Como introducción al libro que hoy comento, me gustaría hacer una reflexión sobre los prejuicios del lector hacia el escritor y su obra. El prejuicio, como opinión subjetiva, casi siempre de carácter moral, sobre alguien o algo que se conoce poco, es muy humano y desde luego criticable. Pero parecería justificado sí la biografía del autor y la lectura de sus escritos, confirman ese prejuicio como realidad verificable. En ese momento debemos tomar una decisión personal: ¿Qué es más importante, la vida del escritor o la belleza y calidad de su literatura? Esa cuestión se extiende también al arte en general. Caravaggio fue un asesino confeso, jugador y alcohólico. La biografía de Picasso es muy cuestionable, por decirlo de forma amable. En casos como estos, el paso del tiempo tiende a difuminar lo negativo mientras se mantenga la elevada estimación de la obra.