viernes, 24 de diciembre de 2021

LA BESTIA. Carmen Mola

            Acabo de terminar la lectura del libro que ha merecido el Planeta de este año 2021 (2 d.P *) [* de pandemia]. En alguna ocasión he criticado el carácter comercial del ese premio, pero eso no implica necesariamente menoscabo en la calidad de la obra premiada. En particular esta novela me parece buena porque cumple todas las condiciones exigibles en su género literario.

          Como originalidad en esta ocasión podemos destacar la autoría compartida por tres escritores, Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero bajo el seudónimo de Carmen Mola. Parece que no es la primera novela que editan con esta fórmula y me consta que algunos han criticado ese resguardarse bajo el nombre de una mujer. A esas críticas me gustaría contestar con una opinión personal y unos datos contrastados. Creo que escribir bajo un nombre femenino, aún con intención de beneficio, implica el reconocimiento de la relevancia actual de las escritoras y el predominio de las mujeres como lectoras. En la novela, además, la importancia de las protagonistas es determinante y el retrato de las mismas es casi siempre muy positivo. Como dato fiable que se puede verificar añadiré que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, y sólo en España, hasta diecisiete escritoras publicaron sus obras bajo seudónimo masculino. Solo una de ellas, Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) mereció pasar a la historia de la literatura, aunque hoy en día sean pocos quienes la hayan leído. Por eso no debe causar escándalo que, al contrario, los escritores usurpen un nombre femenino. La buena literatura no debería ser cuestión de sexo. A fin de cuentas, esta novela e incluso Carmen Mola, una vez alcanzado el pretendido éxito editorial, terminará por quedar eclipsada e incluida en la numerosa nómina de obras y escritores del subgénero policiaco.

          La Bestia (2021) es un thriller histórico. Con este anglicismo se designa a una novela de suspense o misterio ambientada en una determinada época del pasado. En este tipo de obras es necesario no desvelar más datos de los necesarios sobre la trama argumental. Por eso me limitaré a copiar el resumen promocional de la misma: “Corre el año 1834 y Madrid, una pequeña ciudad que trata de abrirse paso más allá de las murallas que la rodean, sufre una terrible epidemia de cólera. Pero la peste no es lo único que aterroriza a sus habitantes: en los arrabales aparecen cadáveres desmembrados de niñas que nadie reclama. Todos los rumores apuntan a la Bestia, un ser a quien nadie ha visto pero al que todos temen. Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con Donoso, un policía tuerto, y Diego, un periodista buscavidas, inician una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida”.

          Está ambientada en el primer tercio del XIX y se desarrolla durante la minoría de edad de Isabel II, la regencia de su madre María Cristina y el comienzo de la Primera Guerra Carlista. La epidemia de cólera de Madrid y los sucesos de 1834 en la capital están rigurosamente documentados. Destaca el retrato de la gran desigualdad social, la miseria de los arrabales frente a la opulencia de la aristocracia. Las descripciones de inclusas, cárceles y hospitales, nos muestran un mundo casi medieval en el que aún predomina la superstición sobre la ciencia, donde se vislumbran como lejanos los avances médicos y tecnológicos que se inician en el resto de Europa.

          En cuanto a la ficción, está narrada en tercera persona por un narrador omnisciente que penetra a menudo en el pensamiento de los personajes.  Se desarrolla de forma lineal en el tiempo, aunque inicialmente la acción se enfoca de forma alternativa en dos personajes, la niña Lucía y Diego, el periodista gacetillero. Ambos relatos terminan por unirse con el encuentro de los mismos.

          La historia está estructurada en cuatro partes y ochenta capítulos y su desarrollo en 544 páginas me parece excesivo. De alguna forma sobran páginas lo que puede provocar cierto tedio. Pero la habilidad de los escritores lo evita mediante bruscos y definitivos giros argumentales que niegan lo que se intuye como previsible, y la progresiva introducción de nuevos elementos   que animan la acción y mantienen el interés hasta que se precipita el desenlace en los últimos capítulos. Un final que deja abierto e impreciso algún hueco que rellene la imaginación del lector.

          Como suele ocurrir en este tipo de novelas, no debemos buscar aquí elementos de estilo literario. Lo que predomina es un lenguaje sencillo y directo, abundante en diálogos y con capítulos a modo de escenas que recuerdan un guion cinematográfico, por eso no me extrañaría una posterior versión a la pantalla.

          Para terminar, muy buena novela de intriga. Pura literatura de evasión que se lee con interés y agrado. No obstante, puestos a hacer odiosas comparaciones, queda a años luz de aquella obra magistral en este mismo género. Me refiero a El nombre de la rosa de Umberto Eco. Auguro que La Bestia será un superventas, pero como tantas otras obras del género policiaco su éxito será efímero en el tiempo. Lo habitual es que el próximo Premio Planeta difumine al anterior.

          

 

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