miércoles, 30 de enero de 2019

LOS QUE ESPERAN. Miguel Torres López de Uralde


El malagueño Miguel Torres López de Uralde (1966) es un escritor poco conocido a pesar contar en su haber con varios premios de ámbito local o regional. Quizás por esa razón esta novel novela ha sido una propuesta de mi club de lectura, patrocinado por una institución autonómica empeñada en la difusión y promoción de estos autores.
Los que esperan (2008) trata un tema que puede resultar muy próximo a cualquier lector. Se trata de los sentimientos, a veces contradictorios, que provoca la pérdida de un familiar. Esa mezcla de esperanza ilusoria y de angustia e impotencia ante una muerte que parece inminente. La novela está ambientada en la sala de espera de UCI de un hospital. El narrador en primera persona, acude allí a visitar a su padre que agoniza en situación de coma. El relato evita el fácil recurso melodramático y se centra en los sentimientos del protagonista, o más bien en la ausencia de los mismos, porque se trata de una persona carente de empatía hacia los demás, en mi opinión una especie de anti-héroe. Las descripciones del ambiente hospitalario son tan precisas que hacen pensar en experiencias vividas por el propio escritor. La trama argumental se enfoca hacia otros personajes secundarios, Camacho en particular, un hombre que se resiste a admitir la pérdida de su hijo en un accidente de tráfico. La tensión narrativa apenas se mantiene gracias a circunstancias inquietantes cuya resolución se va dosificando a lo largo de la historia para mantener la atención del lector.
Lo que más llama la atención en la novela es la casi total ausencia de estilo literario, es decir, esa mezcla de lenguaje definido, figuras retóricas y otros recursos, que son la forma en relación al contenido. En resumen, lo que convierte un simple relato en literatura. El estilo aquí es tan sobrio que empobrece lo narrado hasta el punto de hacer algo tediosa la lectura.
 Y no obstante, de forma paradójica, debo reconocer que este libro animó bastante el debate entre los asistentes a nuestro club de lectura, no en cuanto al análisis literario sino por los sentimientos que despierta en el lector y porque estimula un mirada introspectiva sobre nuestra propia experiencia en torno a la pérdida y la muerte, además de fomentar la polémica sobre la eutanasia y otros temas tratados de forma tangencial en la novela.
En resumen, una obra que podría resumirse en una frase: Mucha experiencia vital y menos literatura.    


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