Susana
Tamaro (1957) es un ejemplo más de aquellos escritores que, a pesar de contar con
una considerable producción narrativa, quedan asociados a una sola obra. Donde el corazón te lleve (1994) fue su
quinta novela y tuvo un éxito fulminante
que la catapultó a la fama y la sostuvo en el candelero mediático durante la
década de los noventa. Se dice que fue traducida a 35 idiomas y que solo en
España vendió más de un millón de libros. Después ha publicado hasta 21 novelas pero sólo ésta relaciona título y autora en la memoria de los que aún
no habíamos tenido contacto con su obra literaria. Ahora, tras haberla leído, y
sin excluir el relevante papel del marketing promocional, creo entender mejor
las razones de su estupenda aceptación.
En relatos
como éste, con una trama argumental de escasa complejidad, es preferible
recurrir a la breve sinopsis editorial para describir sus elementos esenciales:
“Viendo inminente el final de su vida, Olga decide escribir a su nieta Marta
una larga carta para dejar constancia de lo que ninguna de las dos ha sabido ni
decir ni escuchar. Aunque nunca llega a enviársela, por la carta conocemos la
historia de la familia y las heridas que nunca cicatrizaron”.
Se trata
pues de una novela epistolar, en segunda persona, intimista, emotiva y algo
triste, en la que la protagonista desnuda su alma y nos descubre sus
sentimientos más profundos, aquellos que nunca se expresaron y causan dolor,
los errores que cometió, irreparables pero asumidos. En esa especie de memorias, trasciende la sensación de soledad y amargura pero también la esperanza y la
autoafirmación, más aún, el poder de la
palabra como elemento expiatorio y liberador. En el relato abundan las
reflexiones en torno a los recuerdos, el destino, el sentido de la vida y la
muerte, o el amor, expresadas en frases sencillas y rotundas que apelan
directamente a nuestra propia emotividad. Naturalmente los sentimientos son
patrimonio común del ser humano, pero suelen manifestarse o exteriorizarse de
forma diferente según el sexo. Por eso creo que esta novela, escrita y
protagonizada de forma exclusiva por mujeres, conecta mejor con la sensibilidad
femenina, aunque todos podamos sentir pulsados nuestros resortes sensibles.
Hay sin
embargo una idea con la que no estoy de acuerdo, que la escritora pone en boca
de la protagonista con cierta insistencia. Opina ésta, que debemos anteponer
los sentimientos, centrados simbólicamente en el corazón, frente a la razón.
Esta dualidad entre lo racional y lo emotivo, herencia cultural de antiguas
filosofías (véase Platón y otros), creo que está hoy totalmente superada
y, en la mente humana, razonamiento y
emociones son dos elementos inseparables e interactivos. La misma protagonista
desmiente esta idea de primacía emocional cuando al describir, analizar e
incluso juzgar sus propios sentimientos, no hace otra cosa que racionalizarlos.
Tampoco puedo aceptar como categórica la conclusión final que nos remite al
título: “…escucha tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te
lleve”. Sin duda es una idea romántica, sobre todo aplicada al sentimiento
más apasionado, el amor. En nuestra elección al respecto, todos admitiremos
haber sido arrastrados por el corazón, y en muchas ocasiones lamentaremos
después no haberle aplicado una pequeña dosis de razonamiento.
En
conclusión, una novela interesante y discutible en su contenido. Poco que
comentar en cuanto a recursos literarios. Con la intensidad emotiva necesaria
para agradar a un amplio sector de lectores, que sin duda se sentirán aludidos
e identificados con sentimientos que nos son comunes.
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