Interesante
estudio referido a una de las épocas
menos conocidas en la historia de Hispania, el siglo V, cuando se produce el
derrumbe definitivo del imperio romano y comienzan las invasiones bárbaras en
nuestro país. Está firmado por Javier
Arce, un historiador y arqueólogo catalán muy reconocido en los medios
académicos tanto nacionales como
europeos, actual profesor de la universidad de Lille y especialista precisamente
en este periodo histórico que, dada la escasez de fuentes escritas, precisa de
un importante apoyo sustentado en la epigrafía y los restos arqueológicos.
Al
comienzo del trabajo, unos versos del poema de Cavafis “Esperando a
los bárbaros” sirven al autor para introducir una teoría original,
desarrollada después a lo largo del mismo, que viene a desmontar el mito
tradicional de las invasiones bárbaras como una conquista a sangre y fuego que
condujo a un apocalíptico caos destructor. Y es que tras minucioso análisis de
las fuentes deduce que las tribus germánicas de suevos, vándalos, y alanos no
invadieron Hispania sino que entraron desde las Galias respondiendo a la
petición de ayuda de uno de tantos usurpadores del poder imperial, en concreto
uno llamado Máximo apoyado militarmente por el general Gerontius.
Además estos bárbaros estaban ya parcialmente romanizados y las luchas y
saqueos que se produjeron no fueron superiores a los de otras épocas de
supuesta estabilidad, porque la
finalidad última de esos pueblos no era la destrucción sino el
asentamiento en la provincia hispánica y
aprovechar las estructuras sociales, económicas, y políticas de los
hispanorromanos. De otra parte, permanecieron menos de un siglo en el
territorio hasta el definitivo asentamiento de los visigodos por lo que su
influencia fue escasa.
A lo largo
del libro se analizan múltiple aspectos que caracterizan al periodo objeto de
estudio, entre los que podemos destacar; la inexistencia de poder militar
romano en Hispania, con total ausencia de ejércitos estables y la sola
presencia de pequeñas guarniciones privadas de protección de las villas
rurales; la descomposición del poder político durante el imperio de Honorio,
con especial énfasis en el fenómeno de los usurpadores; la economía provincial
autárquica, totalmente desvinculada ya de las redes comerciales del imperio; la
persistencia de la cultura urbana, con municipios dirigidos ahora por los
obispos cristianos que sustituyeron a los antiguos magistrados; el auge
creciente del mundo rural con las villae, castella, y castrum,
precursores de la futuras estructuras feudales; la paulatina desaparición del
paganismo, el dominio del cristianismo y las luchas entre la ortodoxia católica
y movimientos heréticos como el priscilianismo.
Tras la
lectura de Bárbaros y romanos en
Hispania, se concluye que las
invasiones bárbaras no produjeron la destrucción y desaparición de la decadente
sociedad hispanorromana sino que fueron más bien un acicate que la modificó
parcialmente y en cierto sentido la revitalizó.
El siglo V fue pues un periodo de
transición entre dos mundos, el clásico latino y el medieval.
Tengo que
admitir que esta extensa sinopsis del libro sería inadmisible de tratarse de
una novela. Pero en historia, el desarrollo y desenlace de los acontecimientos
suele ser muy conocido y lo importante para el lector es profundizar en la
génesis de los mismos y en sus consecuencias, y esto basado en la fiabilidad de
las fuentes históricas consultadas. En este sentido, el trabajo de Javier Arce
es riguroso, por bien documentado, y ameno. No me cansaré de repetir esto
último porque rigor y amenidad no deber de ser cualidades contrapuestas y
porque en general mis lecturas en esta materia son siempre divulgativas y
destinadas no a expertos sino aficionados. Y digo esto con ánimo de incentivar
a la lectura de historia que es a fin de cuentas la memoria colectiva de la
humanidad y terreno donde hunde sus raíces nuestra sociedad actual.