miércoles, 8 de mayo de 2013

YO, MI, ME...CONTIGO. David Safier


La relación entre literatura y cine  siempre fue estrecha desde la aparición del llamado séptimo arte. Muchas de las grandes obras literarias  han tenido su correspondiente versión cinematográfica y actualmente es habitual que los autores escriban sus novelas pensando en una futura traducción al formato audiovisual. El trasvase de libro a película se suele producir en esa dirección pero es menos frecuente que funcione a la inversa y con esta novela tengo la sensación de que vamos a contracorriente.  Para empezar, los diálogos  son tan dominantes en el texto que se intuye la representación escénica. Están construidos a base de frases cortas muy próximas  al lenguaje coloquial, y se utilizan como recursos humorísticos una ironía poco elaborada y unas comparaciones hiperbólicas alusivas a personajes de actualidad que pretenden conseguir cierta complicidad del lector. La utilización de la técnica cinematográfica del flashback no es demasiado demostrativa a este respecto porque  es también un instrumento literario muy utilizado por los novelistas actuales.  En fin, cuando revisé la biografía del  autor resulta que David Safier es un guionista  que alcanzó fama con varias series  escritas para la televisión alemana y desde 2007 ha iniciado su nueva faceta como novelista. Con estos datos no hay que ser  Sherlock  Holmes para sospechar que estamos  frente a un guión convertido en novela o cuando menos una novela con estructura de guión. Y no dudo  que de una buena novela  pueda surgir una buena película pero insisto, en mi opinión, el resultado a la inversa puede ser más dudoso.
Tampoco ha de valorarse negativamente lo dicho hasta ahora.  “Yo, mi, me…contigo” me parece una  buena novela si se la considera bajo  la etiqueta de literatura de evasión , es decir, esa categoría sin otra pretensión que la de entretener y divertir al lector, algo muy deseable  y hasta necesario en estos tiempos problemáticos  para evadirnos de nuestras preocupaciones cotidianas.  Se trata de  una novela humorística  que en su trama argumental explota una situación  ya de por sí cómica por lo absurdo, la convivencia de un hombre y una mujer dentro de un mismo cuerpo. La protagonista, Rosa, una profesora algo carente de autoestima, sufre  mediante hipnosis un fenómeno parapsicológico conocido como regresión en virtud del cual es transportada al pasado quedando atrapada temporalmente en el cuerpo de William Shakespeare. Aunque ambos personajes se ven envueltos en una intriga palaciega en la Inglaterra isabelina del siglo XVI, el interés y la comicidad que justifican el relato deriva de estos dos personajes compartiendo un mismo cuerpo, lo cual genera continuos  equívocos de tipo  sexual y grotescas complicaciones con matices escatológicos. Estamos ante  un humor  basado en recursos simples que pretende provocar la risa inmediata y fácil y por eso mismo, y por su estructura  y lenguaje,  pienso que  este argumento hubiera sido preferible como  guión cinematográfico escrito para una buena comedia.  En cambio el formato novelesco hace que  ciertas situaciones parezcan repetitivas y así la obra va  perdiendo  interés  hacia su final.
         Mas cosas; los personajes  se dibujan con trazos psicológicos que le aportan ternura y humanidad, con virtudes y defectos que todos podemos comprender y compartir. Aprecio cierta tendencia a lo comercial con guiños quizás pensados para las versiones en distintos países, así entiendo por ejemplo las alusiones a las borracheras  estudiantiles en Lloret de Mar o  a la canción y baile de la Macarena.  La comedia fracasa cuando se hacen reflexiones serias sobre  cosas como el paso del tiempo, lo efímero de la existencia humana etc. Particularmente simplistas son las relacionadas con el amor, expresadas con frases e  ideas tópicas como aquello de las almas predestinadas a unirse, y cosas por el estilo.  No obstante   comparto otra de las  moralejas del relato; que hombres y mujeres no somos tan diferentes, tenemos distinta sensibilidad y perspectiva sobre la vida  pero podemos comprendernos  superando la barrera del sexo, cosa bien difícil por cierto y a lo mejor no deseable según la mayoría.
         Una pregunta final a platear es si la calidad literaria es  exigible en  la  literatura de evasión. No olvidemos que las novelas de aventuras  de  Jack London o las policiacas de  Dashiell  Hammett  también pertenecen a esta categoría.  En fin, dejaremos esta cuestión para mejor ocasión.
         En resumen, novela divertida,  de mediana calidad, que cumple con el objetivo de entretener.  En vez de leerla  yo hubiera preferido verla en en las sobremesas televisivas de las tardes de sábado. 

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