La
devoción del sospechoso X es una
novela policiaca, y como todas las de este género, fácil de leer pero difícil
de comentar más allá de una breve sinopsis si no se quieren desvelar a priori elementos importantes de la trama narrativa. Cualquier
desliz en este sentido puede arruinar el
disfrute de la obra a futuros lectores y eso sería imperdonable.
Hace tiempo que el mundo anglosajón ha
dejado de tener el monopolio de las buenas narraciones detectivescas, bien al
estilo analítico de la escuela inglesa o al de la novela de serie negra
norteamericana. Autores como el sueco Stieg Larsson y su trilogía “Millennium” han demostrado lo que digo.
Y, en mi opinión, el japonés Keigo
Higashino, con esta novela, bien pudiera incluirse en el grupo de maestros de este género narrativo. El relato se localiza en el
Tokio actual y esto le aporta un
cierto toque exótico porque si bien es cierto que Japón
asumió hace mucho la forma de vida occidental, la cultura nipona aún
conserva rasgos diferenciales en cuanto a formas de comportamiento y actitudes
morales que la diferencian claramente
de la nuestra. Si hemos de
encuadrar la narración en uno de los dos estilos tradicionales diremos que predomina en la misma el análisis deductivo propio de
la novela inglesa. Para empezar ya desde el principio conocemos el crimen y a
su autor que por tanto dejan de sustentar la intriga. La señora Hanaoka asesina a su ex marido, que la
acosa y extorsiona, y su vecino, el profesor de matemáticas Ishigami, se hace voluntariamente
cómplice y se presta a ayudarla. Partiendo de los hechos consumados, el
suspense se genera por el acoso policial a la sospechosa y la elaboración de
una coartada perfecta por parte del cómplice. En este juego de sospechas,
coartadas, y móviles, el tradicional
detective está también auxiliado por su amigo, el profesor Yukawa. Entre los personajes se desarrolla un duelo intelectual y lógico salpicado de
intuiciones y hechos espontáneos, intrascendentes en apariencia, que actúan
como factores o variables incontroladas dentro de una ecuación supuestamente perfecta. La
intriga se mantiene durante toda la historia que se desarrolla de forma casi
lineal y sucesiva en el tiempo, con muy escasos
flash back indispensables para
justificar desde el pasado las cualidades o emociones actuales de los
personajes. La acción carece por
completo de la violencia o detalles escabrosos propios de la novela negra y a
pesar de esto genera una continua
tensión hasta el final que, esta vez sí,
es totalmente inesperado para el lector.
En
resumen, se trata de una estupenda novela policiaca que atrapa en la lectura y sorprende en su
desenlace.
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