En 1580 Michel de Montaigne publicó sus Essais creando así una nueva categoría literaria. Desde entonces este subgénero narrativo ha mantenido sus dos rasgos principales, subjetividad del escritor y voluntad de estilo. Por su variedad temática los ensayos se han dividido en múltiples tipos, histórico, político, científico, literario, etcétera. En sus comienzos fueron textos breves, pero ahora predominan los extensos. En los últimos años algunos filólogos historiadores y científicos han publicado ensayos divulgativos que son un extracto de sus tesis doctorales o tratados más profundos. La intención de salir del reducido ámbito académico y comunicar con el gran público parece loable, pero no siempre el resultado es satisfactorio, porque pasar de un lenguaje erudito a la sencillez narrativa no está al alcance de todos los autores.
Esto último no es el caso de Irene Vallejo (1979), doctorada en filología y experta investigadora de los clásicos grecolatinos, cuya voluntad y capacidad divulgadora se traduce en un lenguaje sencillo y elegante capaz de llegar a un amplio sector de lectores. Es además articulista de prensa y colaboradora en radio, y en sus artículos suele mezclar temas de actualidad con referencias y enseñanzas del mundo antiguo. Desde 2011 ha publicado varias novelas, pero su reconocimiento ha llegado mediante la obra que hoy nos ocupa, galardonada en 2020 con el Premio Nacional del Ensayo y muchos otros premios regionales.
Si encontramos en el estante de una librería El infinito en un junco (2019) y leemos el amplio resumen de contraportada, junto al tema principal, la historia de los libros a lo largo de 30 siglos, aparecen multitud de interesantes líneas temáticas secundarias. No debemos temer una lectura arruinada. En este ensayo, tan importante o más que lo que se dice es cómo se dice, y en ese aspecto Irene Vallejo resulta magistral. Su discurso es tan sincero, sencillo y emotivo que interesará por igual a lectores poco versados en historia como a los conocedores los clásicos grecolatinos. La escritora nos habla de mitología y leyendas, y con el estilo de los mejores fabuladores envuelve también historia pura, contrastada por los textos históricos y fruto de una impresionante documentación.
La obra se divide en dos grandes bloques dedicados a Grecia y Roma. Hasta ahí llega toda idea de sistematizar. Porque, como en todo buen ensayo, está libre de cualquier corsé estructural ya sea espacial o cronológico. El relato va hilando las historias superando esas barreras, pero el resultado no es caótico por más ordenancista que sea nuestra mente, sino que resulta en un todo armónico y de gran belleza formal.
Otro de los atractivos de este ensayo es como establece paralelismos entre aspectos y conflictos de la antigüedad y nuestra propia época, demostración palpable de que la humanidad y el humanismo es como un río que fluye y fecunda nuestra cultura occidental.
De otra parte, la escritora establece toda una corriente de complicidad con el lector al que apela directamente. Y lo más destacable, se vierte emocionalmente en su propia obra, nos cuenta sus dudas al escribir y correlaciona los sentimientos de sus personajes con sus propios problemas personales.
Pecaría de extenso si describiera todos los episodios del relato que me han gustado. No obstante, quiero destacar tres aspectos generales. Uno de ellos es el constante recurso a la etimología, al origen de las palabras que utilizamos, cuyas raíces se hunden en el pasado más remoto y cuya evolución semántica a veces nos sorprende. El segundo es un estupendo análisis de La Ilíada y La Odisea, los dos primeros libros de nuestra cultura que significaron la transición entre la dispersa oralidad de las leyendas y su fijación en la escritura. El tercero es la reivindicación del papel de la mujer en la literatura. Nombres famosos como Safo, pero la mayoría casi olvidadas por la historia y salvadas del anonimato por la escritora.
En fin, para terminar. Se trata de una obra para leer poco a poco, no por su dificultad sino por la extensión. Por suerte la escritora ha dividido el relato en capítulos muy cortos que facilitan esa dosificación sin temor a perder el hilo narrativo. Una lectura muy recomendable.
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