“La Red social” ha sido considerada por la crítica una de las mejores películas de este año 2010. En mi opinión lo más destacable es su excelente guión, adaptado de una novela de Ben Mezrich sobre Mark Zuckerberg, el creador de la red “Facebook”.
No pretendo aquí hacer una sinopsis de la trama argumental sino comentar algunos aspectos destacables de la misma. Mark Zuckerberg, es la representación iconográfica, la imagen del triunfador, entendido al modo norteamericano como “self made man”, hombre hecho a sí mismo que por su inteligencia, esfuerzo, y voluntad, crea un imperio económico y alcanza el máximo reconocimiento social. Es en fin el escalón más alto que se puede alcanzar en la llamada “american way of life”, exponente de la igualdad de oportunidades que en teoría ofrece la democracia americana.
Pero esta imagen del triunfo se ha actualizado y ahora vivimos en un mundo más acelerado, por eso el triunfador lo es cada vez más joven y el éxito no llega como resultado del esfuerzo de toda una vida sino gracias a ideas geniales o aptitudes físicas excepcionales, caso de los deportistas de élite. Un éxito prematuro que a veces es mal asimilado por adolescentes inteligentes hasta la genialidad pero inmaduros en el plano emocional. Así, en el camino hacia el triunfo van quedando al margen afectos y amistades traicionadas por la idea obsesiva de poder que, una vez alcanzado deja un resabio amargo porque no todo se puede conseguir.
El segundo aspecto a destacar en este guión es la importancia creciente de las nuevas modalidades de comunicación propiciadas por Internet. El papel de la prensa como creadora de opinión se ha visto superada por estas redes que además pueden provocar la movilización social. Hasta ahora hemos visto como mediante las mismas se puede convocar a los jóvenes para una “macrofiesta” o una concentración de protesta. Sólo el tiempo nos dirá si la movilización puede llegar a extremos revolucionarios y sin fronteras.
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