domingo, 24 de septiembre de 2023

PICASSO. Orquesta de la Universidad de Jaén


Después de un largo y cálido verano, el cambio de estación reverdece la actividad cultural en nuestra ciudad y provincia. El Festival de Otoño, ya de larga tradición, declina a ojos vista, mermado más en número que en calidad de los espectáculos. Ya se sabe, cuando hay crisis y se establecen prioridades la primera víctima es la cultura. Por suerte algunas instituciones como la universidad o la iglesia aún se empeñan en mantener el nivel, y eso lo agradecemos los aficionados a la música entre otras actividades culturales.

          Hace poco hemos asistido a un concierto de la Orquesta de la Universidad de Jaén con motivo de la inauguración del curso 2023/24. Esta agrupación musical cuenta ya con un numeroso y experimentado elenco de intérpretes, creo que integrado por alumnos aventajados y profesores de los conservatorios. Estuvieron dirigidos por Daniel García Caro, que en esta ocasión preparó un original programa con motivo del 50 aniversario de la muerte de Picasso. Los tres compositores incluidos fueron parte de las vanguardias artísticas que se reunieron en París entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX. Todos conocieron al pintor en los ambientes artísticos de la ciudad, y Picasso diseñó para sus respectivos ballet pinturas y dibujos de escenario, además de diseños de vestuario. Lo que en el programa se   ofreció fue una estupenda lección de historia musical, reforzada en lo visual por la proyección de una selección de imágenes a base de fotos de época, pinturas y dibujos de Picasso.

    La primera pieza interpretada fue la Suite del ballet Pulcinella de Igor Stravinsky. Se trata de una obra que inauguró el conocido como periodo neoclásico del compositor, en un retorno a la música del periodo clásico del XVIII. Se dice que está inspirada en la música de Pergolesi. En la composición predomina la melodía a cargo de los instrumentos de cuerda, pero se introducen interesantes aportaciones de los de viento, en particular de flautas y clarinetes.

    La segunda obra fue en mi opinión la más sorprendente y original, el ballet Parade de Erik Satie. En esta ocasión el director, consciente del posible impacto en el público, explicó anécdotas sobre el compositor normando y su provocadora capacidad para crear lo que los franceses llaman succès de scandale. En efecto, el escándalo estuvo asegurado en su época con la introducción de objetos ajenos a la percusión tradicional, tales como bocinas de sirena, máquinas de escribir o escalas de botellas. La pieza musical ilustra un desfile de artistas del teatro de variedades. Satie dedicó parte de su carrera a componer música incidental para cabaret. Esa experiencia, junto con su inspiración en la música impresionista, se traduce en el espectacular predominio de los instrumentos de viento y percusión, la introducción de disonancias y la insistencia repetitiva que tienden a reforzar la impresión subjetiva del auditor.

    La tercera pieza fue más acorde con el oído del sector del público al que pertenezco, más aficionado que técnico. Me refiero a la Suite del ballet El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, o más bien una selección de pasajes de la misma, no tan populares como otras obras del compositor andaluz, pero con su estilo fácilmente reconocible.

    Fuera de programa se interpretó la que quizás sea la obra más famosa de Claude Debussy, Claro de Luna, una pieza muy reconocible por haber sido interpretada como música incidental en la banda sonora de multitud de películas. La melodía y el armónico equilibrio instrumental transmiten una impresión melancólica y sensual.

    En los bises, se interpretó uno de los movimientos de la Suite de Satie. El director se dedicó a jugar con el público porque la pieza, estruendosa y repetitiva, acaba bruscamente en silencio y el público no sabe si aplaudir o esperar el siguiente movimiento. Le costó dos repeticiones para conseguir nuestro aplauso.

    Al final del concierto hubo cierta división de opiniones. Todos de acuerdo en la estupenda interpretación de la orquesta, pero divergente en cuanto a la aceptación estética del conjunto. En mi opinión debo de reiterar los calificativos, sorprendente y original. Un programa muy ilustrativo de un periodo musical menos conocido por los aficionados. Equilibrada en la elección de los compositores y muy bien ambientada. Una velada que dio ocasión para aprender y educar mi oído poco experto.      

No hay comentarios:

Publicar un comentario