Estamos casi concluyendo el Festival de Otoño 2024 y dentro del mismo hemos asistido una vez más a la representación de Madama Butterfly (1904) de Giacomo Puccini. En esta ocasión ha estado a cargo de la Hesperian Symphony Orchesta, una agrupación de orquesta y coro integrada por músicos de Jaén que cuenta ya con una dilatada trayectoria. No insistiré sobre la misma ya que ha sido objeto de comentarios en anteriores entradas de este blog.
La última representación de esta ópera en Jaén fue hace nueve años y estuvo a cargo de la Compañía Ópera 2001. En lo que permite mi memoria, no me resisto a comparar ambas interpretaciones, aunque como se dice resulte odioso. Por razones ajenas a mi voluntad llegué tarde y me perdí los créditos, por lo cual no puedo aportar los nombres de los solistas y tampoco encuentro en la red información sobre ellos. Pido disculpas al respecto. Tampoco insistiré en detallar la ficha técnica de la obra, la historia de su composición por Puccini y los pasajes más importantes de sus tres actos. Todo eso fue ampliamente comentado en anterior entrada (ver jueves, 5 de noviembre de 2015).
Retornando a nuestra representación, la orquesta dirigida por Antonio Ariza Momblant tuvo una interpretación brillante. El predominio de viento y percusión, un aspecto casi constante en Puccini, siempre resulta espectacular y más en esta ópera cuando refuerza incluso efectos especiales como los cañonazos.
La escenografía fue elegante y cargada de efectos simbólicos, aunque demasiado minimalista. La interpretación del coro a bocca chiusa en el segundo acto, buena aunque tuve la impresión, quizás equivocada, de que se vocalizaba algo. En cuanto a ciertos papeles, como en el caso de Kate Pinkerton (mezzosoprano), me parecieron reducidos, apenas testimoniales, respecto de otras audiciones. Pero estos detalles pueden estar justificados, porque al parecer Puccini compuso hasta cinco versiones diferentes de esta ópera, y dos de ellas son las más representadas.
En cuanto a los solistas: La soprano (Cio-Cio San), principal protagonista, estuvo muy brillante, tanto en potencia de voz como en modulaciones de la misma. Además, me pareció muy buena su capacidad teatral, reforzando el énfasis no solo en los pasajes trágicos sino también en los cómicos. El tenor bueno, aunque limitado por su reducido papel en el libreto. Como en anteriores ocasiones la criada Suzuki (mezzosoprano) y el cónsul Sarphess (barítono) tuvieron una actuación destacada.
Antes de terminar quisiera hace un inciso respecto a la intención sociológica de esta ópera, que me parece evidente. Me refiero a una crítica al colonialismo de las potencias occidentales sobre Japón, en particular de Estados Unidos. Con la apertura a Occidente en el siglo XIX, al comienzo de la Era Meiji, el país pasó bruscamente de una mentalidad medieval a otra moderna, de los samuráis y el bushido a los ejércitos contemporáneos. Esa colonización cultural se manifiesta en las contradicciones de Cio-Cio San, que envidia y desea las libertades y derechos norteamericanos, pero mantiene la sumisión y los códigos de honor de una geisha.
En fin, la ópera en Jaén sigue siendo todo un lujo que ha de agradecerse. El público respondió a esta emotiva Madama Butterfly con efusivos aplausos y llenando el aforo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario