales en este tipo de relatos, viajes por mar, piratas, naufragios, exploración de islas misteriosas con belicosos salvajes etc., si bien es verdad que el escritor le aporta su peculiar estilo mediante detalles macabros como escenas de cruda violencia, canibalismo, o cadáveres descompuestos, muy en  línea con sus cuentos de terror. Las descripciones son minuciosas y muy bien documentadas; abundan las de naturaleza, flora y fauna, de islas exóticas. En una de estas frecuentes disquisiciones se describe a la tortuga gigante de las Galápagos, una especie que se ha extinguido hace pocos días tras la muerte del último ejemplar. Llaman la atención los conocimientos marineros del autor porque se sabe que sólo viajó por mar un sola vez en su vida y cuando era niño. Se describen, entre otras cosas, los distintos tipos de navegación según los vientos, la maniobra del pairo, o los peligros de una mala estiba de la carga en la bodega de un barco. La trama argumental se desarrolla de forma trepidante pero previsible hasta que la imaginación del autor se desborda,  aparece una obsesiva idea de viajar siempre en dirección sur y fenómenos misteriosos como el aumento de temperatura del agua marina conforme los viajeros se aproximan a las regiones antárticas. Pero sobre todo, nos damos cuenta que  a pocas páginas del final es imposible que pueda desarrollarse un desenlace coherente como suele ser, en casos de viajes lejanos, el retorno al mundo civilizado. En esto radica precisamente la originalidad de la novela, en un final brusco, extraño, misterioso, sombrío, y prodigioso, que con todos estos términos ha sido calificado. Se le han dado múltiples interpretaciones desde el punto de vista simbólico y psicoanalítico, y por  esto despertó el interés de los escritores surrealistas. Yo me atrevo a imaginar  algunas otras razones más prosaicas; aunque reconozco que mi opinión es arriesgada, subjetiva, y sin ningún fundamento documental. Dado el carácter melancólico, alucinado, e imprevisible del escritor, acentuado por sus hábitos tóxicos, y en el contexto de una novela por entregas, bien pudiera ser que se hubiera quedado sin un desenlace lógico después de una trama con nudo argumental enrevesado, y hubiera recurrido a un final brusco del tipo “Deus ex machina” de las antiguas tragedias griegas, que resolvía de golpe el  embrollo argumental. De cualquier forma, es este final extraño y supuestamente alegórico el que convierte a la novela en singular, original y bastante discutible.

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