sábado, 12 de enero de 2019

YO, JULIA. Santiago Posteguillo


La crítica literaria en general, o al menos su sector más purista, hace tiempo que valora con recelo el Premio Planeta. Sobre él pesa la acusación de primar el aspecto comercial sobre la calidad literaria, de buscar el probable superventas antes que una buena novela. Comparto esta opinión y de entrada sospecho de los lanzamientos publicitarios de esa editorial. En principio dejo pasar un tiempo antes de emprender la lectura de uno de estos premios y no me decido antes de comprobar que suma críticas positivas. Una excepción a esa regla ha sido esta novela, recientemente galardonada con el Planeta 2018, y eso por dos razones. Primero por mi gran afición a la antigüedad grecolatina. La segunda es cierta curiosidad hacia este escritor valenciano autor de varias obras sobre distintos momentos de la historia romana, al parecer con bastante éxito de ventas. En consecuencia, este último título me parecía una buena ocasión para conocerlo de primera mano y deshacerme de prejuicios previos.
Santiago Posteguillo (1967) es filólogo y profesor universitario. En los diez últimos años ha publicado dos trilogías, una sobre Escipión Africano y otra sobre el emperador Trajano. Con ambas ha conseguido fama en el ámbito de la novela histórica y ahora entiendo mejor las razones de su éxito. De una parte, fidelidad a las fuentes históricas antiguas y una documentación bibliográfica exhaustiva a la hora de perfilar sus personajes. De otra un estilo sencillo y directo que prima ante todo la intención didáctica y divulgativa. Con estos mimbres sus novelas resultan para el lector una forma fácil y amena de conocer la historia sin apenas pérdida de rigor y veracidad.
Yo, Julia (2018) no es en realidad una novela histórica. No estamos ante un relato o unos personajes de ficción con el ambiente de fondo en un determinado periodo histórico. Como el propio escritor explica en las notas finales, todos los personajes y los hechos narrados son reales y formaron parte de la historia romana de finales del siglo II d.C. Se trata pues de auténtica historia novelada, o sí se quiere biografía novelada porque está centrada en el personaje de Julia Domna, la esposa de Septimio Severo, el hombre que inició la última gran dinastía de emperadores romanos antes de la gran crisis del Imperio a finales del siglo III. Las fuentes históricas antiguas, particularmente Dión Casio, coetáneo de la emperatriz, la describe como una mujer ambiciosa. Posteguillo es fiel seguidor de esta fuente, así lo reconoce, pero se encarga de humanizar al personaje en los diálogos y en las actitudes que describen su valor, el amor a la familia y su decisión frente al peligro, que actúa como auténtica fuerza impulsora de su marido en la lucha por el poder. Este retrato psicológico de la protagonista es lo que podemos considerar como la parte de ficción, aunque verosímil porque las fuentes antiguas reconocen el papel decisivo de Julia en la política de su época. Si en algunos rasgos de este retrato se excede el escritor, habrá que achacarlo a lo políticamente correcto en nuestra actualidad, empeñada en destacar las figuras femeninas de la historia en aras de una justa equiparación de los roles de ambos géneros. 
No creo necesaria una sinopsis argumental de la novela. Sí decir que la acción se desarrolla en el espacio temporal de cinco años, desde el 193, año de la muerte de Cómodo, hasta el 197 con la victoria de Septimio Severo sobre los otros pretendientes al trono. Un periodo convulso en el que se suceden hasta cinco emperadores. En un ambiente de asesinatos imperiales, usurpadores y gobernadores de provincias autoproclamados por sus legiones, el Imperio estuvo al borde de la destrucción y se sucedieron las guerras civiles. La novela destaca bien algunos aspectos importantes de la política romana de esa época; La decadencia del Senado como institución residual republicana. La corrupción de la guardia pretoriana que impone emperadores y subasta el cargo. Y el papel emergente de los ejércitos de las fronteras, bien entendido por Septimio Severo que convirtió el imperio en una auténtica dictadura militar.
Quiero comentar también la esmerada edición de la novela, ilustrada con reproducciones de monedas de ese periodo. Bien estructurada cronológicamente sin saltos temporales que despisten al lector en una sucesión de hechos que deben ser seguidos de forma lineal. Al final del libro se aporta un esquema genealógico de la familia de los Severos, varios diagramas de las batallas decisivas y un amplio glosario de términos latinos. En fin, todo lo necesario para facilitar una lectura abundante en personajes  sin llegar a confundir al lector.
En resumen, me parece una buena novela, no en base a su calidad literaria sino por la intención divulgativa. Recomendable para aquellos aficionados a la Historia que huyen de las auténticas fuentes antiguas por su sobriedad o dificultad y prefieren la amenidad, aún sacrificando una pequeña dosis de rigor histórico. Si encuadramos la obra en esos valores le auguro un nuevo éxito de ventas.  


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