sábado, 29 de marzo de 2025

EL VARÓN DESENFOCADO. Juan Antonio Maesso

    Si tengo que juzgar sólo por este libro, mi opinión sobre el autor no puede ser más favorable. Juan Antonio Maesso (1949) es manchego y sevillano de adopción. Experto en artes escénicas, ha desempeñado varios cargos institucionales al respecto de estas materias. Es también colaborador habitual en prensa y radio. Como escritor parece poco prolífico, no muchos más de cinco títulos. Pero lo que más sorprende es la limitada difusión de su obra, que no parece rebasar los límites de Andalucía. Esto me lleva a pensar que no siempre va unida la calidad con el éxito. Esto último depende también de la adecuada exposición mediática, del marketing e intereses editoriales e incluso del impacto de un primer superventas que abra el camino al resto de la producción literaria.

    El varón desenfocado (2010) es una colección de diez cuentos que tienen un nexo común: la inseguridad del hombre actual ante los cambios que se están produciendo en la tradicional sociedad patriarcal y el papel emergente de la mujer. El comentario de contraportada lo expresa así: “… del ansia que nace de esta confusión en la que está sumido el macho de la especie en tanto éste asume su nuevo lugar en el mundo…” La intención del escritor queda reforzada en la portada que reproduce un cuadro de Paul Cezanne (1839-1906) titulado “Hombre con los brazos cruzados”; la actitud pasiva y el rostro desfigurado de la pintura expresan esa idea de confusión y soledad masculina, tanto más si se piensa que el propio pintor fue totalmente ignorado en vida. 

    Además de esa evidente idea directriz del conjunto, observamos también otros vínculos más anecdóticos entre los relatos. Todos se desarrollan en Sevilla, y los protagonistas de unos pasan a ser personajes secundarios y accidentales en los siguientes.

    En las historias se alternan dos narradores. Uno en tercera persona que a veces se puede identificar con el escritor, junto con la voz de los protagonistas en primera persona. Los cambios entre ellos son tan frecuentes que pueden confundirnos si no estamos muy atentos al trascurso de la trama. Esta última queda interrumpida por reiteradas digresiones que expresan una velada crítica social mediante el recurso a la ironía y el surrealismo.

    Los cuentos están salpicados por citas muy concretas a pinturas, libros, canciones etcétera. Se las puede considerar adornos cultos, pero en todo caso, conocidas o no por el lector, incitan la curiosidad y no alteran el sentido del relato.

    El surrealismo es muy patente en algunos cuentos como Islero y el hombre invisible. El humor chusco en Cortezas crujientes o Tierna fidelidad conyugal. La ironía está presente en todos ellos y algunos como Moon river and me o ONG-Smoke resultan al final historias emotivas y tiernas.

    El retrato masculino cubre todos los estereotipos: hombres anodinos y acomplejados, pedantes y ególatras, con represiones de juventud, o rutinarios y obsesivos, pero los recursos de estilo que despliega el autor a base de sarcasmo y burla acaban por dibujarlos con perfiles agridulces que atenúan su imagen. En cuanto a las mujeres, todas son empoderadas de carácter y socialmente dinámicas, pero también las hay celosas, caprichosas o represoras.

    En fin, estamos ante una recopilación de cuentos muy amenos en su estilo, que pretenden provocar la reflexión del lector sobre las relaciones de pareja en el actual y cambiante entorno social. En cuanto al autor, reitero lo del principio. Un descubrimiento y en mi opinión merecedor de una mayor divulgación.

        

 

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