jueves, 30 de julio de 2020

LOS BESOS EN EL PAN. Almudena Grandes

       
   Almudena Grandes es una de mis escritoras favoritas y en este blog he tenido ocasión de glosar su figura literaria en varias ocasiones a propósito de algunas de sus novelas. Me gusta su realismo, que ella reconoce inspirado por Galdós, comprometido con la memoria y con lo social pero nunca frío reflejo de la realidad sino sensible y emotivo. En cuanto a su reconocida militancia política, que a veces le juega malas pasadas en sus vehementes declaraciones públicas, admiro la fidelidad a los ideales sin desaliento frente al paso del tiempo. No tengo claro si esa lealtad es defecto o virtud, porque dudo si el escepticismo que impone la madurez es sabiduría de vida o cobarde renuncia a nuestros principios de juventud. En cualquier caso, se compartan o no sus opiniones, pienso que su sinceridad y compromiso quedan fuera de duda.

Los besos en el pan (2015) es una de las últimas novelas de la escritora madrileña. El título alude a una costumbre que tenían nuestros abuelos, los que sufrieron las hambrunas de posguerra, y era que cuando un mendrugo de pan se nos caía al suelo nos lo hacían recoger y besar antes de comerlo. Era como purificar el alimento que no debía ser desperdiciado. Esa anécdota le sirve a la autora para destacar la dignidad con la que aquella generación tuvo que soportar la humillación, el silencio impuesto y la pobreza. Al tiempo para establecer un paralelismo con la realidad de la pobreza actual sobrevenida con la crisis económica que comenzó en 2008 y cuyas secuelas tardías aún vivimos. 

La obra está dividida en tres capítulos, titulados I-Antes, II-Ahora y III-Después, a modo de prólogo, historia y epílogo; breves los que preceden y cierran la narración. En el primero se describe un barrio antiguo en el centro de Madrid, cargado de historia, sometido a cambios sociales que le procuraron periodos de deterioro y revitalización, pero animado y vivo gracias a un vecindario consciente de los retos a los que debe hacer frente en estos tiempos difíciles.

El relato cuenta con un narrador omnisciente que parece identificarse con la propia escritora, testigo de la vida y los problemas de los vecinos, sus penalidades y alegrías en la lucha diaria por la supervivencia. Se trata pues de una novela coral, con muchos personajes cuyas historias personales se entrecruzan hasta tejer una trama coherente de la que trascienden los grandes problemas impuestos por la crisis: el paro y la inseguridad en el empleo, la especulación inmobiliaria, los desahucios, las quiebras fraudulentas y los fraudes financieros. También las consecuencias: pobreza infantil, la nueva emigración de jóvenes cualificados a Europa, la humillación del parado, la soledad del que lo ha perdido todo, el hambre y el desamparo de muchos.

Se trata pues de problemas sobre los que todos estamos informados por los noticieros pero, a fuerza de repetidos, los percibimos con esa fría objetividad de lo que quizás no nos afecta directamente. Almudena Grandes consigue despertar nuestra conciencia al encarnarlos en personajes ficticios pero muy verosímiles, con unas historias plenas de lances emotivos en las que aparecen, sin intención maniquea, todo el abanico de virtudes y defectos que caracterizan al ser humano, pero siempre con un trasfondo de optimismo y esperanza en el que se destaca la dignidad y solidaridad de las personas. Finalmente, en el epílogo, a modo de desenlace, se cuenta el final de las historias personales de cada uno de los protagonistas. Una resolución con fracaso y éxito de los mismos que me hace recordar el final de cierto programa televisivo de citas a ciegas de parejas. En mi opinión esta es la parte más floja de la narración que hubiera sido más consistente desde el punto de vista literario si mediante la elipsis se hubiera dejado el final inconcluso a la imaginación del lector. Pero está claro que la escritora, como buena realista, rechaza el romántico fatalismo del azaroso destino. Más bien creo que piensa que las circunstancias adversas de la vida no lo son todo, y que es la fuerza de voluntad el mejor instrumento para superarlas. 

En definitiva, una novela humana y emotiva que se lee con facilidad. Seguramente gustará a una amplia gama de lectores y por ello la recomiendo.

 

 




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