Constantino Cavafis
(1863-1933) ha sido, hasta hace poco, un
poeta desconocido para mí. Leí
ocasionalmente algunos de sus poemas históricos y ahora encontré esta amplia antología que
recoge la totalidad de sus “poemas canónicos”, es decir, aquellos de
publicación autorizada por el escritor, junto con algunos otros inéditos. Tras
su lectura debo de reconocer mi sorpresa ante la calidad de los mismos, y eso
es decir mucho porque admito ser un mal lector de poesía, y es que, aunque aprecio bien la belleza formal de un poema, a menudo me cuesta mucho comprender o sintonizar con la sensibilidad del poeta,
algo que suele ser tan individual e íntimo del mismo.
Cavafis tampoco fue muy conocido en su época. En vida
editó una mínima parte de su obra y su fama
no trascendió el ámbito local de Alejandría, su ciudad natal y en la que
vivió casi toda su vida. A partir de la
segunda mitad del siglo XX comenzó a ser reconocida su aportación al griego
moderno y terminó por consagrarse como gran figura literaria. En su juventud
recibió la influencia de los movimientos literarios de las vanguardias
francesas de finales del siglo XIX,
parnasianismo, decadentismo y simbolismo. Algunos de los rasgos heredados de éstos, reconocibles en su obra,
son el anhelo de perfección formal, casi
obsesivo en Cavafis, un esteticismo manifiesto en la temática relacionada con
el arte y la belleza y en particular el gusto por los temas exóticos, orientales
y de la antigüedad clásica; propio del decadentismo es su pesimismo vital, la
exaltación de la individualidad, y el refugio y evasión en el refinamiento, el erotismo, y otros
paraísos más o menos artificiales.
El propio poeta dividió su obra en
tres grupos; poemas eróticos, filosóficos e históricos. Pero esta división no
está del todo clara porque muchos de los filosóficos y eróticos tienen además
una clara ambientación histórica. Sus poemas homoeróticos lo hicieron famoso entre la comunidad gay
a partir de los años 60. La homosexualidad del poeta es explicita y manifiesta en estos poemas que
son mas estéticos y éticos que sensuales por cuanto se exalta en ellos la
belleza física y el amor vivido como experiencia única, pero también los
conflictos que genera, tales como el sentimiento de culpa asociado a la
mentalidad cristiana, los celos, o la
impotencia ante el paso del tiempo.
Los poemas filosóficos tratan una
amplia variedad de temas, entre otros, la muerte como destino fatal del hombre,
reflexiones sobre la soledad, sobre la identidad cultural, la añoranza de la
juventud, la relatividad de los valores humanos y el escepticismo vital , el goce estético por la belleza, el
arte y la cultura como forma de superar nuestros miedos.
Se ha llegado a calificar a Cavafis
como poeta histórico y aunque resulta indudable su dominio sobre las fuentes
clásicas grecolatinas y su amplios saberes sobre periodos históricos poco
conocidos por el público en general, no creo que su pretensión sea hacer
historia sino escoger determinadas épocas de la antigüedad como marco para
ilustrar sus ideas acerca de la vida y del
arte. A este fin elige deliberadamente
periodos de decadencia política o de
profunda crisis, tales como los reinos helenísticos después de
Alejandro, en continuo proceso de descomposición política frente al naciente
poderío romano, pero famosos por sus riquezas y refinamiento cultural. El
conflicto entre el paganismo y el creciente poder político del cristianismo que
terminó por debilitar al imperio romano. El intento de Juliano por restaurar el
paganismo en un imperio ya oficialmente cristiano, una causa perdida de
antemano. El imperio bizantino como lento y esplendoroso declive de la cultura
grecolatina en Oriente. Algunos de estos momentos históricos le sirven para elogiar la cultura helenística, de la
que se siente orgulloso heredero, como fuente de mestizaje cultural entre
oriente y occidente, o destacar la
tradición cosmopolita y multicultural de la ciudad de Alejandría que aún
perduraba en época del poeta.
Los poemas históricos son desde luego
mis preferidos. La historia ofrece al poeta la oportunidad de mostrar claramente la ironía subyacente por lo demás
en toda su obra. Un claro ejemplo de esto es el poema titulado “el plazo de
Nerón” en el cual el tirano descansa tranquilo al escuchar el ambiguo oráculo de Delfos que aparentemente
le augura un reinado prolongado, cuando, interpretado en otro sentido, le está
anunciando en realidad su próximo derrocamiento por Galba.
En fin, además de la temática
histórica, me gusta su lenguaje, sencillo y conciso al tiempo que elegante y
simbólico. Para terminar quiero destacar la importante influencia de Cavafis en
poetas posteriores tales como Luis Cernuda y también en el ambiente literario
anglosajón. En particular su presencia es constante en la novela “El cuarteto
de Alejandría” del británico Lawrence Durrell. Como dato curioso
añadiré que uno de sus poemas más emblemáticos “Esperando a los bárbaros”
ilustra bien una de las teorías de los historiadores actuales que piensan que
las invasiones bárbaras, aunque provocaron la deposición del último emperador, no fueron la causa directa
de la caída de imperio romano que por entonces estaba ya totalmente agotado, más
bien vinieron a vivificar y animar a
la sociedad romana ya que esencialmente
mantuvieron sus instituciones y legislación además de su cultura mediante el
uso de la lengua latina, al menos en los ambientes palatinos. Otro más,
el novelista catalán Terenci
Moix debió ser gran admirador de Cavafís porque tituló una de sus novelas más
conocidas “No digas que fue un sueño”,
con un fragmento del poema titulado “El dios abandona a Antonio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario