Dentro del
programa cultural Los jueves en la Catedral, organizado por el Cabildo
de nuestra Seo, he asistido a una audición original por su estructura, definida
como una Conferencia/Concierto porque el músico solista alternó la interpretación instrumental
con una ilustrativa charla sobre determinados aspectos biográficos del
compositor, Bach en esta ocasión, de los motivos que le llevaron a componer
unas suites para violonchelo solo, y algunos otros aspectos misteriosos en
torno a las mismas.
El
violonchelista y musicólogo Guillermo
Turina dispone de un amplio y consolidado curriculum, tanto en
el terreno de la investigación musical como en la interpretación. Consecuencia y
fruto de lo primero fue la interesante conferencia en torno a las mencionadas suites.
Resultó muy esclarecedora en general, aunque en muchos aspectos técnicos quedara algo velada para un simple aficionado poco documentado como yo.
La suite
barroca es una composición musical que se desarrolló entre finales del XVII
y principios del XVIII. Estaba integrada por un preludio seguido de varias
danzas, populares o cultas, de distintos países, con ritmo musical lento o
rápido según el origen y características del baile en que se inspiraron. Entre
esas danzas cabe destacar la alemanda (allemande) de origen germánico,
la zarabanda (sarabande) probablemente hispánica, el italiano corrente (courante),
el minueto (menuet) francés y la giga (gigue) inglesa. Todas
ellas fueron muy populares en la corte de Versalles y en ellas se inspiró Bach
para componer estas dos suites para violonchelo solo, la Suite nº 1 en
sol mayor y la Suite nº2 en re menor. El misterio en torno a estas
dos composiciones radica al parecer en las dudas que las investigaciones
modernas han establecido sobre su autoría real y sobre el instrumento para el
que fueron compuestas. Todas las teorías al respecto fueron expuestas por el
conferenciante que no optó por ninguna de ellas.
En
cuanto al concierto me pareció magistral en su interpretación. Nos deleitó con
el distinto ritmo de las piezas, los cambios en la allemande, el lento
de la sarabande y menuet o el más vivaz de courante y gigue,
que sugerían impresiones de nostalgia, solemnidad o alegría. Comenzó con el Preludio
de la Suite nº1, posiblemente el más popular y escuchado por el público,
y terminó con la Gigue de la Suite nº2 que, por su carácter vivo
y alegre, permitía aún mayor virtuosismo y lucimiento.
En
resumen, un formato musical muy instructivo y original para mí ya que no estoy
acostumbrado a escuchar composiciones para violonchelo como solista, al margen
del Cant dels ocells el popular
arreglo de Pau Casals para ese instrumento.
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