sábado, 12 de abril de 2014

MISA DE REQUIEM. W. A. Mozart

La Semana Santa es siempre un tiempo propicio para disfrutar con las audiciónes de  música sacra y este año, en vísperas de la festividad, hemos tenido oportunidad de asistir a este concierto ofrecido en la Iglesia de Santa María Magdalena, una de las más antiguas de nuestra ciudad, situada en  el primitivo núcleo urbano medieval de la misma. Una iglesia que, a pesar de haber soportado sucesivas restauraciones, aún conserva en su estructura las huellas de la antigua mezquita sobre la que fue construida, entre otras el patio de las abluciones y una torre que fue alminar árabe. Todo esto y el entorno de leyenda que la rodea le prestan un especial encanto. En el ámbito de sus naves de arcadas ojivales y en un ambiente cofrade y procesional, rodeados de tronos e imágenes, nos dispusimos a gozar de esta popular obra.
         Entre las composiciones musicales litúrgicas hay alguna quizás más apropiada para esta festividad religiosa. Me refiero en concreto al Stabat Mater, aquel himno que  describe el sufrimiento de la Virgen ante su hijo crucificado. También son propios de este tiempo los oratorios de la Pasión, el más famoso de los cuales es La Pasión según San Mateo de J. S. Bach. En cuanto a la Misas de Requiem, si hubiera que ubicarlas en una determinada época del año o festividad sería sin duda la de Santos y Difuntos en el mes de noviembre, pero es frecuente encontrar esta pieza musical en la programación de Semana Santa, quizás por identificación simbólica de la muerte y resurrección de Cristo con la de los fieles cristianos.
El  Requiem de Mozart es  seguramente el más popular y en mi opinión también el más espectacular, junto con el de Verdi. No voy a comentar aspectos divulgativos relacionados con este tipo de obra musical, ni otros concretos referidos a ésta del genial músico y compositor de Salzburgo, para no repetir lo dicho en una entrada anterior (ver  9 de abril de 2011).
         La novedad del concierto que hoy nos ocupa, sobre otras interpretaciones a las que asistí con anterioridad, es que el  acompañamiento se redujo a un piano. En principio esto restó brillantez a la audición, pero afortunadamente la fuerza coral de este Requiem y el predominio de lo vocal sobre la parte instrumental es tan evidente que durante el desarrollo del concierto pronto olvidamos esa limitación. Aún sin orquesta, pasajes como el Dies Irae o Confuntatis Maledictis resonaron con potencia en las bóvedas del templo evocando dramatismos de juicio final y divino castigo de pecadores.
         Es necesario reconocer la meritoria actuación de solistas y coro del Taller de Canto Coral y elogiar la labor de su director que ha conseguido formar las voces de interpretes aficionados y cohesionarlas en un conjunto armónico capaz de enfrentar una pieza musical tan ambiciosa y exigente como ésta. En cuanto a los solistas, me pareció más brillante el tenor, que se adornó con efectos de vibrato y destacó sobre las otras voces a pesar de que siempre he pensado que los solos de esta obra son más favorables al lucimiento de bajo y soprano. Esa es mi opinión, siempre cuestionable por  mi escasa formación en materia musical. En el coro me pareció apreciar un moderado desequilibrio entre voces graves y agudas a favor de estas últimas. Estuvieron muy bien en algunas partes como el  Dies Irae  y fueron conscientes de ello cuando lo repitieron en el bis final.

    Como única nota discordante quiero comentar la introducción del  sacerdote, creo que párroco titular de la iglesia. Comenzó por destacar el  carácter religioso de la misa de difuntos y  asoció la música sacra con la meditación religiosa pero terminó por distinguir entre los asistentes  creyentes y no creyentes, y amonestar a unos y otros sobre la  necesidad de guardar silencio y el respeto debido al lugar sagrado. Discriminación y advertencia que me parecieron improcedentes en una velada musical que por lo demás resultó muy agradable para los buenos  aficionados a la música clásica.

3 comentarios:

  1. ¡Gracias por tu comentario!
    Estoy de acuerdo contigo que es obra de una gran dimensión. Miguel Ángel es un hombre valiente y capaz de afrontar retos cómo éste.
    Es un taller de alumnos/as, yo disfruté mucho de éste momento y espero volver a oirlo en mayo en la Capilla de S. Andrés, dónde en mi humilde opinión, es mejor la acústica.
    Me encantó contar con tu presencia, porqué sé que entiendes. Yo amo la música, aunque no soy experta en éste genero, enriquece compartir.
    ¡Gracias Lope de Sosa!

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  2. Agradezco mucho que nos acompañaras en este día tan importante para nuestro taller. Muchas gracias por el artículo y espero conocerte en persona. Un saludo afectuoso.

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    1. Gracias a los dos. Yo también estaré encantado de conocerte Miguel Ángel. Vuestro coro me parece una estupenda iniciativa para estimular y acrecentar el interés por la Clásica en Jaén. Desde tus conocimientos musicales quizás te parezcan atrevidas mis opiniones. Son las de un simple aficionado, con algo de oído pero sin formación musical, pero las hago de buena fe. Siempre dí mucha importancia a los interpretes, músicos y cantantes, porque comprendo la dificultad y el esfuerzo que supone. Con el Requiem de Mozart habeís superado un gran reto. Enhorabuena

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