La
ciencia ficción no es uno de mis temas preferidos y en mi biblioteca son
escasas las novelas de este género.
Rechazo por igual aquellas obras que dan
excesivo predominio al elemento fantástico, en mundos imposibles habitados por
seres grotescos, como las llamadas de
“ciencia ficción dura” en las que
predominan los aspectos científicos y técnicos tratados con el máximo rigor
aparente. Entre éstas últimas salvaré, desde luego, “2001: una odisea del
espacio” de Arthur C. Clarke, todo un clásico de este grupo. En general
prefiero novelas que pueden encuadrarse
en la conocida como “ciencia ficción blanda” que incorporan puntos de vista
derivados de las ciencias sociales tales como antropología, sociología, o
psicología. En ellas se suele evitar la
fantasía desmesurada sin renunciar por esto a describir una humanidad futura, propicia a los avances tecnológicos e inmersa en la conquista del espacio. A éstas yo las llamo “ficción científica creíble” y el paradigma
de las mismas es la saga de la “Fundación”
de Isaac Asimov de la cual he leído tres novelas.
“El juego de Ender” (1985), del norteamericano Orson Scott Card pertenece
también a este tipo. Fue muy premiada en su momento y se ha convertido ya en un
clásico. El propio autor ha reconocido la influencia que la saga de Asimov tuvo
en la génesis de su obra. También ésta ha sido el origen de una saga
posterior de novelas centradas en el personaje de Ender; su popularidad ha
propiciado muchas versiones en cómic, videojuegos, y creo que la película
correspondiente se comenzará a rodar se este año.
Es obligado hacer referencia a la
trama argumental y evitar el riesgo de desvelarla totalmente, por eso
prefiero hacer un resumen literal de la
sinopsis de contraportada: “ La Tierra se ve amenazada por la especie
extraterrestre de los insectores, unos seres que se comunican
telepáticamente.... Para vencerlos la humanidad necesita de un genio militar.... A los seis años,
Ender es reclutado para ser adiestrado
en la Escuela de Batalla, una estación espacial
donde los niños superdotados son preparados desde su infancia para dirigir la próxima guerra”. Con este
resumen a modo de introducción, hay que decir que el relato mantiene vivo el interés hasta el sorprendente final y el epílogo
que abre la posibilidad de
continuar la narración en entregas posteriores. Con esta misma intención el
escritor sometió esta novela a varias
revisiones. Esto explica la referencia a
las redes sociales cuando en 1985
(año de edición) éstas aun no se habían
creado en Internet, que por aquel entonces estaba en sus comienzos. La novela aborda la ciencia ficción desde perspectivas diferentes
y relativamente originales, entre otras
la dimensión psicológica y la
filosófica o moral. Ender es un niño muy inteligente pero con graves carencias
afectivas escindido entre el odio que siente por su hermano Peter y el amor y
la protección de su hermana Valentine, consciente de su destino y determinado a
cumplirlo, sometido a un duro entrenamiento conductista que plantea una vez más el eterno dilema de
si el fin justifica los medios. Se plantean además problemas como la moral del vencedor, el aislamiento, los límites entre defensa y crueldad. También
una teoría: la tendencia humana a
considerar enemigos y exterminar posibles culturas extraterrestres viene determinada por el
miedo a lo desconocido y la incomunicación con las mismas.
Aunque pueda resultar paradójico, el pasado y la historia también
ha dejado su impronta en este relato del futuro. El escritor rinde tributo a la
antigua Grecia cuando alude a la Hegemonía, la alianza mundial frente a
los extraterrestres, y sus mandatarios, el hegemón, el polemarco,
y el estratego. Las dos invasiones insectoras guardan paralelismo con
las invasiones persas de las
guerras médicas, los dos bloques o
alianzas mundiales lideradas por norteamericanos y rusos recuerdan al enfrentamiento entre atenienses y espartanos en la guerra del Peloponeso. Incluso en la
figura de Ender encontramos sutiles semejanzas con Alejandro.
“El juego de Ender” es en definitiva una gran novela de ciencia
ficción que merece ser leída y
disfrutada incluso por lectores no aficionados al género. En cambio, no estoy
seguro de querer leer las entregas posteriores de esta saga. No tengo razones
que alegar para este negativa, son más bien intuiciones que pudieran ser
tachadas de prejuicios y por tanto las omitiré.
Pues el resto de novelas de la saga van mas alla de la primera obra, son muy recomendables,
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