Tras la lectura de esta novela soy consciente de que la historia personal de su autora, de manera intuitiva y precursora, anunció con veinte años de antelación los excesos del actual régimen teocrático iraní. Me viene a la memoria Jina Masha Amini, arrestada por la policía religiosa islámica por no llevar correctamente el velo (hiyab) y torturada hasta morir. El hecho trascendió a todo el mundo hace dos años, y provocó en Irán una ola de protestas que fue duramente reprimida.
Marjane Satrapis (1969) se
integró en el mundo de la novela gráfica como historietista, guionista y
dibujante de sus obras. Con Persépolis (2000- 2003) alcanzó fama mundial
y desde entonces ha publicado otros comics, siempre reivindicando el papel de
la mujer iraní. De educación laica y francófona reside en París, es también
directora de cine y entre otras
producciones versionó su novela en un film de animación.
Sobre el argumento de la novela transcribo un resumen esquemático de la contraportada: “Persépolis nos cuenta la revolución islámica iraní vista desde los ojos de una niña que asiste atónita al profundo cambio que experimenta su país y su familia, mientras ella aprende a llevar el velo”.
Estamos
ante una obra autobiográfica. El dibujo es en blanco y negro, a base de figuras
sencillas para dar más importancia al texto. Éste último tiene dos claros
registros: Uno político que nos muestra los principales hechos acaecidos y su
reflejo en el otro; las consecuencias en la vida cotidiana de la escritora y en
su entorno familiar y social, con toda la diversidad y autenticidad de los
protagonistas. Está escrita en cuatro tomos reunidos finalmente en uno.
El relato de Persépolis comienza en 1979, cuando la niña Marjane, hija de una familia progresista, laica y occidentalizada, ve con esperanza la revolución islamista que puso fin al tiránico gobierno del sah Reza Pahlaví. Una expectativa frustrada cuando comienzan los excesos del islamismo radical. Los acontecimientos que vive mientras madura son una especie de viaje iniciático hacia la edad adulta. Los episodios que se suceden son las hambrunas y el terror de la guerra Irán-Irak, la revolución cultural y la marginación femenina, el exilio en Austria y sus primeras frustrantes experiencias con las drogas y el amor. El retorno a Irán donde toma conciencia de ser una especie de apátrida, rechazada en Viena como una bárbara oriental y el su país como occidental. Finalmente, un matrimonio sin amor, la liberación y el retorno a Europa, esta vez y definitiva a Francia.
Por supuesto este breve resumen no
puede arruinar la riqueza en matices históricos, sociológicos y personales de
esta autobiografía. Cuando terminamos su lectura podemos comprender mejor las
ventajas de nuestra educación democrática y liberal. Pero también asumir la
responsabilidad del colonialismo occidental en la actual situación de Irán.
Todos conocemos la implicación norteamericana en el golpe de estado contra
Salvador Allende que respaldó la nacionalización del cobre chileno. Pero nadie
se acuerda de Mohammad Mosaddeq que se
atrevió en 1951 a nacionalizar el petróleo iraní y fundar una república
democrática. Dos años más tarde sufrió un golpe de estado financiado por la CIA
y el MI6 que restauró al sha Reza. De aquellas lluvias estos lodos.
En resumen, Persépolis es ya
una obra antológica entre las mejores del subgénero de la novela gráfica. Yo
diría de lectura imprescindible. Puede resultar un buen antídoto contra la
xenofobia, el machismo y el radicalismo religioso.
Poco esperaba la niña Marjane Satrapis lo que le esperaba a su Persia natal.
ResponderEliminarParece que estamos en el principio del fin del régimen. Pero por desgracia no será sólo por la protesta social, sin por razones de política geoestratégica de las grandes potencias.
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