Ficha técnica:
Versión de Juan Mayorga.
Director: José Carlos Plaza
Reparto: Ana Belén. Alicia Hermida. Fran Perea
Fue representada en nuestra ciudad a principios de este año al comienzo de una gira por provincias de la compañía que previamente la había estrenado en Madrid.
Fedra en versión del dramaturgo Juan Mayorga ha sido justamente elogiada por la crítica. Se ha destacado su renuncia a falsas actualizaciones del mito y el mantener la tragedia en espacio mítico clásico. También por destacar los aspectos psicológicos de los personajes y hacer una versión basada en los diálogos y por tanto una obra de actores. Todo ello reforzado por una puesta en escena sencilla pero impactante por su carácter simbólico que resalta aún más si cabe el papel de los personajes. Entre ellos destaca Fedra, interpretada por Ana Belén, cuya actuación todos califican de estupenda, en un papel que parece diseñado para ella.
Entre las críticas negativas se ha dicho que los personajes “sobreactúan” en bastantes escenas. No estoy totalmente de acuerdo, no podemos confundir sobreactuación y declamación. Estamos tan acostumbrados a la naturalidad de los diálogos en el cine que hemos olvidado que el teatro, por su carácter de actuación en vivo y en directo, en un espacio cerrado y sin megafonía, exige un cierto grado de declamación en los actores, es decir, una elevación del volumen de voz acompañadas de inflexiones de la misma y gestos que le permitan llegar hasta el último espectador de la sala.Este aspecto se acentúa aún más si cabe en la tragedia clásica griega y esto porque en la misma se trataban los grandes temas y pasiones de la humanidad, el amor, la muerte, la venganza, el honor etc. Para manifestar estados de ánimo turbulentos era necesario elevar la voz y exagerar los gestos teniendo en cuenta que los teatros estaban al aire libre y los actores estaban limitados en su expresividad por máscaras.
En fin, la declamación es inseparable de la tragedia griega y Fedra no es una excepción. La diferencia entre la actuación de Ana Belén (Fedra) y la de Fran Perea (Hipólito) está en que la primera declama y sabe manifestar los cambios en el estado de ánimo del personaje mediante gestos y sutiles modulaciones de la voz. En cambio el segundo declama de forma monocorde lo que impresiona como sobreactuación. Es la diferencia entre una actuación magnífica y otra más discreta, entre la actriz consagrada y el actor joven que aún tiene algo que aprender. Por cierto, la muy veterana actriz Alicia Hermida también borda el papel de la criada Enone.
En resumen, esta es una Fedra de rasgos muy humanos, plenamente responsable de su amor y de su dolor, sin la exculpación de la predestinación o el capricho de los dioses (Eurípides). En eso reside su actualidad que, no obstante, sabe respetar el mito clásico con una puesta en escena apropiada y respetuosa con el original